Esta
noche cancela la espiritualidad del espejo.
Por Antonieta B. de De
Hoyos. Dic.
31/16
Todos sabemos que la
oración del cristiano, es la fuerza que le mueve a brindar luz a los que le
rodean, lo que pasa es que a veces caemos en la tentación de vivir una
espiritualidad frente al espejo, es decir, que de repente casi sin darnos
cuenta nos dejamos llevar por el egoísmo y nos ocupamos más en iluminarnos a
nosotros mismos.
Andamos de apostolado en apostolado, servimos
con amor a la iglesia, participamos en obras de beneficencia, hacemos oración
diaria (como viene en el librito) y aunque no es muy agradable reconocerlo, en
ocasiones rezamos de prisa y por compromiso.
Jesús lo ha dicho con
palabras sencillas, con ejemplos cotidianos, con voz suave pero firme, que la
luz es para iluminar a otro y la sal de la vida es para dar sabor y conservar a
otros.
Existen millones de
personas altruistas que siempre están dispuestas a ayudar, hacen de su vida un
servicio constante; a un colegio católico, a un orfelinato, a un asilo de
ancianos, en los reclusorios, etc. Incluso se convierten en el más importante
benefactor de la iglesia, pero si no rezan con devoción la comunicación con
Dios se debilita.
La oración de
agradecimiento y de petición, debe mover sentimientos, cambiar actitudes, se
nos ha dicho: “Sed la sal de la tierra”, pero nos olvidamos que la sal solo se
convierte en sal cuando se da, la luz y la sal son para los demás, la luz no se
ilumina a sí misma, la sal no se da sabor a sí misma.
Pero ¿Cuánto durará esa
sal y esa luz si siempre la estamos dando a los demás? Esa fuerza es permanente
nos llega de Dios en el bautismo, es un regalo divino que nunca se agota
mientras lo compartamos.
Ilumina con tu luz pero
no caigas en la tentación de iluminarte a ti mismo. En la actualidad vemos
muchos niños, jóvenes y adultos desorientados, cometiendo actos incorrectos a
pesar de estar rodeados de personas creyentes que desafortunadamente, no tienen
luz, se iluminan a sí mismos pero no resplandecen, sus buenas obras no se ven.
Esta noche vieja rompe
el silencio, habla de las cosas maravillosas que durante todo el año que hoy
termina, Dios ha hecho en tu vida. Y la gran fortaleza que te ha infundido para
superar los tiempos adversos.
Iluminemos a los que
amamos y de paso con enorme generosidad a todos aquellos que nos acompañan en
nuestro diario caminar, porque sabemos que están ávidos de recibir esa luz y
esa sal que un buen cristiano posee y debe compartir….
!Venturoso 2017!