sábado, 26 de diciembre de 2015

¿Dónde está la felicidad?
Por Antonieta B. de De Hoyos                Enero 2/16.
En cierta ocasión se reunieron todos los dioses y decidieron crear al hombre y a la mujer; planearon hacerlos a su imagen y semejanza, entonces uno de ellos dijo: "Esperen, si los vamos a hacer a nuestra imagen y semejanza, van a tener un cuerpo, fuerza e inteligencia igual a la nuestra. Debemos pensar en algo que los diferencie de nosotros, de no ser así, estaríamos creando nuevos dioses. Debemos quitarles algo, pero, ¿Qué les quitamos?”  Después de mucho pensar uno de ellos dijo: "Ah!! Ya sé! Vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la encuentren". Uno propuso: "Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo". “No, recuerda  que les dimos fuerza, alguien subirá y la encontrará y todos sabrán dónde está". Otro dijo: "Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra". "No, recuerda que les dimos inteligencia y un día alguien construirá una nave, viajará a otros planetas y la descubrirán, entonces todos tendrán felicidad y serán iguales a nosotros”. El último de ellos, que había permanecido callado escuchando atentamente, dijo: "Creo saber dónde ponerla para que nunca la encuentren"; todos voltearon asombrados y preguntaron: ¿Dónde? "La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán". Y desde entonces así ha sido, el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo.
Leí esta narración justo cuando un año lleno de tribulaciones termina. De inmediato vinieron a mi mente, las desilusiones que en los hogares y en la comunidad se están viviendo, por creer que la felicidad se encuentra en lo que la comercialización ha decretado. Lo cierto es que hoy, aunque gozamos de mayor comodidad y diversión, un buen número de personas son desdichadas.
En este nuevo y triste estilo de vida, los medios de comunicación tienen gran influencia,  ya que con su constante incitación a los placeres y al vertiginoso enriquecimiento, llevan a los televidentes, radioescuchas y lectores a la desesperación; al grado de lograr que lo trascendente quede olvidado. Ahora casi nadie es feliz con lo que tiene -así sea más que suficiente-, ni se acepta como Dios lo creo, -de ahí el éxito de los cirujanos plásticos-.
Es en esta búsqueda de la felicidad, que la gente enloquece, se alcoholiza, se droga, se prostituye, se involucra en negocios ilícitos, despilfarra su vida en casinos de juego, y disfruta de viajes y lujos que jamás imaginó. ¡Qué importa si la familia se desintegra, si una madre llora desconsolada, si en una de esas farras se pierde la vida o se queda discapacitado: lo esencial es mostrar a los demás que somos infinitamente felices.

Para nuestra desgracia pecamos de ignorancia, desconocemos por completo que es en nuestro interior donde habita, esa fuente de energía positiva que con amor llamamos Dios, y qué para encontrar esa felicidad que anhelamos, basta con que nos demos un tiempo de paz para meditar. 
Iniciemos un 2016, ecológico y feliz. 
Por Antonieta B. de De Hoyos                   Dic. 26/15.
Con un poco de imaginación y muchos deseos de colaborar en la conservación del medio ambiente podemos hacer de este 2016 el primer año ecológico de nuestra vida. Por ejemplo: comencemos por comprar menos, es decir hacer una lista de las prioridades y desechar todo lo superfluo, de esa manera reduciremos la basura de los empaques. Olvidémonos de la costumbre de regalar por compromiso, sobre todo cuando compramos baratijas para salir del paso, sabiendo que no  van a gustar, quizás ni a usar y que van derechito al cajón de los cachivaches o de plano al bote de lo inservible, aumentando así el volumen en los  rellenos sanitarios de la localidad.
Este año, intentemos involucrarnos lo menos posible en fiestas innecesarias, que lo único que nos dejan es un vacío en el morral de nuestro presupuesto diario, disfrutemos a los amigos y familiares, pero con discreción. Con la economía debilitada y las  reglas de reciclar, reparar y reusar por el bien del medio ambiente, es necesario que estemos enterados que ahora para regalar, se vale buscar entre las cosas que un día compramos pensando en darles uso, pero que terminaron guardadas en un armario por años, siempre y cuando se conserven bellas y útiles y puedan hacer felices a otros.
Es un tiempo perfecto para empezar a elegir productos de fabricación local, de esa forma nos ahorramos el costo del transporte y ayudamos a disminuir las emisiones de efecto invernadero y calentamiento global. En la actualidad en el país, existen muchas empresas que elaboran artículos con material reciclado, apoyémoslas. El habituarnos a comprar productos ecológicos, naturales, sin aditivos ni conservadores es provechoso para la salud de la familia, por supuesto que son un poquito más caros lo que nos obliga a comerlos con mesura, además con este nuevo estilo de vida concientizamos a los que nos rodean. Hace algunos años, pasar un regalo era ofensivo, hoy re-regalar debe ser la actitud perfecta, porque al dárselo a alguien que puede usarlo te conviertes en una persona ecológicamente responsable, y quién te lo dio debe comprenderlo y hasta imitarte.
Lo más seguro es que antes de finalizar el año hayamos hecho limpieza en casa, y seleccionado aquello que nadie va a usar y está en condiciones para donarse a una institución; esta es una labor altruista en la que todos los miembros de la familia deben participar, para que juntos, sientan en su corazón el gozo que da el compartir con nuestros semejantes en desgracia.

También podríamos este año detener el paso, y colaborar en campañas en pro del medio ambiente, repartir volantes  en la colonia donde se indica cómo hacer buen uso del agua, de la energía eléctrica; cooperar para la fabricación de contenedores y colaborar en la separación de la basura.  El escaso dinero, el desempleo, los desastres naturales, la pobreza, las enfermedades y la soledad, nos han obligado a pensar que nada es más importante, que conservar unida a la familia, proteger el medio ambiente y gozar de una buena relación con Dios.

viernes, 18 de diciembre de 2015

La energía divina del Nacimiento.

