miércoles, 31 de octubre de 2018


Si Dios no existe, ¿está todo permitido?
Si los libres pensadores que ahora abundan, afirman que Dios no existe significa qué ¿toda conducta humana está permitida? Al leer este artículo me fue imposible no reflexionar, ya que desde niña me fue inculcada la presencia de Dios, quizás no de los santos, pero sí de la Virgen María.
Si todo estuviera permitido, a mí me gustaría saber quién es el que autorizó tal permisividad, para que venga a ver la forma como se ha desequilibrado la sociedad actual,  las terribles y  denigrantes escenas que nos vemos obligados a presenciar gracias al libertinaje, nefasta información que nos llega casi de inmediato a través de los medios de comunicación. Lamentablemente sin el control natal nos hemos sobrepoblado, lo que orilla a un buen número de habitantes a cometer actos poco correctos para subsistir.
Nada agradable resulta que la ignorancia conduzca a violar por placer, los hábitos que la mayoría practicamos apoyados en la ética y las buenas costumbres heredadas de nuestros antepasados con el propósito de lograr la armonía dentro y fuera del hogar.  
Yo no juzgo ni sanciono lo que cada persona quiera hacer de su vida privada, lo que me inquieta son las barbaridades que hacen públicas y que después muchos imitan olvidándose de la educación recibida.   
¡Dios si existe!, de no ser así ¿por qué en todas las culturas del mundo lo han alabado y continúan alabando con sus rituales? 
Pero volvamos a la pregunta, ¿acaso todo está permitido? negar algo no quiere decir que no lo puedas hacer, eso lo decides tú, para eso Dios en su sabiduría nos otorgó el libre albedrio, entonces ¿para qué sirve tanto impedimento?
Sabemos que toda acción tiene una reacción, que cada paso que damos trae consecuencias que debemos afrontar  a veces con dolor. La realidad muestra que cuando hacemos algo incorrecto por lo general  dañamos y ese alguien o algo, seguramente actuará en nuestra contra tarde o temprano.
Lo que tú des a la vida y a tus semejantes te será devuelto. Si no  respetas las leyes de transito pronto tendrás un lamentable accidente, si te relacionas con gente de dudosa conducta en poco tiempo te verás involucrado en grandes problemas. Si “no está permitido” tener cierta clase de relaciones sexuales o vicios, es para prevenir una grave enfermedad que destruya tu cuerpo y tu alma.  
Lo importante es reconocer que para vivir en armonía, tenemos que aprender a respetar pero, si no sabemos qué o para qué estamos perdidos. De continuar por este camino de permisividad seguramente la sociedad sucumbirá ante la violencia.
La gran responsabilidad de los padres es y será siempre educar en la prevención,  por eso es urgente que estén bien informados sobre lo que está o no está permitido por Dios, así como de lo que la sociedad sanciona.  
Antonieta B. de De Hoyos                           10/31/18

miércoles, 24 de octubre de 2018


Di no a la comercialización.
Amor, nostalgia y espiritualidad, es lo que nos ofrecen los últimos tres meses del año que está por terminar y si he de ser sincera, me disgusta sobremanera la forma tan brusca y frívola, como se provoca en la sociedad la necesidad de comprar.
A mí me encanta octubre por ser el mes del rosario y el inicio de la tradición de los 46 rosarios a la Virgen, noviembre me sorprende con el día de los santos difuntos y con el inicio del bello tiempo de Adviento, que en sus cuatro domingos previos a la navidad nos invita a reflexionar profundamente, sobre nuestra fe y las virtudes que podríamos haber olvidado en nuestro diario caminar.
Diciembre es lo máximo, comenzamos con el novenario a la Virgen de Guadalupe para enseguida iniciar los rosarios de la aurora ofrecidos al Niñito Jesús. El broche de oro es la oración en la Nochebuena, algunos acuestan al niñito Jesús en sus casas otros van al templo, y con esa devoción dentro del pecho llegamos al amanecer del 25 plenos de felicidad, listos para disfrutar la temporada navideña.  
Esto es en cuanto a nuestras tradiciones religiosas, porque también tenemos otros momentos muy humanos durante la nochevieja, cuando reunidos en familia oramos agradeciendo al año lo que nos ha dejado, aunque a veces la tristeza nos invada. Es en ese repiqueteo de campanas anunciando las doce, cuando despedimos agradecidos al que se va y recibimos llenos de amor, alegría y  esperanza al que recién llega.
Comenzamos enero con  la epifanía y la llegada de los Reyes magos, personajes que deberíamos imitar pues a pesar de ser poderosos en la tierra, se postran con humildad ante el Hijo de Dios.
Desafortunadamente los comerciantes aprovechan la sensibilidad en el ambiente social, para ofrecer sus baratijas al menor precio, los restaurantes sus comilonas y las agencias de viajes alguna playa exótica. Por internet nos muestran artículos muy bonitos elaborados con los símbolos navideños, el pinito, las esferas, la corona de adviento, el pesebre y más, que sirven de ornato en los hogares.  
Nuestro mejor propósito debe ser grabar en la mente y en el corazón de los niños la esencia de estas festividades. A mí en lo particular me gustan las cartitas infantiles dirigidas al niño Jesús, porque en ellas primero agradecen las bendiciones y después con respeto piden y aceptan lo que se les pueda conceder.
Hoy el mundo nos enfrenta a situaciones cada vez más estresantes, urge que retomemos la fe en nuestra doctrina cristiana, no hablo del servicio muy respetable de los sacerdotes, sino de lo que creemos y sentimos dentro del alma. 
Qué tal si recordamos los Diez Mandamientos, el Padrenuestro, el Avemaría y asistimos con regularidad al templo con el deseo de escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios. Acerquémonos a la confesión y a la comunión, porque estar preparados para cuando seamos llamados, debe ser nuestro propósito más amado. 
Antonieta B. de De Hoyos                                  10/ 24/18

