La importancia de tener
“nombre y apellido” en México.
“¿Qué toca, qué
retoca, qué trastoca
ese vacío de las manos
solas en su fatiga?”ese vacío de las manos
Juan Gelman
¿Qué
hacer cuando el dolor toca a la puerta? ¿Qué hacer cuando la violencia invade el hogar? ¿Qué hacer cuando la
desesperanza es la que llenan el vacío
que dejan l@s desaparecido@s en la
Patria?
15
años tardó la madre de Hester para acariciar el sueño de encontrar justicia en
México por el asesinato de su hija en Ciudad Juárez; 7 años tardo la justicia
para liberar a la indígena guerrerense Adriana
Manzanares después que sus abogados demostraron que durante su juicio se
violentaron sus derechos; Jacinta Francisco Marcial mujer indígena
monolingüe fue condenada a 21 años de cárcel por el secuestro de SEIS miembros
de la policía federal, salió libre después de estar en la cárcel 3 años y
que un grupo de Derechos Humanos
demostró que había sido condenada sin ninguna prueba, en el 2011 una ama de
casa fue condenada a 6 años de cárcel (está purgando en las Islas Marías)
porque al comprar un cuaderno pagó con un billete falso, no contó con defensa
durante su juicio, y sin embargo la ONU entrega la Suprema Corte de Justicia un
reconocimiento en Derechos Humanos.
En México la violación a los derechos humanos es
cosa de todos los días, pero cuando la violencia que la delincuencia llega a
nuestros hogares el dolor se multiplica porque la corrupción y la ineptitud de las autoridades nos lleva al
silencio y a la oración. Las víctimas y sus familias temen hacer denuncias, las pruebas muestran que el temor
está fundado.
Solo el coraje y la ira son las armas de cientos
de madres que siguen reclamando a las autoridades que encuentren a sus hij@s
desaparecid@s, sacados en contra de su voluntad o con engaños del hogar, del
trabajo, de la escuela.
Las desapariciones forzadas han sido cubiertas
con el manto de la impotencia,
la desesperanza vive hoy en los hogares que
siguen esperando a que regresen a casa y maquillan de “normalidad” la rutina
diaria que sigue sumando los días de ausencia.
La voluntad y el coraje han llevado a la
organización de mujeres que solas o en grupo han caminado, tocado puertas, han
alzado la voz y exigen JUSTICIA.
Para l@s que no tenemos “nombre y apellido”, la
justicia es un lugar al que no se tiene
acceso a menos que nos armemos con el coraje, la dignidad, la ira y, quizás,
con un poco de esperanza.
Esta patria chica no ha escapado a la impotencia
ante la ineptitud de quienes tienen en
sus manos brindar seguridad a los habitantes: la policía y el ministerio
público; en este pueblo fronterizo el asesinato de mujeres que debería ser tratado
como feminicidios y no los como “crimines pasionales” que ha puesto en boga la
Procuraduría de Justicia del Estado
exigen justicia.
He perdido ya la cuenta de mujeres anónimas que
en más de 20 años han sido encontradas muertas en esta región. Para las que no
tienen “nombre y apellido” la justicia tampoco existe.
El asesinato es ya de por sí, la exacerbación de la violencia y cuando las autoridades no cumplen con proporcionar la paz de la justicia a las
víctimas, la impunidad se transforma un otra manera de asesinar a la Nación.
El coraje, la dignidad, la ira, el amor
debe ser contagiado a tod@s l@s mexicanos para
terminar de tajo con la corrupción que gestó la delincuencia que hoy nos
hace vivir en el miedo, en el silencio, en la desconfianza.
Profra. Josefina Sánchez Ponce