miércoles, 26 de diciembre de 2018


Cuento de Nochevieja
Buscando algo para leer, me encontré este cuentecillo que me pareció especial para compartirlo a finales de año y como era anónimo lo adapté.
Sucedió durante la nochevieja en algún lugar del mundo. Era un joven de escasos recursos que estaba enamorado de una chica rica de la ciudad, sabía que nunca le correspondería, además él era demasiado tímido como para decírselo.
De repente se le apareció un espíritu que andaba extraviado entre el cielo y la tierra. El joven le contó su desdicha amorosa, a lo que el espíritu le contestó: "Tengo la manera de que conozcas tu futuro". Asombrado le preguntó "¿Quieres decir que puedo saber si la mujer que amo se casará conmigo?"
"Si. Conocerás todo lo que quieras por anticipado pero hay una condición, dejarás de vivir el camino recorrido, pues al momento que conozcas lo que deseas todo lo anterior habrá pasado”, el joven aceptó gustoso.
El espíritu le mostró un carrete con hilo de lana y le dijo: "Éste es el camino de tu existencia, sólo tienes que tirar del hilo para llegar hasta donde quieres y saber lo que pasará, pero recuerda que lo anterior sin verlo ya lo habrás vivido".
El joven  tiró del hilo y vio que se casaría con la joven rica de la ciudad. Al verlo ya estaba casado con ella. Quiso saber si tendrían hijos y en cuanto lo supo ya tenía un hermoso hijo viviendo con él, pero el hijo se enfermó de gravedad y quiso saber si moriría.
Volvió a tirar del hilo y vio que había sanado, que se casaría y tendría hijos que le harían abuelo, se sintió muy feliz, pero entonces su mujer murió, apenas había tenido tiempo de conocerla. Quiso saber si volvería a casarse.
Tiró del hilo y descubrió que se casaría con una mujer que le haría infeliz y al momento ya estaba casado con ella. Luego, trató de averiguar si algún día volvería a vivir en paz, lo que le llevó hasta la vejez. Fue entonces que se dio cuenta que el carrete ya tenía poco hilo, su vida había pasado en un instante.
 Solo que ahora quería saber si existe algo después de la muerte, pero ya no podía malgastar el hilo que le sostenía con vida. Debía elegir entre seguir preguntando o vivir el tiempo que le restaba.   
¿Qué nos deja esta hermosa historia en la nochevieja? Que lo mejor es vivir la vida paso a paso con sus altas y bajas, apoyados en el aquí y el ahora cristiano, un carácter firme que nos permita enfrentar lo que se presente.
Ahora en la última noche del año entre risas y tristezas digamos adiós a lo pasado, quizás añoraremos a nuestros seres queridos, eso es bueno, pero de inmediato limpiemos esas lágrimas y con enorme entusiasmo volvamos la mirada hacia el futuro que nos depara la vida. Sabemos que con el alma fortalecida en la fe, sabiéndonos bendecidos por Dios, rodeados del amor de la familia y de los amigos, alcanzaremos el éxito anhelado.  
Feliz Nochevieja y radiante amanecer 2019.   
Antonieta B. de De Hoyos                                       12/26/18.

viernes, 21 de diciembre de 2018



Esta vez no te equivoques.
Dice el Papa Francisco  “¡Por favor, no mundanicemos la Navidad!” quedándonos en los  esplendores de arbolitos, luces, regalos y comilonas, porque actuando así esta fiesta será tiempo perdido. “Desgraciadamente” muchos pueden equivocarse de fiesta y preferir “las cosas de la tierra” a las “novedades del Cielo”.
La publicidad invita a intercambiar regalos, siempre tan novedosos que sorprenden. 
Pero ¿Es esta la fiesta que agrada a Dios? 
Abramos nuestro corazón para estar dispuestos a las más bellas sorpresas de la Navidad, que deben significar una nueva época en la vida de cada uno de nosotros, en la que no se vive para uno mismo sino para Dios, por eso decimos “Dios con nosotros”.
El nacimiento de Jesús es el triunfo de la humildad sobre la arrogancia”, de la sencillez sobre la abundancia, del silencio sobre el escándalo. 
Es necesario darse tiempo para detenerse frente al nacimiento y en silencio escuchar la voz de Dios, fuera de esos ruidos consumistas que impiden descubrir la belleza de la natividad. 
“Sólo se vive la Navidad si encontramos la luz en la humildad del pesebre, no será Navidad si  no ayudamos por lo menos a un pobre, que se asemeja a Dios”.