miércoles, 17 de octubre de 2018


¡Vida nada me  debes!
Dicen los que saben que el secreto de vivir bien,  está en saber tomar a tiempo buenas y sabias decisiones, que es el arte de reconocer que la decisión que tomas hoy determinará tu mañana.
Por eso es muy importante visualizar desde muy jóvenes el futuro y aunque parezca cosa de juego, es necesario que los padres platiquen con sus peques sobre lo que les gustaría ser de grandes con ejemplos muy claros pero sin olvidar fomentarles primero, que todo trabajo honrado siempre les conducirá a la vida buena.
 Las educadoras en los jardines de niños muestran a sus alumnos a través de láminas de colores, los oficios y profesiones más comunes que realizan las personas adultas; policía, soldado, bombero, médico, enfermera, ingeniero, abogado, maestro, etc.  
Desafortunadamente muchos de estos niños crecen sin ninguna motivación, no saben para donde van, son indiferentes al camino que pudiera tomar su vida, todo les da igual aunque al final no les guste lo que encuentran.
Lo cierto es que el mañana o el futuro dependerá siempre de la decisión que tomemos en el presente, debemos grabar en nuestra mente que las personas exitosas tomaron decisiones claras y definitivas, porque la indecisión significa fracaso.  
Lástima que el temor a fracasar nos lleve a permitir en varias ocasiones que otros sean los que decidan, por creer que de esa manera mi fracaso fue por culpa de ellos. De ahí que muchas personas culpen a los padres, al conyugue, a los hijos, a los amigos que les aconsejan de lo acontecido.  
Estamos convencidos de que la vida es hermosa y que es el esfuerzo personal lo que corona el éxito, por eso que en cada amanecer al abrir los ojos empezamos a  decidir, “me levanto o no, voy o no voy, lo hago o no lo hago, llego a tiempo o llego tarde, o no llego” y  así hasta el anochecer cuando decidimos acostarnos y descansar. Es en esas benditas horas del día cuando ejercemos nuestro libre albedrio y con suma sensatez evaluamos los resultados, ahí nos felicitamos por el acierto o  aprendemos del error. 
Nada ni nadie determina nuestro éxito o fracaso, la felicidad o la infelicidad; porque cada uno es el responsable de su destino. Es cierto que algunas decisiones traen penas, dolor, angustia, ansiedad, preocupación, estrés, pero también hay otras positivas que dejan satisfacciones, ilusiones y a veces hasta riqueza. De todas maneras dentro de ese espacio de incertidumbre, siempre encontramos las oportunidades que pueden convertirnos en triunfadores.
Al tomar una  decisión no nos detengamos a ver qué es lo que la vida nos ofrece,  mejor vayamos con alegría en busca de la vida que queremos, visualicemos el futuro y por supuesto también las consecuencias.
Vayamos despacio, con cautela, atentos a escuchar  a nuestra conciencia y a usar atinadamente nuestra inteligencia, porque la vida nada nos debe, ella tan solo se limita a transportarnos en este diario bregar.    
Antonieta B. de De Hoyos             10/17  /18