Por Antonieta B. de De Hoyos                     Dic. 19/15

Cuando llega diciembre poner un nacimiento en casa es ya una tradición, el tamaño de las figuras y su cantidad varía de acuerdo al gusto de la familia, lo esencial es que se coloca con el propósito de mostrar nuestra naturaleza cristiana a los demás, pero principalmente a nosotros mismos, y aunque está ligado a una festividad religiosa, muchos alrededor del mundo aunque no la profesen, celebran con entusiasmo la llegada de Jesús a la Tierra.
Un nacimiento encarna la natividad del Niño Dios y simboliza una nueva vida que llega a nosotros, una esperanza que ofrece  el "volver a nacer" en amor y sabiduría. 
Su valor y belleza no está en el costo de las figuras, ni en lo grande del portalito y el pesebre, basta con  recordar su celestial origen, para saber qué del material que sea, nuestro gozo dependerá de la magnitud que le demos en el corazón.
Estamos convencidos que esta nochebuena Dios volverá a nacer en nosotros y nosotros con Él, que tenemos otra oportunidad de demostrar nuestra fidelidad dejando atrás todo lo que nos aleje del amor verdadero.
¿Dónde lo colocaremos? Busquemos el espacio más acogedor de la casa, ahí donde todos lo vean y puedan recibir esa energía que llega del universo y se conecta con el nacimiento.
Ojala que al momento de  armarlo la familia pudiera reunirse, porque en ese momento de alegría cada quien puede darle el significado emotivo a las figuras.
 Al vivir y compartir esta experiencia religiosa, percibimos el trascendente significado de la navidad y sentimos que junto  al niño, volvemos a nacer con la llegada de Jesús.
En la Nochebuena, después de hacer oración, en un momento de reflexión, pensemos en lo que esperamos de nosotros pasadas las fiestas, podríamos esforzarnos en enmendar errores, ayudar al necesitado de mi colonia, visitar a los enfermos de mi familia cuando menos, compartir un poco de esta cena, animar al triste, evitar riñas, pero sobre todo confiar plenamente en Dios.
Mi portalito de Belén es sencillo, con pocas figuras de animalitos, un ángel grande entre María y José, otro pequeño custodiado por una niña y un niño, arrodillados orando, tiene heno y muchas lucecitas de colores.
 Lo más relevante de este año es que en lugar de un niñito he colocado dos, cada uno en su pesebre, el más chico se queda conmigo es recuerdo de mis padres, el otro un poquito más grande se va con mis nietas a Estados Unidos donde pasarán la nochebuena y disfrutarán la navidad. 

Por experiencia propia sé que la fe no se impone, que esta va creciendo dentro del corazón de acuerdo a las experiencias vividas, de todos modos yo soy feliz sabiendo que  en esta ocasión, la energía divina del Nacimiento resplandecerá en ese hogar. 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Adviento, tiempo de aprender a agradecer. 
Por Antonieta B. de De Hoyos                                 dic. 12/15
Ante tanto dolor e injustica en el mundo hablar de gratitud se dificulta, son esos momentos en los que parece imposible pensar en agradecer, sin embargo, haciendo un alto en nuestras prisas podremos darnos cuenta de que es precisamente en esos tiempos difíciles, es cuando saber agradecer se convierte en privilegio.
Es natural que nos sintamos desconsolados por los acontecimientos que a diario agobian a nuestra sociedad: abusos, perversiones, asesinatos, vicios, etc. y que ante tanta desgracia nos olvidemos de que tenemos muchas cosas por las que debemos agradecer, y que no lo hacemos por sentirnos culpables de llevar una vida agradable.
¿Cómo agradecer entonces después de leer y escuchar tantas malas noticias?¿Cómo presenciar tanto dolor y tristeza sin sentirnos beneficiados?
Si poseemos la capacidad de sentir ya somos afortunados, porque esa cualidad marca en la vida una gran diferencia, que con el paso del tiempo se convierte en bendición. Por eso si aprendemos a agradecer en los momentos duros, propios o ajenos, estaremos construyendo un puente que nos lleva de la desesperación a la fortaleza, del dolor al compromiso y lo más importante nos mantiene el corazón abierto cuando por miedo queremos cerrarlo. Siempre debemos ser agradecidos y si no sabemos cómo, hay que aprender a serlo.
Si la desgracia ajena nos conmueve, ¡felicidades! significa que estamos vivos. La empatía, el ponernos en los zapatos del otro, es una virtud que nos conecta con el prójimo. Para nuestro infortunio, diariamente tenemos acceso directo a las malas noticias a nivel local y mundial, lo bueno es que si al conocerlas nos indignamos quiere decir que estamos conscientes de que mucho de lo que sucede, es inaceptable y trágico.
Es ahí, cuando vemos tanto dolor, que tenemos que reconocer que somos afortunados, pero también que tenemos un compromiso ineludible con los demás. Agradezcamos cada bendición y don recibido, no nos avergoncemos de tenerlos porque son ellos los que nos dan la fuerza necesaria, para ayudar a nuestros semejantes en desgracia.
Usemos nuestros talentos: si tenemos dinero poco o mucho, debemos compartirlo dentro de lo posible; si tenemos un cuerpo sano que funciona, auxiliemos a otros; si tenemos educación y talentos, hay que considerarlos y valorarlos antes de ponerlos al servicio de otros. Cuando agradecemos y hacemos uso de nuestros dones, pasamos a formar parte de la familia humana, nos conectamos y vivimos el dolor y la belleza de la vida. Ser agradecido en momentos de sufrimiento propio o ajeno, es ser capaz de sentir el dolor, y actuar de inmediato con compromiso y responsabilidad.
Acaba de iniciar el Año de la Misericordia, el Papa Francisco ha dado instrucciones precisas, no perdamos el rumbo, obremos con rectitud y altruismo desde el hogar hacia la comunidad y el mundo, hagamos de la misericordia en el 2016 nuestra prioridad.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

