Para comenzar el Año.
Lo más probable es que
en estos últimos días que restan al año, hayamos pensado en dejar ir lo viejo y
hacer una buena limpieza en nuestras pertenencias, afectos, relaciones sociales
y laborales; con el propósito de dejar espacio para lo nuevo que esté por llegar.
Preferible será enfocarnos en todo lo bueno que pudiéramos gozar en este período
que estamos a punto de estrenar.
Solo existe algo que podría
inquietarnos y que no debemos consentir;
dejar que la tristeza nos invada por todo aquello que iniciamos pero que
por desidia no terminamos.
Si reconsideramos un poco
nos daremos cuenta de que lo más conveniente, es aceptar aquél buen consejo de los abuelos, ese famoso dicho
de “borrón y cuenta nueva” que tanto beneficia a la salud.
Somos muchos los que en
nuestro caminar hemos comprobado, que cuando justificamos con benevolencia lo
que dejamos pendiente las amarguras y remordimientos de conciencia desaparecen
casi por completo.
En esta ocasión lo
importante es aprovechar la oportunidad de recomenzar que Dios nos otorga, seguro
que ahora si podremos terminar lo empezado e iniciar otras cosas, puesto que de nosotros depende el intentarlo de nuevo.
Lo bueno es que al
adoptar esta positiva actitud, el inconsciente se despeja y recuperamos
energías, al mismo tiempo que nuestro deseo por vivir se acrecienta. Un óptimo estado
de ánimo conduce a tomar decisiones sensatas que nos sirven para perfeccionar
lo hecho y además nos estimulan para hacerlo de inmediato.
Cuando leemos en la Biblia
que “el mal de hoy ya es suficiente”, significa que nunca más dejemos las cosas para mañana, porque el
mañana trae lo suyo.
Por eso debemos estar
seguros de que en todo lo que nos involucremos ya sea familia, trabajo, compromisos
sociales y religiosos sean muy importantes para nosotros, pues solo así les
dedicaremos tiempo y esfuerzo.
La vida se va casi sin
sentirlo, urge encontrar un fuerte motivo para hacer las cosas a su tiempo. Necesitamos
definir metas, ideales, propósitos y si es posible hacer un detallado examen de
conciencia con anterioridad para no errar.
También es preciso poner
en orden la vida interior, jamás olvidar lo vital que es para conservar la paz
en nuestra existencia. Iniciemos o continuemos esa bella y reflexiva costumbre de orar al anochecer por los que
amamos, los que conocemos y los que no conocemos pero que pueden estar
sufriendo alguna desgracia.
Paso a paso y con
constancia se llega lejos, coloquemos como prioridad en la lista de propósitos renovar
con gran entusiasmo la fuente espiritual, este año que Dios nos ofrece seamos
con humildad ejemplo para otros.
Antonieta B. de De
Hoyos
12/31/19