miércoles, 10 de octubre de 2018


Marcha contra la irresponsabilidad.
El anuncio de la despenalización del aborto ha descontrolado por entero a la sociedad, y aunque en lo personal no estoy de acuerdo con esa disposición legal, si creo que con ella se dará paso a que cientos de personas sin escrúpulos, se liberen de un ser inocente que no pidió venir en esas terribles circunstancias.
Desafortunadamente el número de niñas, adolescentes y mujeres jóvenes embarazadas va en aumento, negativa actitud que además contribuye a la sobrepoblación del planeta. Claro que es necesario y urgente educar en la responsabilidad, pero no solo a las mujeres sino a toda la familia, comenzando por los padres que dentro de su ignorancia se tornan permisivos, dejando a sus hijos en completa libertad para realizar actividades de alto riesgo.
Primero fue la inocentada de los “juevebebes, después los bebeviernes y ahora los sabadrinks”, los que han llevado a millones a las barras de los bares para culminar años después en un tremendo alcoholismo.
Pronto esta promoción al vicio de la bebida se hizo extensa a las mujeres, por lo que hoy es normal que en esos lugares ellas beban a la par con los varones. Para completar el cuadro, llegan las telenovelas y películas con imágenes de sexo tan explicitas, que despiertan los instintos de manera prematura en los  adolescentes, los que como  abejas a la miel buscan experiencias más intensas.
De repente en las preparatorias y universidades la pregunta de moda fue ¿eres virgen? La privacidad se vio invadida con la sugerencia de las más atrevidas.
Probablemente me ayudó mi profesión de educadora, porque al darme cuenta de estos cambios drásticos en la sociedad, decidí platicar a temprana edad con mi hija sobre su desarrollo físico y mental que la llevaría a convertirse en toda una mujer, sin faltar las recomendaciones que creí pertinentes sobre la forma en que debería protegerse de las malas amistades.
Años más tarde conversé con mis adolescentes varones, a lo mejor fui muy dura con ellos, pero les advertí que si se involucraban en un embarazo, dejarían de disfrutar de sus privilegios juveniles y responderían como hombres; se irían a vivir a su nueva casa o, con la familia de la novia. 
Es verdad que las madres debemos inculcar principios y valores en los hijos, pero también el padre debe respaldarlos mostrándose rígido en el manejo de sus conductas. En un embarazo inesperado también él es responsable, por no haberles enseñado a su debido tiempo la enorme responsabilidad que exige el engendrar.     
 Alguna vez leí que nuestros antepasados valoraban en mucho la nobleza, la sangre, la estirpe de la familia y que lo más deshonroso para un hombre era no saber dónde la había sembrado.  
Por eso creo y aseguro que despenalizar o no el aborto no es tema social, porque vivir la vida buena como Dios manda  radica en nosotros, en la educación que con esmero demos en el hogar.
Antonieta B. de De Hoyos                            9/10/18

martes, 2 de octubre de 2018


El agotamiento emocional.
Este tercer milenio nos trajo una sociedad bastante difícil de controlar, porque a diario por los diferentes medios, recibimos demasiada información y desinformación que satura nuestra mente y nos agota sin darnos cuenta.
De manera inesperada nos enteramos que: una relación de pareja estable se desintegra, que los amados hijos deciden irse del hogar, que el futuro de miles de niñas se trunca frente a un prematuro embarazo, la forma en que las diferentes inclinaciones sexuales tratan de imponerse, los “ninis”, la raquítica economía, la promoción al aborto, el aumento en el uso de drogas, las enfermedades, todo, todo, todo, nos aleja de Dios.
Por eso es que aparentemente sin ningún motivo, una mañana nos sentimos agotados y sin ganas de abrir los ojos. Llegan las temidas noches de insomnio, por tener la cabeza llena de problemas sin resolver.
Después de varios días comienza a incomodar  la pérdida del autocontrol, el mal humor se torna constante, la intolerancia va en aumento. Pronto empezamos a hacer las actividades diarias de forma mecánica, por obligación, ya no hay entusiasmo, ni interés en ellas. Las muestras de afecto se enfrían, ya no sentimos nada por nadie.
Esta excesiva información da lugar a fallas en la memoria, las cosas más simples empiezan a olvidarse, la mente se confunde, lo que antes se hacía con rapidez ahora toma más tiempo.
La culpa es  de la sobrecarga de esfuerzo, no se trata de responsabilidades laborales sino del involucramiento en conflictos emocionales, el organismo se satura, no soporta y se desploma.
Este cansancio mental aunado a una gran fatiga física, acarrea una sensación de pesadez   que impide avanzar, problemática que se presenta cuando hay un gran desbalance entre lo que se da en el servicio a los demás y lo que se  recibe, es realizar tareas ajenas que se deben cumplir a como dé lugar y con enormes sacrificios.  
La persona agotada se olvida de sí misma y para colmo, recibe poco o nada de afecto o consideración. Todos esperan que “rinda” siempre, como si no tuviera vida propia y debiera aguantarse.
Lo recomendable es descansar, obligarnos a encontrar tiempo libre para relajarnos y estar tranquilos, tomar vacaciones cortas, hacer un espacio a lo que más nos guste, pasear, ir al cine, platicar con amigos, tejer, leer, escuchar música, ir a misa, pero sobre todo ¡Descartar por completo la obsesión de perfección o cumplimiento!
Necesitamos aprender a querernos para que los demás nos quieran, retomar ese invaluable espacio de silencio, de paz y meditación, estar a solas, respirar, reconectarnos con lo que somos y lo que deseamos, de lo contrario tarde o temprano la vida nos pasará la factura y quizás sea demasiado cara.
Antonieta B. de De Hoyos                  10/3/18