miércoles, 21 de diciembre de 2011

Quiero la esencia, porque mi alma hoy tiene prisa.

Antonieta B. de De Hoyos.                                    Dic. 21/11

Esta frase la tomé como título, porque a pesar de que hace ya casi una década que la leí, continua grabada en mi memoria, y ahora con el ambiente nostálgico que nos invade  por la navidad, me pareció bueno recordarla. El poder de estas ocho palabras es extraordinario, al grado de producir  fuertes cambios en la conducta de las personas, como me sucedió a mí.

En esta ocasión la reflexión va dirigida a las personas adultas, a todas aquellas que deseamos avanzar en el camino de la madurez; dicho en otras palabras, cuando nos decidimos a buscar la esencia de la vida, cuando empezamos a darnos cuenta de que en las cosas más simples, en las menos complicadas está la felicidad.

Es en ese momento, en ese “clic” que hace nuestra  mente y nuestro corazón, que dejamos de asistir a reuniones donde solo se habla de superficialidades, cuando nos vamos alejando de los envidiosos, de los que desacreditan a los exitosos, de todos aquellos  que se apropian de lugares que no les corresponden, que no tienen talento para desempeñar el puesto que ocupan y que jamás obtienen grandes logros honestos.

Algo sucede en nuestro interior, que ya no nos permite relacionarnos con cualquiera con el único propósito de quedar bien con los demás; es dejar de mentir por conseguir una comodidad fugaz, ya sea por miedo al dolor que trae consigo la soledad o, a tener que comenzar de nuevo.

Cuando repetí la frase: “quiero la esencia porque hoy mi alma tiene prisa”, se me clavó en el corazón, y fue en una temporada navideña como ésta, precisamente cuando mi espíritu sobrepasa a la materia, que ya no pude ser la misma. Desde ese instante me prometí no tolerar caprichos de personas mayores inmaduras, empecé a buscar la  esencia de las cosas y de las personas, porque me di cuenta de que mi alma tenía prisa y mi corazón estaba ansioso, ávido de convivir con gente más humana, muy humana. A partir de aquel momento busqué personas que supieran reír de sus errores, que no se envanecieran con sus triunfos, que no se consideraran superiores ni elegidas, que no huyeran de sus responsabilidades, que defendieran con firmeza la dignidad de los desposeídos  y la excelsitud de la naturaleza. 

Ahora quiero caminar junto a personas de verdad, quiero disfrutar de su afecto sin prisas, ya no quiero perder el tiempo. Lo esencial, lo sencillo es lo que  vale la pena vivir. Hoy quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de su prójimo, que cante, que baile, gente que aprenda de las lecciones de la vida, que sienta dentro de su alma las caricias divinas y que crea en el amor.

A partir de aquel día dejé de pensar en el pasado y de obsesionarme por el futuro, me prometí vivir el presente que es donde la vida acontece y donde se encuentra Dios, mi meta será  llegar a la final satisfecha, con plenitud y paz…,  ¡Feliz Nochebuena y venturosa navidad!






Nochebuena, navidad y fin de año, tiempo ideal para cerrar ciclos.

Es providencial que la Nochebuena, la navidad y la Nochevieja se celebren al finalizar el año, porque de esa manera muchos podemos reflexionar sobre lo que hicimos y lo que dejamos de hacer; en lo que logramos y en lo que pospusimos; en lo que acertamos y en lo que nos equivocamos;  en las nuevas metas, en retomar el camino, y más.

Al final de un ciclo, por lo general  volvemos la vista atrás y revisamos lo que pasó. Algunos se quedan con el resentimiento culpando por lo sucedido al otro, muchas veces hasta enojados con la vida y con Dios, murmurando que no fue justo. Otros toman toda la responsabilidad y se declaran inútiles, cayendo en la depresión que les impide empezar de nuevo. Hay ocasiones en que se nos presentan situaciones inesperadas, increíbles, pero estas no llegan por casualidad,  son el resultado de no haber usado con sabiduría el gran poder de elección, que Dios nos otorgó. Pero aun así, la lección que nos queda siempre es de gran utilidad, si la aquilatamos y superamos.

