A un año, viene la nostalgia,
el recuerdo.
Hace un
año precisamente en estas fechas, que de manera inesperada al menos para mí, el
programa “Desde La Frontera” salió
del aire. Me faltaban escasos
cinco meses para cerrar dos exitosas décadas de producción de programas de
superación personal, en la radiodifusora
“La Rancherita del Aire”.
Apostolado
que salió adelante aun y cuando se le auguraba corta estadía, era tal el
pesimismo que me rodeaba que estuve a punto de renunciar a él antes de
empezarlo. Las palabras proféticas con las que el Padre Carlos bendijo mi
misión las llevo grabadas en mi memoria: “Te has puesto la camiseta de Dios, nada
detendrá
tu camino y todo saldrá a la perfección”.
Sería
absurdo querer olvidar el nerviosísimo que me invadía cada domingo al
atardecer, cuando tenía que organizar el
tema y memorizarlo, seleccionar anécdotas, ejemplos, frases, testimonios,
música, etc.
Aún recuerdo
la forma tan especial en la que me encomendaba a Dios, lo hacía con tanta fe
que en ocasiones yo misma me sorprendía; le pedía con vehemencia que mis
palabras fueran las correctas que no dañaran a nadie, por el contrario que
sirvieran de apoyo al que estuviera triste y de aliciente al que luchaba; que
me diera el valor de decir la verdad pero sobre todo, que no me atemorizara
ante la crítica destructiva.
En
Piedras Negras, en la región norte del Estado y en el sur de Texas, el vasto
auditorio perdió repentinamente el gran privilegio que gozaba al estar bien
informados, no solo en asuntos legales y profesionales, sino también de salud,
urbanidad y tradiciones. Se interrumpió la difusión de conocimientos
culturales, mensajes de paz, amor, fe, hasta la sensibilidad y el romanticismo
que inspira la poesía.
Este
programa fue excepcional, porque en su larga trayectoria elevó al máximo la
calidad de vida de la audiencia, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que esta influencia fue tan
grande y benéfica que marcó un “con” y un “sin”, la presencia de la Licenciada
Bertha Alicia Reyes Berlanga.
Ahora en
la intimidad de mi hogar y con una existencia más serena, no dejo de agradecer
a Dios todo ese tiempo que pude servir a la sociedad haciendo lo que más me
gusta, aprender para enseñar, la única pena que perdura en mi corazón, es el no
haber tenido la oportunidad de despedirme de mis radioescuchas.
De todas
maneras la inquietud por comunicar lo aprendido no se ha apagado, sigo escribiendo
artículos para la prensa semanalmente y como coincidencia este año también en
febrero, inicié un nuevo apostolado en las redes sociales; ahí y en http://www.antonieta-de-hoyos.blogspot.mx/ publico
mis artículos actuales y pasados.
Ojalá
que pronto alguien tome la iniciativa en los medios, para organizar un programa
como este, porque es una ventana abierta a la comunidad en la que se invita a
la gente a conocer y a disfrutar la vida buena, es como purificar el aire que
penetra en los hogares, oficinas, profesiones y oficios. El ser humano está
ávido de saber, porque tiene todo el derecho a ser feliz y a dar felicidad a
los que le rodean.
Antonieta
B. de De Hoyos
Sept. 27/14