“Cuarto
de guerra”.
Cuando vi la promoción de
esta película cristiana, un ligero estremecimiento recorrió mi cuerpo, su
mensaje sencillo y a la vez profundo no es nuevo, está detenido en el tiempo
desde hace mas de dos mil años y ha logrado que muchísimas parejas sean felices
y permanezcan unidas. Cuarto de guerra
(War room), es un drama que muestra el poder que tiene la oración sobre los
matrimonios, la crianza de los hijos, las profesiones, las amistades y demás
situaciones. Se exhibe desde el 28 de agosto de este año.
La historia, se basa en la
problemática diaria de una pareja, entre la maternidad y el trabajo, ella es agente
de bienes raíces, y desea que su marido ayude más en la casa, solo que él no
puede porque su empleo le exige cada vez mas. Poseen una bonita casa, y una
hija preciosa, pero siempre discuten. Aquel, día mientras buscaba clientes, va
a visitar a una anciana viuda, que empieza a preguntarle de forma divertida
pero poco discreta, acerca de su matrimonio y de su fe. Sin darse cuenta, ella
empieza a contarle que está a punto de divorciarse, es entonces que la anciana
le muestra su cuarto de oración con sus paredes llenas de peticiones y
respuestas escritas en los momentos difíciles.
La idea le pareció
maravillosa, pero siente que no está preparada para crear su propio cuarto de
oración. Cuando la anciana le pregunta sobre ¿cómo es su relación con Dios, con
su fe y con su matrimonio? ella dice que más
o menos. La mujer entonces categórica le responde: cuando las relaciones no
son firmes con Dios, el demonio entra con facilidad y las destruye, la presión
en el hogar aumenta, cunde la violencia, la tristeza amarga el carácter y a
pesar de tener todo, son infelices. De
regreso, ya en su casa, se da cuenta del infierno en el que vive y se convence de que vale la pena luchar por
su familia, que ésta es una batalla que no puede ganar sola, necesita dar ese
paso definitivo de fe, poner las necesidades familiares y el futuro en manos de
Dios, porque puede ser que esta sea la única oportunidad que tenga de recuperar
la vida, para la cual fue creada.
En la actualidad el honor en
algunas familias se ha perdido, la crueldad entre los miembros no conoce
límites, las parejas se divorcian y vuelven a casar, mezclando hijos míos,
tuyos y nuestros; la casa se convierte en un polvorín donde estallan conductas
pecaminosas como los abusos físicos, verbales y sexuales cometidos contra
niños, mujeres y ancianos, infidelidades, drogas, alcohol y prostitución.
Todos sabemos que cuando un
hombre y una mujer se unen, son seres completamente diferentes en educación,
costumbres y fe; han sido creados a imagen de sus padres, de su genética y del
historial que heredan de sus antepasados. Congeniar parece imposible, ninguno
de los dos piensa o siente como el otro, por ello es indispensable organizar un
cuarto de guerra, en el que, en oración solicitemos su protección, iluminación,
fortaleza de espíritu, sabiduría, generosidad. Pidamos también su divina
misericordia si por causa de la debilidad humana, en algún momento de nuestra
vida nos alejamos de Él.
Por Antonieta B. de De
Hoyos sept.
19/15.
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