Solo necesitamos detener el paso, buscar un momento de soledad para revisar lo vivido, con eso nos  daríamos cuenta de que nada ha sido en vano, y que desde el amor y el perdón, podemos dejar de lado toda clase de culpa.

Sabemos que nuestros pensamientos, creencias, sentimientos, experiencias pasadas, inconformidades, etc. influyeron en nuestra  conducta hacia los demás, por eso mismo estamos dispuestos a reconocer  errores pero también valores, fortalezas y virtudes. Por supuesto que no estamos siendo castigados ni por Dios ni por la vida, son cosas que nos han tocado vivir como parte de nuestro crecimiento personal y para nuestro bien. Lo esencial es que nos amemos y nos perdonemos. Que estemos dispuestos a perdonar, a seguir adelante y ser felices.

Al soltar el dolor, el resentimiento, la sensación de pérdida y de injusticia, el remordimiento, la culpa y el deseo de venganza; estaremos listos para cerrar el ciclo y empezar otro con mayor brío. Si aceptamos la situación en la que se encuentran nuestras emociones, tendremos la oportunidad de pasar a la otra etapa y avanzar más rápido en el camino de la perfección. Ya no nos estancaremos buscando causas, justificaciones o, porqués. El pasado pasó, es hora de disfrutar el presente y vislumbrar el futuro. Cierro un ciclo y subo un peldaño en la enseñanza, ¡avanzo!

La navidad nos ayuda a sentir gratitud por todas las cosas que tenemos, por todas las que hemos vivido y por las que vamos a vivir; nos llena de amor y de reconciliación, de deseos de compartir alegría. Aprovechemos su magia para cerrar el ciclo y vayamos con alegría al encuentro de Jesús.

Antonieta B. de De Hoyos                            Dic. 14/11

martes, 13 de diciembre de 2011

Nochebuena, maravillosa experiencia de reconciliación.

La palabra reconciliación significa: arreglo, armonía, acuerdo, concordia, mediación e intercesión; acto que al practicarlo deja en la persona paz y serenidad. Tomo este tema, porque desde hace varios días en los medios de comunicación se difunde la tristeza profunda que experimentan muchas personas al acercarse la temporada navideña, estado de ánimo que debe atenderse a tiempo, antes de que la depresión termine en tragedia. Es importante tomar en cuenta que somos seres vivos  con necesidades físicas, emocionales y espirituales que deben cubrirse diariamente y, que es en esa búsqueda de satisfactores cuando más expuestos estamos a cometer errores: simples y reparables unos, complicados e irremediables otros, fatalmente en este quehacer, hasta el prudente suele caer. La rutina, las prisas y los compromisos no dejan tiempo para pensar, por eso es que al final del año, cuando llegan los días de asueto, los malos recuerdos aparecen, se agolpan en la cabeza, quitan el sueño y oprimen el corazón con sentimientos de culpa.
El creyente o no creyente, tiene la libertad de meditar los actos que durante el día realizó, ya sea antes de ir a dormir o durante la misa dominical. Es en esa conversación intima con Dios, en la que con sincero arrepentimiento se pide perdón por el bien que no se hizo, por el mal provocado, pero sobre todo se promete con firmeza, cuidar de no volver a caer. Si haberse equivocado le inquieta y le impide ser feliz, cambie de actitud, acérquese al altar cuando la iglesia esté en silencio, si le es imposible acudir entonces arrodíllese en un lugar acogedor de su casa y hable con Dios. Dígale lo que le pasa, es reconfortante sentirse escuchado, aun sabiendo que Él conoce de antemano su sufrimiento. Después, guarde silencio y escúchele a Él, respire profundo y si su alma lo pide, deje fluir el llanto. El adviento nos prepara para dejar atrás todo lo que estorba, lo que impide gozar esa maravillosa reconciliación con Dios y con los que amamos. Seguramente después de este encuentro su vida retomará el sentido y se pondrá de nuevo en pie, momento en el que se dará cuenta, de cuantos están caídos y necesitados de su mano para levantarse.
A partir de entonces, a cada respiro notará que no está solo, así se encuentre en despoblado porque Dios siempre le acompaña. Por las noches al mirar el cielo, comprenderá que la vida no es un simple latir del corazón; que la existencia es más valiosa cuando al andar no ejerció la prepotencia, no se apoderó de lo ajeno,  no condenó a la pobreza, no dejó en el desconsuelo. Sino todo lo contrario, compartió alegrías, hizo buenos amigos, amó a sus hermanos y demás familia: pero sobre todo dejó gente que se sintió orgullosa de haberle conocido.

