sábado, 29 de septiembre de 2012


Personas con carácter, o intransigentes.

Hace unos días por la mañana, mientras escuchaba el noticiero acostumbrado, llamó mi atención una noticia. Los conductores hablaban de la polémica que provocó, la aplicación de la ley anti fumadores en todos los espacios cerrados de la ciudad.  Se hizo la aclaración de que esta ley estaba vigente desde años anteriores, pero que hasta ahora se  ejercería con todo el rigor y sin distinciones.  

Pero ahí no queda todo, el problema es que las personas que más se niegan a obedecer son las mujeres, que en la actualidad representan el mayor porcentaje de fumadores.

En este siglo XXI, en la era de la comunicación, es inaceptable que después de tanta información relacionada con el daño que causa el tabaco, aun se siga fumando; pero sobre todo después de conocer los resultados de las arduas investigaciones que científicos de prestigio realizan alrededor del mundo, en las que se advierte que el mal causado es irreversible y que en el organismo femenino se multiplican las consecuencias.

Aquí es donde no encuentro las palabras adecuadas, para dar nombre a esta actitud autodestructiva. Haciendo un balance y  regresándonos a la infancia nos daremos cuenta que durante esos años de desarrollo tan importante, los padres pasaron por alto la educación en la virtud de la voluntad,  esencia del carácter que más tarde lleva al adulto al éxito o al fracaso.

El informante hizo referencia al fuerte “carácter” de estas mujeres adictas a la nicotina, que se negaban contundentemente a dejar de fumar dentro de los recintos, alegando sus derechos y placeres personales.

Aquí fue donde me hice la pregunta: ¿carácter o intransigencia?

El carácter se ve fuertemente influido por el ambiente, la cultura, la educación, el entorno social y familiar, el núcleo de amistades o de trabajo, etc. Uno de los factores esenciales del carácter es la voluntad unida al temple, como la expresión del autodominio sobre los propios comportamientos, decisiones en las que se ejerce la libertad, pero condicionadas por el deber, la responsabilidad, y el respeto a límites sociales o morales.

La intransigencia: Es un sinónimo de necedad. Es equivalente a decir que alguien no permite el ingreso de ideas, que modifiquen o rebatan las propias. Alguien que no considera que el otro pueda tener razón y pretenda ganar la discusión aferrándose irracionalmente a su ideología, significa que no se cede para acabar con una diferencia o discusión.

Lo que si queda claro es que toda adicción lleva a la intransigencia, y que se cae en ella precisamente por no haber aprendido a ejercer como es debido, la voluntad desde los primeros años.

Antonieta B. de De Hoyos.                                  Sept. 26/ 12

lunes, 24 de septiembre de 2012


La ciber-dependencia.

Este es un reportaje que apareció en el periódico francés “Le Monde”, y llama la atención por referirse a la decisión que han tomado la mayoría de los empleados de Apple, Google y de otras empresas de Silicon Valley, de inscribir a sus hijos en colegios donde las tecnologías estén ausentes. La búsqueda de colegios que limiten el uso de tecnologías es ahora la tendencia.

Silicon (silicio) alude a la alta concentración de industrias en la zona, relacionadas con los semiconductores (chips) y las computadoras. Valley, se refiere al Valle de Santa Clara y sus alrededores, al norte de la Bahía de San Francisco, California USA, lugar donde se ubica un enorme parque industrial, que reúne empresas y profesionales productores de la más alta y moderna tecnología a nivel mundial.

La ciber-dependencia, es una de las patologías surgidas en época reciente, directamente relacionada con el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación y consiste, en un sufrimiento o miedo desmedido a estar ‘desconectado’, fuera de línea, sin acceso a internet.

Lo sorprendente, es que sean los creadores de estas redes, los que desean que sus hijos vayan a colegios “desconectados”. “Nosotros- dice Pierre Lambert, uno de los cerebros de Microsoft-  sabemos mejor que nadie, que la computadora no es más que una herramienta, que para aprender a escribir es importante poder efectuar grandes movimientos coordinados, que las matemáticas pasan por la visualización del espacio, y que la pantalla perturba el aprendizaje a la vez que disminuye las experiencias físicas y emocionales”.

Waldorf School, es un colegio privado cuyo alumnado está compuesto por tres cuartas partes de hijos de trabajadores de la industria de las tecnologías e internet. Ahí la enseñanza se apoya en instrumentos tradicionales como: el pizarrón, el gis, los lapiceros y los cuadernos de papel, que se requieren  para escribir a mano.

Pero lo realmente preocupante son los efectos patológicos en el campo pedagógico, sobre todo la pereza y la dispersión mental, así como la incapacidad para el desarrollo de habilidades. En Estados Unidos y en Europa los colegios que no dispongan o que limiten el uso de tecnologías, son los más buscados en la actualidad por las clases acomodadas.

Los ‘pobres’ de la tecnología son los que están obligados a pasar horas frente a la computadora, a responder de inmediato un correo electrónico o un mensaje de texto. Los privilegiados en el siglo XXI,  son aquellos que tienen la posibilidad de alejarse de ella.

En esta disyuntiva lo que debe prevalecer es la cordura, el término medio; ni el uso exagerado que obstaculice la educación de los hijos, ni su ausencia total que les condene al retroceso y a la ignorancia, porque no debemos olvidar que vivimos en la era de la tecnología, información y comunicación.  