Nochebuena y navidad 2018.          (Adaptación) .

miércoles, 19 de diciembre de 2018


¡La añorada renovación espiritual!
Desde niña hasta la edad de adulto mayor, he escuchado a la gente desear a sus semejantes feliz nochebuena y feliz navidad. Tiempo después me di cuenta que la navidad no es solo el día siguiente, sino hasta la llegada de los Retes Magos.
Lo curioso es que siempre había pensado que esta época era de mucha alegría, de viajes, de comidas sabrosas y de hermosos regalos.
 Poco a poco, casi sin sentirlo la vida me fue mostrando que eso no es lo importante, que lo más bello de esta temporada, es mirar hacia nuestro interior y encontrar ahí en la quietud de esa santa noche, la fortaleza espiritual anhelada.   
Por esa razón lo primero que tenemos que hacer, es abrir nuestro corazón a la fe y suplicar a Dios porque nuestras acciones del año entrante, estén saturadas de compasión y servicio al prójimo.
Ahora es imprescindible dejar de lado las francachelas, es apremiante tener la mente despejada para conducirnos hasta ese Dios que está por encima de todo, para después con serenidad recibir esa gracia que nos permite hacer realidad lo soñado.
Esta celebración invita a un cambio personal, pero no a ese que creemos sentir cuando nos invade la emoción del momento, sino  aquel que queda grabado de forma permanente en nuestra conducta y que queremos compartir con la familia. 
Sería bueno acostumbrarnos a hablar siempre en tono de paz, de amor fraterno, de unión familiar, de armonía social; hacer vida el enviar bendiciones a todos con los que convivimos y a bendecirnos a nosotros mismos cada día. 
Coloquemos en nuestra lista de nuevos propósitos: el colaborar en la conservación del medio ambiente no tirando basura, el esforzarnos para que nuestro país se mejore, el trabajar por un sociedad más justa, el aprender y practicar vivir sin violencia; pero sobre todo crear el hábito de compartir y dejar de acumular cosas que no necesitamos, porque de ese modo ayudamos a disminuir en algo la pobreza de otros.
Antes de la cena de nochebuena, reservemos un espacio para decir una pequeña oración, en la que los ahí reunidos pidan por el bienestar propio y de los demás, incluyendo conocidos y desconocidos.  
El nacimiento de Jesús, es un momento especial que debemos vivir con toda la fuerza de la fe, porque para los creyentes y hasta algunos no creyentes, es un acontecimiento extraordinario, viene al mundo el Hijo de Dios para llenarnos de su amor, de su perdón y de la reconciliación, un instante en el que con los ojos cerrados invocamos su rostro misericordioso.
Dejemos de lado la frívola comercialización que promueven los mercaderes y gocemos intensamente esta grandiosa oportunidad, oremos, cantemos, bailemos, compartamos lo que tengamos, demos ejemplo de amor a Dios a nuestros hijos y nietos.
Este es el momento justo para renovar nuestra vida espiritual.   
 Antonieta B. de De Hoyos                                12/19/12

