“Obediencia perfecta”.
Esta vez se trata de una película mexicana, que se
estrenó el día primero del mes en curso en una gran cantidad de salas en el
Distrito Federal y varias ciudades del país; cuyo tema principal es la
pederastia. Es un pasaje en la vida de un sacerdote y su relación con los
jóvenes internos de un seminario, muchachos que en un momento de su corta
existencia sienten en su interior la vocación religiosa.
Y aunque no se especifica o no se involucra persona
alguna durante el desarrollo de la historia, no se puede evitar que el público
lo relacione casi de inmediato, con el terrible suceso protagonizado por el
tristemente célebre Padre Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de
Cristo.
El actor Juan Manuel García Bernal, protagonista de la
cinta, admite con absoluta sinceridad que es creyente y que respeta mucho a los
sacerdotes y a la alta jerarquía católica, y que si aceptó intervenir en este
proyecto fue porque está convencido de que la historia no lleva como
finalidad provocar el morbo en el espectador, aunque ya de por si lo inspira,
sino para prevenir a los padres sobre los peligros que acechan a sus hijos
menores y lo trascendente de su función como custodios.
Mientras le escuchaba mis ideas y sentimientos
revolucionaban dentro de mi cabeza, pero poco a poco, al ir comprendiendo
sus atinados razonamientos, mi mente se fue despejando de arcaicos fanatismos.
Me di cuenta que no estaba tan errado. Su propósito estaba bien
fundamentado, deseaba llegar a la conciencia de los espectadores, despertar
en ellos la imperiosa necesidad de educar en la sexualidad y en el respeto al
prójimo.
Aunque son pocas las escenas comprometedoras, no son
explicitas ni insolentes, lo que si resulta fuerte es su mensaje, porque nos
obliga como sociedad a reconocer que por negligentes, la miseria humana nos
ha rebasado.
En un momento de serenidad sería bueno recordar,
¿desde cuándo aceptamos como normales las conductas inmorales que hoy a diario
enfrentamos y que degradan a la familia?.
¿Desde cuándo permitimos la entrada al hogar, a los
medios de comunicación que incitan a la perversión?. La pornografía por más que
dicen que la combaten, está al alcance de todos, sin importar la edad y sin
buscarla.
Ésta es una película que presenta solo una, de las
muchas facetas del abuso sexual. En este mismo momento alrededor del mundo, en
el lugar menos imaginado, alguien está cometiéndolo, destruyendo una vida que
difícilmente logrará superar la experiencia.
Los malos ejemplos, la educación deficiente y la
ausencia de Dios, es el terreno fértil para que germinen abusadores, los
que al llegar a adultos pululan por las calles desempeñando un oficio o
profesión.
Dejemos de juzgar y condenar, cuidemos y hablemos
claro a nuestros hijos, enseñémoslos a protegerse, despertemos su intuición, su
instinto de conservación y elevemos su autoestima haciéndoles ver la
dignidad que poseen como hijos de Dios.
Antonieta B. de De
Hoyos
5/10/14