De los ineptos con iniciativa ..!Líbranos Señor!
“Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarte y respetarte toda mi vida” esta promesa significa muchísimo más que sólo evitar comenzar otra relación sentimental después de casarse. Con otras palabras pero con la misma fuerza de compromiso personal, se pacta en el matrimonio civil. Jamás en ninguna de las dos bodas se menciona el adulterio como algo aceptable, respetando por supuesto lo que se acostumbre en otras naciones y religiones.
Desde siempre las mujeres hemos sabido que un hombre casado es sagrado, que su vida ya está comprometida y mucho más si hay hijos de por medio. Aún recuerdo que en mis años mozos cuando conocíamos a alguien, de inmediato indagábamos si era casado de ser así no volvíamos a frecuentarlo. También tengo muy presente la dignidad con la que vivieron mis cuatro tías solteras (que en paz descansan) y cómo a pesar de desear formar un matrimonio no lo hicieron, por no tener sus pretendientes la calidad moral que ellas  exigían.
Hoy en el libertinaje, las mujeres de mente abierta se divierten los fines de semana con cualquiera, ya ni preguntan por su estado civil, después de esas citas inesperadas surge el enamoramiento y se comprometen en cuerpo y alma con la persona menos indicada.
La ley sanciona el adulterio con el fin de preservar la familia, pero con esta nueva disposición no solo se tolera sino que además se ofrece apoyo económico a la amante, sin pensar que con ello quita el pan de la boca a los hijos y a la esposa legitima, impidiendo además un posible perdón y reconciliación entre los esposos. Ante tantas erratas la sociedad protesta y exige se le tome en cuenta antes de efectuar cambios. 
Si lo que se desea es un gobierno misericordioso, antes de compartir el presupuesto familiar  debe  pedirse a la esposa su consentimiento, jamás despojarla de la noche a la mañana de lo que le pertenece y que muchas veces ni le alcanza.
La fidelidad en pareja implica: no fallar en el sentido de enamorarse de otra persona, cumplir las  expectativas que se concibieron cuando novios, darse felicidad,  protegerse uno al otro, no ser desleal ni con el pensamiento, no huir cuando el dinero escasea, estar juntos en la enfermedad por más complicada y desahuciada que esta sea. Plenos de amor admiten que, si mueres seguiré siendo tuyo (a), y seguirás siendo parte de mi proyecto de vida; promesas que solo fortalecidas en la fe llegan a su culminación.
Los cambios legislativos  recientes, vulneran a la familia y conducen a la sociedad a la decadencia. Pero si la ley de los hombres se torna complaciente, no olvidemos que la divina sigue vigente. No se necesita ser muy instruido para imaginar el descontrol moral que vivirán las generaciones venideras, lo maravilloso es que en este enredo queda de manifiesto la sabiduría de Dios, por encima de la inteligencia humana de los que se empeñan en ir contra natura, tan solo por alcanzar sus quince minutos de fama. 
Antonieta B. de De Hoyos                         Dic. 6/15

viernes, 27 de noviembre de 2015

El terrorismo lo vivimos aquí.
Estamos azorados, entristecidos, temerosos, por las noticias recibidas de lo sucedido en Europa, hoy le tocó el turno a Francia, en la década pasada a Estados Unidos de Norteamérica. Estas noticias causan gran expectación por tratarse de las naciones más poderosas del mundo, pero si empezamos a leer los acontecimientos de este tipo que casi a diario se efectúan en los países que luchan por su soberanía, veremos que son muchísimo más las víctimas que no se les toma en cuenta en los noticieros de mayor audiencia, por ser indigentes.
A veces las prisas no nos permiten ver más allá de una noticia trágica, no tomamos conciencia de que esa gente que llora,  grita y sufre, llevaba una vida normal y que de repente todo su futuro se desvanece, alguien muy querido muere o queda incapacitado.
En los templos invitan a la oración, a la conversión, a prepararse por que vienen tiempos aun más difíciles; el gobierno de Rusia pronostica una tercera guerra mundial, que destrozará y matará con saña a la mitad de los habitantes del planeta.
La mancuerna gobierno y negociantes de armas ha venido mermando desde hace muchísimos años a la humanidad, en sus guerras inventadas poco importa que se masacre a gente inocente, niños, mujeres embarazadas, ancianos, padres de familia, pero son tan poderosos que ni la Organización de las Naciones Unidas ha podido contenerlos.
Nos atemoriza lo que pasa “allá”  pero ¿acaso “aquí” dormimos tranquilos? Nosotros también hemos perdido la calma de antaño, vivimos en constante temor porque sabemos que la mafia y la corrupción se han filtrado en todos los niveles sociales, políticos y económicos; aparece el soborno, el secuestro, la amenaza, la  represalia, el chantaje, acciones mezquinas que se realizan con el único fin de enriquecerse rápido y sin  esfuerzo, aunque con ello destruyan familias y condenen a muchos a la pobreza, a la  desesperación, a la depresión y a veces hasta el suicidio personal o colectivo.   
Nuestro país ya no es el mismo, sus carreteras no son seguras, los  crímenes pasionales o por robo están al día, las casas ahora cierran sus puertas con tres cerrojos, salir a la calle es una aventura, acudir a un evento nocturno es riesgoso, desconfías de todo y de todos. El estrés y la desnutrición multiplican las enfermedades que no tienen curación; el hambre, la enfermedad y la guerra son apocalípticas.
Tenemos que tener a Dios en el presente para tenerlo en el futuro, oremos a cualquier hora del día, pidamos su iluminación para que nuestro andar sea seguro y podamos enfrentar lo que se presente. Vayamos contra corriente, trabajemos incansablemente en la formación de seres humanos dignos, apartados de vicios y malsanas ambiciones.      ¿Qué tal si uno de ellos, resulta ser el enviado que cambie el destino de nuestro agraviado mundo?
Antonieta B. de De Hoyos.                                             21/11/15
La esperanza es el "color" del Adviento

Antonieta B. de De Hoyos                   nov. 28/15

El próximo domingo 29, todos los católicos cristianos nos ponemos en marcha atraídos por el Adviento: nuestro Dios es el "Dios que llega" y nos llama a salir a su encuentro.