“La pobreza más terrible es la soledad y el sentimiento de no ser amado”.                                                        Madre Teresa de Calcuta  
A partir de esta Nochebuena deje de pensar en el pasado y en el futuro, disfrute el ahora porque Dios le ama hoy y desea que hoy, usted le corresponda. Alimente su alma con la oración, porque esa es la bendita energía que se necesita para servir a Dios con alegría.
Antonieta B. de De Hoyos.                            Diciembre 11/08

domingo, 11 de diciembre de 2011

La espiritualidad, valor olvidado.

La espiritualidad es una creencia innata, es una forma de ser que nace desde dentro de la persona humana, para ir al encuentro de ese Ser Supremo que llamamos Dios.
Hago referencia a lo anterior porque hace unos días, mientras buscaba información por el internet encontré varios artículos que mostraban los grandes beneficios que da el llevar una vida espiritual desde la infancia.
Dicen los expertos que la  espiritualidad garantiza la felicidad de los niños y que la religiosidad y el dinero no los hace más felices. También dicen que esta formación le da sentido a su vida, estimula su esperanza, refuerza las normas sociales positivas y proporciona una red social de apoyo.
Eso me llevo a pensar que educar a los niños en la espiritualidad, no es una opción sino una necesidad, si queremos que se conduzcan con amabilidad y altruismo.
Según estos estudios el meditar y rezar, no influye en la felicidad de los niños porque son actos externos determinados por los padres, mientras la espiritualidad es un sistema de creencias interno.
La espiritualidad y la felicidad tienen una relación muy importante, en la que el dinero contribuye muy poco. Ojalá y muy pronto haya actividades escolares que vayan en esta dirección, porque está comprobado que la gente feliz es más tolerante, creativa y productiva.
Los niños son muy perceptivos, captan mucho más de lo que imaginamos. Captan el estado de ánimo y las preocupaciones de los adultos, se enteran de todo lo que sucede en su entorno a través de las noticias que sus padres escuchan. Son extremadamente sensibles, descubren la sensación de indefensión que se vive en casa a causa de  la inseguridad en la ciudad. Sienten la energía y la vibración negativa en los lugares que visita.

Por supuesto que deben tomarse medidas de seguridad y enseñárselas a los niños, pero tratando de aprovechar ese inmenso recurso que tienen los niños, la espiritualidad.
Creer en una fuerza superior, en Dios, en la importancia de principios universales como el amor, la gratitud, el respeto, la solidaridad, es algo que parece simple, sin importancia, pero es lo que hace que el niño sienta que existe un orden en el universo, una fuerza superior que se mueve: el sol, las nubes, el viento y se enorgullezca de ser parte de  esa naturaleza.

Cuando los padres viven la espiritualidad es más fácil para los niños comprenderla. Cuando se les permite a los niños creer que existe un Dios bueno que les envía ángeles, siempre se sienten protegidos y acompañados.

Las oraciones, los cantos, los cuentos espirituales son excelentes herramientas para este aprendizaje, porque cuando un niño tiene miedo en la noche, puede imaginar que se encuentra dentro del corazón de Jesús que le protege. 