miércoles, 12 de diciembre de 2018


Un regalo de fin de año.  
No necesito decirlo, es obvio que me gusta leer, pues no pasa una noche o un día sin que yo lea un libro, un periódico, una revista: a lo mejor es mi curiosidad innata o, el  que he encontrado en la lectura además de una fuente de aprendizaje, un espacio de solaz esparcimiento.
Cada mes disfruto las historias y noticias de Selecciones y esta vez en la última edición del año, me encontré un magnifico artículo que me pareció formidable compartirlo.
Se trata de encontrar las cinco facetas que posee la gente inmensamente feliz, de acuerdo con este escrito todos tenemos a nuestro alcance la felicidad, pero por descuido nos hemos  concentrado más en las cosas y placeres.  
La primera faceta consiste en retomar la vida espiritual, darle a nuestra vida un sentido, un propósito que nos coloque en el aquí y el ahora. Es preciso dejar de pensar en el pasado, no angustiarse con el presente, ni morir en vida atemorizados por el futuro.
La segunda faceta es dar prioridad a la salud del cuerpo, con ejercicio, buena nutrición y un sueño tranquilo para conservarse sano.
La tercera faceta es la intelectual, nunca perder el interés por  aprender y leer, porque  en el momento menos esperado conocemos algo que nos ayuda a ser mejores personas.
La cuarta faceta son las buenas relaciones interpersonales, esmerarse en dar cariño a familiares, amigos y a los que nos encontremos en nuestro caminar.
La quinta faceta es el control de las emociones, afrontar las dolorosas y conservar por siempre en el corazón las placenteras.
Después de leer este artículo, me di tiempo para reflexionar sobre mi estado actual y creo saber ya porque me siento plena. El paso del tiempo me ha enseñado a valorar lo que de verdad vale y a dejar atrás las cosas materiales que  me angustiaban al no poder obtenerlas.
Mi vida espiritual se ha encaminado hacia Dios, cada vez tengo menos miedo a morir y de padecer alguna enfermedad, sé que mi espíritu se fortalecerá con la oración.
De acuerdo a las más recientes  investigaciones la felicidad se centra en aprender a elegir bien y a conciencia, cada cosa que hacemos. Lo cierto es que la mayoría de las veces buscamos la felicidad en el lugar equivocado, en el éxito personal o en acumular riqueza,  es hasta pasados los años que nos damos cuenta de que no está ahí.  
La felicidad reside en otros aspectos como por ejemplo: en conservar la salud alejándonos de vicios y malas compañías, en mirar hacia nuestro interior cada anochecer, a sentirnos satisfechos de lo realizado durante el día, a mirar a nuestro alrededor y comprobar que no hemos dañado a nadie, a buscar el por qué me hace dichoso lo que hago.
La persona que medita antes de dormir se contacta con la divinidad y goza en su interior de la máxima felicidad.  ¡Año nuevo, vida nueva! agradezcamos la oportunidad de vivirlo.   
Antonieta B. de De Hoyos.                      12/12/18.

miércoles, 5 de diciembre de 2018


No más matrimonios violentos.   
A nadie le gusta discutir por nada o por algo insignificante, pero cuando estas conductas se vuelven repetitivas a lo largo de los años, la situación se vuelve insostenible.  
 “Yo no quiero discutir con mi esposo¨, dice llorando una mujer. Otro dice:” Mi mujer me está volviendo loco, discute por todo, no entiende, me desespera”.
Sabemos que los conflictos y las discusiones no son malas, pues tienen el propósito de llevar a la pareja a conocerse mejor, lo importante es aprender a sobrellevar las diferencias para que después, juntos podamos derribar los obstáculos que se presenten.   
En el cristianismo y probablemente en otras doctrinas también, se recomienda a las parejas evitar que su enojo los lleve a una discusión violenta y a tratar de que su disgusto, se olvide antes de ir a dormir.  
La clave de la felicidad es saber manejar las diferencias con la mentalidad de adulto, porque cuando se habla y se discute como adulto, la  relación se fortalece.  
¿Pero entonces qué hacer si discutimos?
Antes que nada demostrar a su pareja que su amor es incondicional, que ninguno de los dos está obligado a sentir y a pensar como el otro quiere, la unión debe basarse en aceptar los desacuerdos y en luchar para que éstos no los separen.
Por eso cuando sienta que lo atacan ármese de valor y no conteste la agresión, si lo logra tenga la  seguridad que su relación afectuosa tendrá éxito y llegará hasta el final. A veces por inmadurez o por confusión nos atacan, en esos momentos es indispensable no responder de la misma manera. Un abrazo inesperado, unas palabras amables,  darán feliz término al problema.  
Es fundamental dominar el enojo y la lengua, porque basta una palabra de más para que la ira estalle. Por favor no escuche lo que le están diciendo, mejor concéntrese en el modo amable como va a reaccionar.   
Es cierto que la mayoría de las veces no somos responsables de la discusión, pero sí de la forma en que la enfrentamos. Cuando se modera la respuesta, el conyugue que discute se calma, pero para ello necesitamos ir más allá del dolor que causa la ofensa, urge sentir  compasión en el corazón. Las mujeres estamos hechas de emociones y hay momentos en que no sabemos cómo expresarlas.     
No apresure su envejecimiento buscando culpables, mejor sea humilde y discúlpese, es más saludable. Las noticias en los medios de comunicación, muestran diariamente la terrible crisis que viven las parejas aquí y en el resto del mundo, lo más triste es ver como se destruyen en el hogar y delante de sus hijos.
Dice la gente que “Vale más una gota de miel, que un tonel de hiel”.  ¿Por qué no nos hacemos el propósito esta navidad, de empezar a practicar la compasión y la misericordia con nuestra pareja?      
Antonieta B. de De Hoyos                           12/ 4/18