Precisamente mientras buscaba una información reciente sobre esta tradición religiosa, me di cuenta de la constante mención que se hace en esta época del año del salmo 141 en distintos libros y distintas acepciones.
  "Señor, te estoy llamando, ven de prisa, escucha mi voz cuando te llamo. Suba mi oración como incienso en tu presencia, el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde". “No dejes que mi corazón se incline a la maldad, o a cometer delitos con hombres perversos”.
La verdad es que nunca imaginé la belleza de estas palabras, hasta ahora que tuve el tiempo suficiente para leerlas. Los textos son variados en contenido y extensión, pero todos ellos encierran ese clamor del hombre a su Dios en las dificultades. El Adviento lleva en si, la excelencia espiritual de la esperanza y en él, la Iglesia entera se convierte en espera para ella misma y para el mundo.

Pero como podemos hacer vida esta confianza?

Obvio que con la más bella manifestación universal de fe que conocemos, la oración. Fe que encontramos en su expresión más trascendente en los Salmos, palabras humanas en las que el mismo Dios, ha puesto en los labios y en los corazones de los creyentes, la petición de su venida.
Meditemos unos instantes en este salmo que puede servirnos como preparación para el inicio del Adviento, dejemos que el Espíritu Santo haga que de nuevo resuenen esas palabras en nuestro interior, para que recordemos ese caminar  entre el tiempo de Dios y los tiempos de los hombres.
"Señor..., ven de prisa". Dios mío, ven en mi auxilio, Señor date prisa en socorrerme.
Este es el grito de millones de personas que nos sentimos en grave peligro, ya sea por las guerras, la corrupción, la pobreza, las enfermedades o los desastres naturales; es el grito de la Iglesia que lucha contra las calumnias que la rodean y amenazan su santidad, es la invocación que también se escucha en los labios de la gente buena que quiere resistir al mal, a la seducción de placeres que ofenden a la dignidad humana.
Al inicio de Adviento esta súplica se eleva a Dios "como incienso", como símbolo de oración de aquellos corazones orientados hacia Él.
Hoy, en la angustia humana hemos tocado fondo, la esperanza de Adviento es una necesidad de salvación, es el único camino que nos libera de un peligro mortal.                                      

viernes, 6 de noviembre de 2015


Mamá y ama de casa de tiempo completo.

Este segundo domingo de noviembre se celebra el día del ama de casa en Piedras Negras, tiempo especial para recordar su invaluable labor en bien de la sociedad. Es una lástima que en las últimas décadas la tecnología y la globalización de las ideas, hayan insensibilizado tanto la vida familiar, razón por la que hoy se necesita firmeza de carácter para preservar el amor, la fidelidad, la entrega y la relación con Dios en el matrimonio. Lo bueno es que a pesar de falsedades, tentaciones y contrariedades, la madre y ama de casa de tiempo completo, continúa vigente en este tercer milenio. 

Pero, ¿qué hace esta mujer todo el día en su casa? Yo sé lo que hace porque fui y sigo siendo ama de casa, me consta que este agotador oficio, exige el conocimiento empírico de varias profesiones sin pago alguno y poco reconocimiento. Recuerdo que mis quehaceres empezaban al amanecer y se terminaban entrada la noche y si quedaba algo pendiente el sueño se me dificultaba. 

Todo lo que pasa en casa, lo solucionamos rápido y sin ayuda: los berrinches de los hijos, los raspones, torceduras cortadas y chipotes, los pleitos a la hora de la comida, la rivalidad entre hermanos, hasta el llanto desesperado del bebé. Hay ocasiones en que sentimos que las fuerzas se acaban y el trabajo no termina, es como un círculo vicioso; comprar alimentos, prepararlos, tratar de que los coman, limpiar el tiradero en el piso, lavar trastes, organizar la cocina y en tres horas volver a lo mismo, algo así como el cuento de nunca acabar, yo limpio tú ensucias, yo recojo tú tiras.

Jamás, tenemos un tiempo de privacidad, por lo regular comemos de pie mientras servimos, por eso cuando llega el desaliento nos preguntamos si vale la pena tanto esfuerzo, a la vez que imaginamos a las amigas que trabajan fuera, disfrutando una tacita de café. No podemos evitar llorar (por dentro), cuando el esposo llega cansado a casa y se recuesta en el sofá, justo cuando ansiamos un relevo. Hacemos milagros con el gasto diario, pero nunca sobra nada para nosotras, es ahí cuando añoramos la independencia económica que disfrutábamos en la soltería.

Solo otra madre y ama de casa, sabe lo que es estar a cargo de varios niños en desarrollo, veinticuatro horas diarias los 365 días del año, labor que se multiplica en la medida que crecen. Esperar un fin de semana de asueto o un horario de salida es una quimera.  Eso de ¡Gracias a Dios es viernes¡ no va con nostras, porque aunque no haya clases los días transcurren igual.

Dios en su misericordia, nos otorgó un poder sobrenatural para sobrevivir hasta que los hijos salen en busca de su destino y el esposo se jubila. Es entonces que contactamos a las amistades relegadas, nos levantamos tarde, vamos al cine, de compras, al salón de belleza, charlamos con el esposo. Nos sentimos plenas porque no desistimos en la misión, nuestra relación con Dios es excelente. Lo único que empaña este gozo es el no tener la vitalidad de aquella juventud, para servir como quisiéramos a nuestros nietos.

Antonieta B. de De Hoyos       7 /11/15
 

 

 

 

 

 

 

jueves, 29 de octubre de 2015


Orar en la tercera edad.