 “Lo esencial es invisible a los ojos”… pero allí está. (Tomado del libro “El Principito” de Saint Exupery)

Antonieta B. de De Hoyos                                Dic. 7/11

domingo, 4 de diciembre de 2011

Diciembre me gustó prara ...


SEMANA DE AMORES Y HORRORES
“Y tú que te creías
El rey de todo el mundo
Y tú que nunca fuiste
Capas de perdonar”
Cuco Sánchez

¡En diciembre hay tanto para recordar y ser felices que quisiéramos que todo el año fuera diciembre!
Esta colaboración estaba pensada para recordar a los hombres y mujeres de clase mundial que han tenido la suerte de nacer en México: María Grever, guanajuatense de patria chica que fue alumna de Debussy y llevó al mundo el nombre de nuestra Patria con “Júrame”, o del nigropetense  Pablo Valdez que escribió “Conozco a los dos” para hablar de amor y dolor; o de Matilde Montoya que tuvo la osadía de enfrentarse a un mundo machista del siglo XIX y graduarse como médica; o de la saltillense Karla Wheelock que fue la primera mexicana en llegar a la cumbre del Everest.  Pero la realidad golpea con sus fríos dedos las ventanas de todos los hogares:
Ha iniciado el año electoral.  Anuncios del IFE que de nueva cuenta avisan sobre la caducidad del 03; RM asume el gobierno de Coahuila con sueño y sueños mientras que el otro Moreira se despierta con la pesadilla de la renuncia anunciada desde antes que asumiera la dirección del PRI y Peña Nieto se enfrenta con toda su ignorancia a la opinión de intelectuales y  mexicanos que leen y escriben en el twitter.
Se inicia un año electoral  en el que los mexicanos mayores de 18 años, desempleados, temerosos, inseguros con el riesgo de perder el empleo o con la esperanza de que las universidades puedan brindar mejores expectativas de vida elegiremos a otr@ presidente de México.
La realidad nos enfrenta a nuestra responsabilidad de dejar hacer y dejar pasar. Exigimos saber quien pagará la millonaria deuda que dejó HM en el estado pero no asumimos la responsabilidad por haber permitido que se enquistara en el poder local aceptando regalías con la “Tarjeta de la Gente”.  Justificamos el despilfarro millonario porque La Gran Plaza de Piedras Negras oculta la pobreza de las colonias marginadas y las luces de las calles y avenidas brillan tanto que ocultan la desesperación de quienes se quedaron sin trabajo o no lo tienen.
Dejamos pasar en el olvido la desaparición de más de 180 VECINOS  de nuestro estado y dejamos que 700 mil ciudadanos vendieran la conciencia a través del voto.
¿Es Humberto Moreira culpable junto con los prestanombres que la prensa ha manejado del desfalco millonario que le tocarán pagar a nuestros nietos  tengan o no trabajo? La justicia debería de investigarlo.  Pero también es evidente que el gobierno federal acotó la breve esperanza de justicia cuando postergó por varios años el derecho que tenemos la gente que trabaja en Coahuila de saber: ¿en que bolsillos pararon esos miles de millones de pesos?
En julio de nueva cuenta sufragaremos y de nueva cuenta la casta política buscará comprar la conciencia con tarjetas, bonos, esperanzas o sueños. Ningún mexicano con conciencia debe permitir que siga fluyendo la riqueza de la patria a los bolsillos del 1% de la población que hoy detenta el poder político y económico de México. Los mexicanos debemos creer en nosotros mismos para derrotar a la corrupción enquistada en el poder.
El sueño terminó para Moreira: Ser actor principal del probable regreso del Viejo PRI a las ligas mayores; quizás si se hubiera detenido a leer un poco hubiera sabido que en México la casta gobernante, como en la época colonial, se heredan los cargos, los puestos, las direcciones de los partidos y los gobiernos.
Si leyera sabría que los arribistas pagan con la vida pública la osadía de querer figurar. El desfalcó a los Coahuilenses y le perseguirá el estigma del robo. Colosio dejó la vida en el sueño de querer  ser un gobernante de clase mundial.
Quizás exista otro diciembre para que sean mas los mexicanos de verdad entreguen sus sueños por hacer GRANDE a la Patria que tanto necesita de la luz de la inteligencia, el calor de la honestidad y de la práctica cotidiana de la ética para despejar las tinieblas que han negado una vida digna a millones de mexicanos, los que este diciembre, como el anterior, no tendrán un poco de pan extra para espantar el hambre crónica con la que han crecido a la sombra del Viejo PRI de siempre.
Profra. Josefina Sánchez Ponce