Antonieta B. de De Hoyos               sept. 19/12.

sábado, 15 de septiembre de 2012


La Paz Interior nos conduce a la paz mundial.

El viernes 21 de septiembre, se celebra el Día internacional de la paz mundial. Ese día se exhorta a  las naciones que están en guerra: cesen el fuego, dejen de lado las hostilidades y se dediquen a promover la paz a través de actividades escolares  y gubernamentales. 

Desafortunadamente dichos esfuerzos no han dado fruto, al menos no el que se esperaba ya que en la actualidad, son muchos los países que se enfrentan en sangrientas guerras por motivos políticos, económicos o idealistas, mientras otros tantos por las mismas causas, sufren guerras civiles dentro de sus territorios. Los habitantes del mundo ansiamos vivir en armonía, en las grandes y pequeñas ciudades, se escucha el grito suplicante de todos, pidiendo una tregua ante tanta agresión y destrucción.   

Sabemos muy bien que la paz social solo la obtendremos, cuando cada persona conozca y viva su paz interior, ya que el bienestar emocional y espiritual se presenta, cuando nos desconectamos de los pensamientos inquietantes y perturbadores, inútiles y amenazantes. 

La paz individual, es el sentimiento que disfrutamos cuando nos liberamos del sufrimiento, de las preocupaciones, del dolor, el estrés, el miedo y empezamos a gozar de las maravillas que nos ofrece la vida. Solo alcanzaremos la paz cuando nos apartemos mental, emocional y físicamente de las tragedias mundanas, de los conflictos, de las tentaciones y ambiciones desmedidas, de todo aquello que creemos debemos decir, hacer, defender o poseer,  porque otros lo ordenan.

Para encontrar la paz y compartirla, necesitamos demoler los obstáculos personales que nos esclavizan, como lo son el miedo al futuro y las lamentaciones sobre el pasado.

El mundo se llenará de paz cuando en los hogares evitemos la envidia, no hagamos caso al qué dirán y dejemos de practicar la impaciencia, la terquedad y la ignorancia. Si queremos un mundo de paz, necesitamos destinar un rato cada día a la meditación, a pensar muy bien  cada paso que damos, a estar consientes del daño que hacemos y que nos hacemos.

La oración meditada es el mejor remedio para las enfermedades del estrés y la ansiedad, males que nos consumen e incitan a la violencia. 

Para que nuestros conflictos interiores no sean eternos, debemos aprender a vivir en positivo y a jerarquizar las tareas, obligaciones y compromisos de la vida cotidiana. Nos sentimos cansados, nuestra voluntad se quebranta, caemos en la desesperación y en la violencia.

La Paz Interior es la energía que puede curarnos de manera individual y colectiva, es la única que puede sanar al mundo. Busquemos la libertad de pensamiento para nuestro bien y el de los demás.

Por Antonieta B. de De Hoyos               Sept. 12/12                    

domingo, 9 de septiembre de 2012


“Yo quiero…”

Navegando por el internet me encontré un video que la verdad no me sorprendió, por el contrario  pienso que es una situación que la sociedad civil y la sociedad médica se habían tardado en cuestionar, por eso me pareció interesante que los lectores la conocieran.   

El video muestra a una mujer madura, agotada pero serena, que se encuentra recostada en la recámara de su casa, en etapa terminal de cáncer de colon. 

En el año 2008 el Gobierno del Distrito Federal publicó un decreto por medio del cual, se expide la Ley de voluntad anticipada, para todos aquellos pacientes que se encuentren en etapa terminal. Con esta nueva ley queda  regulada la voluntad de cualquier persona, respecto a la negativa de someterse a medios, tratamientos o procedimientos médicos que pretendan prolongar  de manera innecesaria su vida.

Hoy, gracias a este decreto, ya no es necesario firmar esta ley ante un notario. Si estás hospitalizado, puedes acceder a este formato y anotar sin ningún temor, las decisiones que has tomado  sobre tu cuerpo.

El Instituto Nacional de Cancerología, está aplicando el formato conocido como “Yo quiero” emparejado a la voluntad anticipada, otorgando de inmediato el tratamiento paliativo que se requiere. Una vez que el dolor y el sufrimiento han sido paliados, controlados, disminuidos; se pregunta al paciente  que desea de ahí en adelante. Este formato sirve además para que la familia se entere de lo que quiere el paciente, y respete su voluntad.

Hasta este día, solo en el hospital de Cancerología se tiene preparada de antemano toda una documentación para empoderar al paciente, para darle el valor y la autonomía que le permita decidir  de acuerdo a su economía, intereses, estilo y calidad de vida, lo que desea.

El enfermo, tiene también la oportunidad de elegir entre la familia, a la persona que quiere que le represente para emitir de viva voz lo que él pretende.

Lo esencial es que la mayoría de los mexicanos, tengamos la suficiente información acerca de este nuevo decreto y que los hospitales en general, pronto lo apliquen y tomen conciencia de lo que el enfermo quiere para sí mismo.  

Cuando le preguntaron a la Sra. Heréndira que significaba para ella dignidad, con una ligera sonrisa contestó: “morir en paz, morir como cada uno quiere”.

Esta creo yo, es la decisión más significativa que una persona puede plantearse, ya que para lograrlo, debe poseer una inmensa fe en Dios y un enorme deseo de aceptar su voluntad, por dolorosa que esta sea.

Antonieta B. de De Hoyos                           Septiembre 5/12