Cuando se acerca el día de los fieles difuntos, mi alma se  acongoja  ante los recuerdos de aquellos que hicieron mi infancia, juventud y madurez muy feliz, aun y cuando de acuerdo a mis creencias, estoy segura de que gozan de la paz de Dios y de que llegado el momento nos reuniremos con ellos.

En esos pensamientos estaba, cuando me encontré este artículo en el cual mencionan que el ser humano al entrar a la tercera edad en su etapa primaria, empieza a darse cuenta del menoscabo que va sufriendo su organismo pero, con la ventaja de que todavía puede prepararse con calma hacia lo que el destino le depare.

Esto no es un lamento sino una aceptación de lo que es imposible de evitar, por eso es necesario que cuando las fuerzas físicas disminuyan nuestro esquema de oración cambie, que aquellas  emotivas frases largas y repetitivas de antaño se suspendan para dar paso  a un nuevo estilo de “oración discontinua”.

Por eso, y para no cansar la imaginación ni la mente, un alto porcentaje de las personas mayores optan por orar de manera intermitente mientras realizan sus labores domésticas, pasean, elaboran manualidades o alguna otra cosa. Oran por medio de un suspiro amoroso, una jaculatoria, una frase espontánea dirigida a Jesús, María o al Santo de su devoción.

Hasta en los días más oscuros y difíciles esta forma de orar da serenidad al espíritu, a la vez que convierte la vida poco a poco, en un acto de constante presencia de Dios. La mente fatigada por los años no aguanta tiempos largos de oración diaria, lo que no quiere decir que se dejará de orar, sino que se suple el cansancio con otro género de invocación. Atrás quedan los razonamientos de la meditación, ahora se goza de la satisfacción de ponerse ante la mirada de Dios y saber con seguridad que Él nos mira.

En la tercera edad, la oración se convierte en un maravilloso túnel del tiempo donde  se agradece a Dios su eterna misericordia, se pide una y mil veces perdón  por los talentos que no fueron utilizados y por las faltas cometidas en la juventud y madurez, con la esperanza de estar  serenos y en paz, cuando llegue el final. 

Después de leer lo anterior debo reconocer el tremendo error que cometí con mi madre,                       ya que dentro de mi ignorancia pensé que por negarse a rezar el rosario y a leer sus oraciones se había alejado de Dios, cuando en realidad era todo lo contrario, ella se complacía en la oración discontinua que avivaba su fe.  

No falta mucho, para que yo también deje de lado las rutinas de oración y busque con insistencia, a cualquier hora del día y en mis noches de insomnio la presencia de Dios, sé que oraré como mi madre, con menos palabras pero con mayor fervor, en el preciso instante en que mi corazón lo solicite.

Esta “oración discontinua” en la tercera edad es maravillosa, porque fortalece el espíritu como nunca antes y minimiza los temores propios de la adultez.  

 Por Antonieta B. de De Hoyos                                 Oct. / 31/15.  

jueves, 22 de octubre de 2015


“Cáncer NO es una Enfermedad”

Cuando leí esta información de inmediato pensé que sería otra de las aberraciones que circulan por internet, pero según avanzaba en la lectura de cada uno de sus párrafos, me iba dando cuenta de que lo que decían no era tan descabellado. Quizás el titulo resulte estremecedor y provocativo para algunos, pero favorecedor para otros. Esta es una revelación para aquellos que poseen una mente abierta y pueden considerar la posibilidad de que el cáncer y otras enfermedades que debilitan el organismo en sí, no sean enfermedades sino el esfuerzo desesperado del cuerpo, para mantenerse vivo por el tiempo que las circunstancia se lo permitan.

La falta de auto-respeto o baja-estima y el sufrir situaciones hostiles, pueden dar origen a un conflicto de salud interna, por lo que se deduce que el cáncer puede ayudar a reconocer fallas y curar. De acuerdo a los investigadores el cáncer no provoca la enfermedad, es la enfermedad la que provoca el cáncer, es la manifestación de un comportamiento anormal o excepcional de las células en el cuerpo. Si supiéramos las causas quizás no nos asustaría tanto el escuchar la palabra cáncer, lo más seguro es que estuviéramos menos nerviosos al conocer el por qué de su presencia. Saber la verdad nos conduciría a hacer hasta lo imposible por combatir las causas y a colaborar para que nuestro cuerpo se cure por sí mismo.

Aceptamos que beber agua de un pozo contaminado puede causar una diarrea mortal, pero ignoramos las graves consecuencias que acarrea a nuestra salud el guardar resentimientos, ira, temor, venganza, envidia, miedo, así como el  ingerir comidas rápidas, chatarra con aditivos químicos, bebidas con edulcorantes artificiales, conservadores de alimentos y otros vicios; todo esto es igual de peligroso, la diferencia está en que este envenenamiento cotidiano casi ni lo sentimos y se tarda mucho más tiempo en matar a la persona, que la ameba del agua sucia.

Estamos de acuerdo en que un organismo sano enfrenta lo que sea y sale victorioso, el cáncer es el indicador de que hay algo deficiente en nosotros y en nuestro estilo de vida, por eso es primordial esforzarnos en conservar integra la salud física, mental y espiritual.

En este mismo momento hay millones de personas caminando por el mundo con cánceres en sus cuerpos, sin tener idea de que lo tienen. De la misma forma, hay millones que curan sus cánceres sin saber que lo tenían. El cáncer no es una enfermedad; es el mecanismo final y más desesperado de sobrevivencia que  el cuerpo realiza y solo entra en acción cuando todas las otras medidas de protección han fallado.

Intentemos curarnos o cuando menos no enfermarnos volviendo a la vida sana, dejar de lado los excesos y el sedentarismo. Elevemos nuestro espíritu al bendecir en lugar de maldecir, perdonar en lugar de odiar. Retomemos la saludable actitud de agradecer al Creador por todo, hasta por el dolor, porque siempre nos deja una enseñanza.