sábado, 3 de diciembre de 2011

Leerlo es una buena opción.  
Sacudiendo el polvo de unos estantes, llamó mi atención un libro pequeño de color celeste, con letra grande y dibujos ilustrativos que se titula “El Memorándum de Dios” de Og Mandino. Al abrirlo me di cuenta de que había subrayado con marca textos las frases más importantes, lo que me facilito recordar con rapidez la esencia de lo leído, así hubieran transcurrido más de tres décadas. En estas páginas el autor narra la conversación que Dios sostiene con un hombre que se lamenta de su desdicha, de lo mal que le va, y para colmo le culpa a Él de su fracaso. Para aclarar la situación Dios le dicta las siguientes cinco leyes:
Primera Ley.- Cuenta tus bendiciones. Físicamente te doté de todo, puedes hablar, oír, caminar, amar y ser amado. Tienes un corazón, sangre, venas, piel, pulmones, cerebro,  en prefectas condiciones que te permiten oler, respirar, saborear, admirar. Tú eres mi mejor creación.
Segunda Ley.- Proclama tu individualidad.  Nunca ha habido sobre la tierra nadie igual a ti ni lo habrá jamás. No te esfuerces en caminar como tu hermano, en hablar como tu líder, jamás hagas lo que los demás, porque podrías estar imitando lo malo; se tu mismo, demuéstrale al mundo tu individualidad y te cubrirás de oro.
Tercera Ley.- Camina un Kilómetro mas. Quién te invite a caminar un kilómetro, acompáñalo dos. Presta más y mejores servicios de los que esperan de ti. Si solo haces por lo que te pagan, serás mediocre. Permite que yo sea tu deudor, entonces sabrás que cada minuto, cada esfuerzo de un servicio adicional te será pagado con creces y mientras más me tarde en hacerlo, mejor. Tenemos un mundo que debemos reconstruir y para  eso nos necesitamos los dos. Para ello te doté de poderes desconocidos para cualquier otra criatura del universo: te di el poder de pensar, de amar, de reír, de crear, de hablar, de orar; fuiste un ser viviente completo capaz de controlar su propio destino, de manejar su vida por el pensamiento y no por el instinto. 
Cuarta Ley.- El poder de elección. Te agregué el poder de elegir, te toca a ti emplear con sabiduría este nuevo poder: elige amar en vez de odiar, elige reír en vez de llorar, crear en vez de destruir, curar en vez de herir, dar en vez de robar, crecer en vez de corromperte, orar en vez de maldecir, vivir en vez de morir.  Ahora ya sabes que tus desgracias no fueron mi voluntad, sino la tuya. Eres un ser humano digno, puedes hacer maravillas, tu potencial es ilimitado.
Quinta Ley.- Has todo con amor. Amor a ti mismo, amor hacia los demás, amor hacia mí. Enjuga tus lágrimas, estira tu mano, toma la mía y mantente erguido. El amor ágape es sublime, se entrega al otro sin interés, es el amor propio de los cristianos que se convierte en caridad, misericordia y compasión. La comprensión cristiana del amor va más allá de cualquier sentimentalismo, es el centro mismo del cuerpo. Amar es meter al otro en mi corazón.                         El corazón de Jesús se nos ha dado para amar de esa  manera ya que con nuestro propio corazón sería imposible. Revivamos ese amor, en este maravilloso tiempo de Adviento.
Antonieta B. de De Hoyos                                          Nov. 30/11