sábado, 19 de septiembre de 2015


“Cuarto de guerra”.

Cuando vi la promoción de esta película cristiana, un ligero estremecimiento recorrió mi cuerpo, su mensaje sencillo y a la vez profundo no es nuevo, está detenido en el tiempo desde hace mas de dos mil años y ha logrado que muchísimas parejas sean felices y permanezcan  unidas. Cuarto de guerra (War room), es un drama que muestra el poder que tiene la oración sobre los matrimonios, la crianza de los hijos, las profesiones, las amistades y demás situaciones. Se exhibe desde el 28 de agosto de este año.

La historia, se basa en la problemática diaria de una pareja, entre la maternidad y el trabajo, ella es agente de bienes raíces, y desea que su marido ayude más en la casa, solo que él no puede porque su empleo le exige cada vez mas. Poseen una bonita casa, y una hija preciosa, pero siempre discuten. Aquel, día mientras buscaba clientes, va a visitar a una anciana viuda, que empieza a preguntarle de forma divertida pero poco discreta, acerca de su matrimonio y de su fe. Sin darse cuenta, ella empieza a contarle que está a punto de divorciarse, es entonces que la anciana le muestra su cuarto de oración con sus paredes llenas de peticiones y respuestas escritas en los momentos difíciles.

La idea le pareció maravillosa, pero siente que no está preparada para crear su propio cuarto de oración. Cuando la anciana le pregunta sobre ¿cómo es su relación con Dios, con su fe y con su matrimonio? ella dice que más o menos. La mujer entonces categórica le responde: cuando las relaciones no son firmes con Dios, el demonio entra con facilidad y las destruye, la presión en el hogar aumenta, cunde la violencia, la tristeza amarga el carácter y a pesar de  tener todo, son infelices. De regreso, ya en su casa, se da cuenta del infierno en el que vive  y se convence de que vale la pena luchar por su familia, que ésta es una batalla que no puede ganar sola, necesita dar ese paso definitivo de fe, poner las necesidades familiares y el futuro en manos de Dios, porque puede ser que esta sea la única oportunidad que tenga de recuperar la vida, para la cual fue creada.

En la actualidad el honor en algunas familias se ha perdido, la crueldad entre los miembros no conoce límites, las parejas se divorcian y vuelven a casar, mezclando hijos míos, tuyos y nuestros; la casa se convierte en un polvorín donde estallan conductas pecaminosas como los abusos físicos, verbales y sexuales cometidos contra niños, mujeres y ancianos, infidelidades, drogas, alcohol y prostitución.

Todos sabemos que cuando un hombre y una mujer se unen, son seres completamente diferentes en educación, costumbres y fe; han sido creados a imagen de sus padres, de su genética y del historial que heredan de sus antepasados. Congeniar parece imposible, ninguno de los dos piensa o siente como el otro, por ello es indispensable organizar un cuarto de guerra, en el que, en oración solicitemos su protección, iluminación, fortaleza de espíritu, sabiduría, generosidad. Pidamos también su divina misericordia si por causa de la debilidad humana, en algún momento de nuestra vida nos alejamos de Él.       

Por Antonieta B. de De Hoyos                            sept. 19/15.

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