Sentimientos encontrados.
De un tiempo para acá no me he sentido
bien conmigo misma, hay algo en mí que no me permite disfrutar en todo su
esplendor la paz interior. Para averiguar la causa de esta inconformidad hice un sincero recuento: ¿la
vida? no, pues ahora como nunca gozo de mi familia y de mi edad adulta; ¿la
economía? tampoco, porque Gracias a Dios y al esfuerzo de mi marido es bastante
estable, puedo decir que mucho mejor de lo que esperaba para mis años viejos;
¿los afectos? bien definidos, en sentimientos no hay titubeos. Entonces, ¿qué
me pasa? Deliberadamente busqué espacios de serenidad en mi cotidianidad para
meditar, me urgía saber lo que sucedía. Días después saqué una conclusión que
no me satisfizo, me hallaba en medio de sentimientos encontrados.
¿Pero que son sentimientos encontrados? Se
definen como una confusión mental y emocional hacia algo muy importante, es ese
momento en el que no sabes qué hacer. Es sentir emociones opuestas, felicidad-
tristeza. Es estar consciente de que si dices lo que piensas estarías en la
verdad, pero al hacerlo molestarías a muchos, algo que no deseo. Pero por otro
lado si me quedo callada, mi cobardía me impide conciliar el sueño a la vez que
daña profundamente mi relación con Dios. ¡Entonces hablaré!
De vez en cuando por diferentes motivos,
voy el sábado a la misa de cinco en San Juan, y con el afán de llegar a tiempo
me adelanto unos minutos, lo que me permite ver el final del ritual del
bautismo. El frente del altar lo ocupan casi una docena de pequeñitos en brazos
de sus padres o padrinos, les acompañan familiares, amigos y muchos niños
inquietos, sin faltar por supuesto los fotógrafos amateurs y profesionales.
El sacerdote en cuanto entrega la fe de
bautismo se retira de inmediato y deja
esta marabunta en pleno desorden. Risas, gritos, niños corriendo, adultos
charlando, fotógrafos discutiéndose el lugar donde la Virgen quede de fondo. Un
niño tras el altar, la madre persiguiéndolo, otros gritándole al que está lejos
que se acerque para la foto. Todo es un escandaloso ir y venir.
Esta irrespetuosidad muestra una
catequesis deficiente, los feligreses no sabemos cómo comportarnos en el sacro recinto; lo delicado
es que esta conducta equivocada cunde. Esa tarde sin poder evitarlo, mientras
me arrodillaba imaginé a Jesús descender de su cruz para sacarnos del templo,
tal como lo hizo con los mercaderes.
Por eso me atrevo a sugerir a las
autoridades eclesiásticas correspondientes, que los bautizos se lleven a cabo
en el salón Parroquial al fin y al cabo, para los que van a bautizar no es un
requisito escuchar la santa misa. Trasladen la pila y unas imágenes a ese
lugar, para que al término de la ceremonia se tomen todas las fotografías que
quieran, charlen y se retiren cuando lo
deseen.
Aunque parezca increíble, la paz regresó a
mi alma. No temo a las consecuencias de lo escrito, por el contrario las acepto
con agrado, porque actuando de ese modo recuperé lo que más apreciaba…!mi
relación con Dios!
Antonieta B. de De Hoyos sept.6/14
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