Antonieta B. de De Hoyos                                 octubre 24/15

jueves, 15 de octubre de 2015


Está escrito…

Hace dos semanas cuando el desánimo me invadió, decidí leer por tercera ocasión el libro “Del sufrimiento a la paz” escrito por el Padre Larrañaga y fue precisamente el martes antes de la inundación cuando lo terminé. Lo leí despacio reflexionando y subrayando con marca texto amarillo,  todas aquellas frases o párrafos que me gustaría volver a leer. El mensaje del Padre es excepcional porque abarca todos los aspectos físicos, mentales y espirituales que pueden llevarnos al sufrimiento excesivo, permanente o temporal.

Fueron varias las ocasiones que tuve que releer algunas frases y oraciones, para comprenderlas y captar a profundidad su sabiduría. En la página 238 casi para finalizar, hace alusión al abandono, acto en el que existe un no y un sí. No a lo que yo quería o hubiese querido y sí a lo que Tú, Dios mío quisiste, permitiste o dispusiste.  

Enfatiza que gran parte de las cosas a las que oponemos resistencia, no tienen solución o la solución no está en nosotros, la sabiduría consiste en preguntarnos: ¿puedo remediarlo? Si hay posibilidad debemos entrar de inmediato en acción, pero si nada  podemos hacer, entonces llegó la hora de abandonarse, de inclinar la cabeza, de colocar los imposibles en las manos de Dios y entregarse; el abandono es un homenaje de amor,  adoración pura, visión de fe”.

Esa noche, el agua comenzó a filtrarse dentro de la casa, colocamos los muebles que pudimos en el segundo nivel, mi esposo subió mi pequeño auto sobre unos ladríllones con la  esperanza de que el motor no se dañara, yo no cesaba de rezar, de suplicar a Dios la fuerza suficiente para superar la  tormenta, la experiencia la teníamos y muy  reciente. Hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance, rendidos y entristecidos nos sentamos en las sillas de la cocina a ver con impotencia, como el nivel del agua subía y la lluvia no amainaba, en esos instantes me acordé del Padre Larrañaga, la solución ya no estaba en nosotros debíamos abandonarnos en las manos de Dios. Conteniendo el miedo y las lágrimas, narré a mi esposo el episodio del  abandono y juntos nos encomendamos a Él.

Aunque continuaba lloviendo había aminorado, lo que permitió que el agua fluyera y su nivel lentamente fuera bajando, era de madrugada y el patio permanecía inundado. No recuerdo cuantas veces recé mi rosario, pero en todas ellas pedía a Dios fuerza para sobrevivir a la tragedia, súplica que hice extensiva por todas aquellas personas que en esos momentos requerían de auxilio, por los ancianos, los enfermos, los que estaban solos, por los que circulaban en sus autos y también, por mi hija y mi nieto que se encontraban encerrados en su casa, contigua a la mía. 

Amaneció e iniciamos el balance y la limpieza. Este inesperado acontecimiento acarreó de nueva cuenta pérdidas materiales, pero también nos dejó una gran enseñanza, el cómo y el cuándo  profesar el abandono.

Por Antonieta B. de De Hoyos                                                octubre 17/15  

miércoles, 30 de septiembre de 2015


¡Dios estuvo ahí!

El sufrir un leve quebranto de salud me obligó a permanecer en cama y aunque era temprano, tan solo por romper el tedio encendí la televisión esa mañana. Lo que sucedió después confirmó lo que llamamos diosidencias, en ese momento se trasmitía  la llegada del Papa al Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica.

En el estrado, colocados un poco más atrás del atril desde donde Francisco dirigiría el discurso, le esperaban dos personalidades de alto rango en el gobierno. Uno de ellos llamó poderosamente mi atención, era un hombre maduro con especial galanura que dejaba entrever que sus años mozos le fueron favorables, pero no fue su varonil presencia lo que me atrajo, sino el especial brillo de sus ojos en los que se apreciaba una mirada esperanzadora, algo no acostumbrado en esos recintos donde el cálculo y la frivolidad prevalecen.

El encargado de la puerta anunció la presencia de Su Santidad, el recibimiento fue apoteótico, después de los saludos protocolarios dio inicio a su disertación. Pausado, con un inglés poco fluido que no mermó para nada, el énfasis que daba a cada una de sus frases. Con delicadeza, con una diplomacia de alta escuela fue tocando todos los puntos débiles que se viven en ese país. Como un adulto mayor pleno de sabiduría divina, nos fue guiando de la oscuridad a la luz, no solo a los congresistas y magistrados ahí presentes, sino también a todos los que a miles de kilómetros de distancia estábamos pendientes de su alocución. 

Por instantes imaginé a los jefes de estado en otros países atentos a sus palabras, algunos quizás  con el insano deseo de que se equivocara  y encendiera la chispa de odio entre los  ciudadanos. Pero no fue así, sucedió lo que Dios quería que sucediera.  Él habló a través de Francisco, el mundo entero recibió el mensaje, letrados e iletrados lo comprendimos, lo percibimos. Jamás mencionó a Dios ni a Jesucristo como seres justicieros, todo lo contrario nos exhortó a la caridad, a cambiar conductas, a trabajar unidos por el bien del planeta y de los seres humanos que lo poblamos. Precisó que somos nosotros mismos los que nos equivocamos y  sufrimos las consecuencias.

La presencia del Papa, en un país del primer mundo en América del Norte, ha marcado un parte aguas en la historia de la Humanidad, bastaron unos minutos para que las almas se convirtieran, ojalá no lo olvidemos al volver a la rutina y al materialismo que nos agobia.

Algunos escépticos se preguntan ¿a que vino? ¿a decir más de lo mismo?  Sí,  pero esta vez Francisco habló como Jesús hace más  de dos mil años…!con ternura y firmeza! Por  esa razón millones alrededor del mundo, católicos y no católicos, estamos en oración para que su voz no se acalle

Por Antonieta B. de De Hoyos                     oct. / 3/15.

miércoles, 23 de septiembre de 2015


Sin caridad no hay paz.

El mundo, ahora más que nunca necesita de la paz, nuestro planeta es víctima de la destrucción que en nombre del progreso los seres humanos le estamos ocasionando. Por si fuera poco, a esta contaminación industrial debemos agregarle la catástrofe irreparable que sufre la naturaleza, en los diferentes países donde las guerras y el uso de armas explosivas son constantes. Es cierto que la violencia siempre ha existido, lo malo es la forma en que la hemos ido tolerando, hasta considerarla una conducta habitual.

Ya no nos impresionan las escenas sangrientas en películas y series de televisión, donde las balas, el sexo deliberado y la cruda violencia envenenan la mente del espectador, porque ahora ya no son relatos ficticios, son parte de la cotidianidad en las casas y las calles, noticias que llenan de sangre las paginas principales de revistas y periódicos.

Los historiadores, afirman que el hombre no fue hecho para la guerra sino para la paz, y que ha quedado demostrado que el hombre que vive en la violencia se autodestruye. Lo difícil y complicado es que la paz no se da de inmediato ni por mandato, no se obtiene sin esfuerzo, ni se compra o pide prestada: la paz tiene que nacer del corazón de cada persona, y si no hay paz en el corazón, ¿cómo puede haber paz en una familia, un  pueblo, una nación o en el mundo?

Todos sabemos que es en el hogar donde se aprende a vivir y a construir la paz, esa es la principal obligación de los padres, hacerse responsables de enseñar a sus hijos la manera correcta de comportarse, de tratar a los demás y de resolver los problemas

Lo increíble es, que sea dentro de la familia donde todos se tienen cariño, el lugar donde con más facilidad se puede perder la paz  Lo que significa que la paz es frágil y que tenemos que trabajar en ella cada día para conquistarla.

La paz, no es solo la ausencia de guerra ni de respeto a los demás, la paz se vive cuando se tiene un verdadero sentido de justicia, cuando además de los derechos propios se reconocen los de los demás. 

Por eso, es muy importante que en cada uno de nuestros actos demostremos respeto por la dignidad de las personas, sin importar sexo ni edad,  jamás abusar del débil ni de la autoridad que se posea. Al enseñar a los hijos a distinguir entre el bien y el mal, al formar en ellos una conciencia recta, estaremos colaborando desde nuestra humilde trinchera del hogar, con la paz mundial. Los padres somos la conciencia  externa de los niños por eso son trascendentes nuestros ejemplos, actos y juicios.

La caridad, es un valor esencial para que haya paz, es un valor que determina la calidad de la persona y su capacidad para relacionarse en armonía con los que le rodean. Buscar el bien personal y el de los demás es justamente lo que trae como consecuencia la paz, pero solo el que posee un alma caritativa desarrolla el resto de las virtudes.

 "La caridad glorifica a la humanidad, el egoísmo la rebaja.". Desgraciadamente hace varias décadas, muchos padres dejaron de sembrar esta virtud en el corazón de sus hijos, los que ahora convertidos en mandatarios insensibles, provocan las terribles guerras que matan sin piedad. Ansiamos sociedades justas y pacíficas ¡sí! pero no olvidemos que sin  caridad jamás, en ningún lugar del mundo, gozaremos de la paz.

Antonieta B. de De Hoyos                                            sept.26/15

martes, 22 de septiembre de 2015


Poema de Alzheimer.

“No me pidas que me recuerde, no trates de hacerme comprender, déjame descansar, hazme saber que estás conmigo, abraza mi cuello y toma mi mano, estoy  triste, enfermo y perdido. Todo lo que sé es que te necesito. No pierdas paciencia conmigo, no jures, no grites, no llores, no puedo hacer nada con lo que me ocurre, aun si trato de ser diferente no lo logro. Recuerda que te necesito que lo mejor de mi ya partió. No me abandones, quédate a mi lado, ámame hasta el fin de mi vida.”

 Navegando por internet lei este bellisimo poema que encierra en cada una de sus frases un enorme agradecimiento a las personas que amadas y se acepta con profunda tristeza la total impotencia ante lo que sucede a su organismo, de manera especial a su memoria que con delicadeza se va adentrando en la oscuridad.   

Mi padre murio’ apenas pasados los setenta pero mi abuela disfruto’ hasta los noventa y seis con buena salud salvo algunas lagunas mentales y visiones moment’aneas. Mi nana nunca perdio’ su lucidez y mi madre en sus ochentas apenas comenzaba a olvidarse de los nombres y a confudir a las personas mas cercanas.

Ahora yo estoy envejeciendo es la ley de la vida, los que antes eran los adultos mayores se han ido y nosotros hemos tomado su lugar, por eso cuando me entero de que algu’n viejecito o viejecita ha ido perdiendo su memoria, pienso que Dios es misericordioso al permitirle olvidarse del mundo real para adentrarse en sus propios sueños, lo cual  no debe ser tan malo, lo penoso se presenta en lo complicado que se torna la convivencia para darle los cuidados que necesita.

Hace varias  decadas el que una abuela no se acordara de donde dejaba las cosas no significaba nada especial, por lo regular eran bastante mayores cuando eso ocurria, lo preocupante es que hoy estos sintomas se presentan en aquellos que apenas pisan los cincuenta o sesenta, cuando aun su cuerpo es vigoroso.

¿A que se debe este deterioro prematuro? Los medicos especialistas siguen investigando pero como posible prevension nos recomiendan cuidar lo que comemos,  controlar el estrés, aprender a superar la adversidad, hacer ejercicio fisico, pero sobre todo a luchar por conservar nuestra relacion con Dios. 

Antonieta B. de De Hoyos                  Sept. 5/15

 

sábado, 19 de septiembre de 2015


“Cuarto de guerra”.

Cuando vi la promoción de esta película cristiana, un ligero estremecimiento recorrió mi cuerpo, su mensaje sencillo y a la vez profundo no es nuevo, está detenido en el tiempo desde hace mas de dos mil años y ha logrado que muchísimas parejas sean felices y permanezcan  unidas. Cuarto de guerra (War room), es un drama que muestra el poder que tiene la oración sobre los matrimonios, la crianza de los hijos, las profesiones, las amistades y demás situaciones. Se exhibe desde el 28 de agosto de este año.

La historia, se basa en la problemática diaria de una pareja, entre la maternidad y el trabajo, ella es agente de bienes raíces, y desea que su marido ayude más en la casa, solo que él no puede porque su empleo le exige cada vez mas. Poseen una bonita casa, y una hija preciosa, pero siempre discuten. Aquel, día mientras buscaba clientes, va a visitar a una anciana viuda, que empieza a preguntarle de forma divertida pero poco discreta, acerca de su matrimonio y de su fe. Sin darse cuenta, ella empieza a contarle que está a punto de divorciarse, es entonces que la anciana le muestra su cuarto de oración con sus paredes llenas de peticiones y respuestas escritas en los momentos difíciles.

La idea le pareció maravillosa, pero siente que no está preparada para crear su propio cuarto de oración. Cuando la anciana le pregunta sobre ¿cómo es su relación con Dios, con su fe y con su matrimonio? ella dice que más o menos. La mujer entonces categórica le responde: cuando las relaciones no son firmes con Dios, el demonio entra con facilidad y las destruye, la presión en el hogar aumenta, cunde la violencia, la tristeza amarga el carácter y a pesar de  tener todo, son infelices. De regreso, ya en su casa, se da cuenta del infierno en el que vive  y se convence de que vale la pena luchar por su familia, que ésta es una batalla que no puede ganar sola, necesita dar ese paso definitivo de fe, poner las necesidades familiares y el futuro en manos de Dios, porque puede ser que esta sea la única oportunidad que tenga de recuperar la vida, para la cual fue creada.

En la actualidad el honor en algunas familias se ha perdido, la crueldad entre los miembros no conoce límites, las parejas se divorcian y vuelven a casar, mezclando hijos míos, tuyos y nuestros; la casa se convierte en un polvorín donde estallan conductas pecaminosas como los abusos físicos, verbales y sexuales cometidos contra niños, mujeres y ancianos, infidelidades, drogas, alcohol y prostitución.

Todos sabemos que cuando un hombre y una mujer se unen, son seres completamente diferentes en educación, costumbres y fe; han sido creados a imagen de sus padres, de su genética y del historial que heredan de sus antepasados. Congeniar parece imposible, ninguno de los dos piensa o siente como el otro, por ello es indispensable organizar un cuarto de guerra, en el que, en oración solicitemos su protección, iluminación, fortaleza de espíritu, sabiduría, generosidad. Pidamos también su divina misericordia si por causa de la debilidad humana, en algún momento de nuestra vida nos alejamos de Él.       

Por Antonieta B. de De Hoyos                            sept. 19/15.



















 

El cinismo femenino desalienta.

Primero veamos la definición de cinismo, este concepto proviene del latín cynismus aunque tiene origen griego y hace referencia a la impudencia, a la obscenidad descarada y la falta de vergüenza a la hora de mentir o defender acciones que son condenables. Por ejemplo: el cinismo de un presidente cuando afirma que lucha por los pobres y permite cien mil despidos, o cuando alguien ante una cámara oculta que lo muestra aceptando un soborno, asegura que lo hacía por el bien de todos.

En esta ocasión me  referiré  al cinismo que en esta última década se ha presentado con mayor frecuencia en algunas mujeres, es una conducta bastante especial y no la limita la edad, la podemos encontrar donde quiera: bien vestida, con buenos modales y viviendo en hermosa casa, escribiendo, trabajando, estudiando como cualquier otra.

Esta novedosa especie del tercer milenio se destaca por su incansable crítica a cualquier pensamiento que se le ponga enfrente y si lastima a sus oyentes no le importa, desprecia los bienes personales ajenos, aparenta poco interés por la riqueza, pero en lo secreto la desearía para sí misma, con enorme frialdad autoriza a todos a hacer lo que les venga en gana en nombre del placer, adornándose con palabras que suenen a sabiduría.  

La cínica, vive para su deleite personal y sabe que su alegría está allí  aún a costa del sufrimiento de los que más la quieren, no repara en daños colaterales ni en pérdidas cuando busca anular la posición de otro con experiencia. De alguna forma incita a los demás a que sigan haciendo lo que les venga en gana, como una manera de justificar su conducta a través de una complicidad revestida de falsa intelectualidad.

Lo sorprendente es que si esta severa crítica se le aplicara a ella, de inmediato se pondría a la defensiva manifestando que no se le respeta y se violentan sus derechos. Como precaución nunca invites a una cínica a tu fiesta porque lo más probable es que te la arruine en cualquier momento o que cuando vea que ya no sabes cómo defender tus convicciones lance todo su cinismo allí donde menos lo esperes.


La globalización de las ideas y costumbres de los países del primer mundo se han filtrado al nuestro, la información que nos llega es descomunal y borra por completo la línea que divide al bien del mal, por eso en la actualidad se intenta imponer como admisible el iniciar relaciones sexuales fugaces prematuras y fuera del matrimonio, al amante de antaño considerarlo ahora como un simple novio, pareja, prometido, amigo con derechos. Lo que antes avergonzaba, hoy con increíble pasividad debemos aceptar  que se pregone con descaro en las reuniones sociales.

Mal interpretar la liberación femenina demuestra escasa inteligencia, comenzar una relación sexual por presumir que se tiene pareja y que sé es feliz, poca calidad moral. Como sociedad no debemos permitir que esto cunda y desoriente a nuestras hijas, difundamos  la vida buena, la que Dios manda, apoyadas en los valores cristianos que nunca cambian.                       

  Antonieta B. de De Hoyos                         sept. 12/15