Estamos
a merced de la “fracking” avaricia.
El fracking es una de las
mayores agresiones que los hombres - en su desmedida ambición unos y en el
servilismo otros- están cometiendo en contra del medio ambiente. Las grandes
empresas trasnacionales desean conservar a como de lugar, las descomunales
ganancias que perciben gracias a la explotación del petróleo y el gas alrededor
del mundo. Fracking se traduce al idioma español como fracturación hidráulica y
proviene del inglés, hydraulic
fracturing).
Pero, ¿en qué consiste el
fracking y por qué es tan dañino para el medio ambiente? El fracking es una
técnica que permite aumentar la extracción de gas y de petróleo del subsuelo
y para ello se inyecta a presión, a
través de un tubo, cierto tipo de material para que las fracturas que ya
existen en las rocas del interior de la tierra, se agranden y liberen el gas o
el petróleo hacia el exterior. Lo que se inyecta por lo regular es agua con
arena, aunque en ocasiones también se puede usar otro tipo de químicos como
espumas o gases. Ante la devastación que han causado los derrames de petróleo
en el mar y en la tierra, cada vez se consume más gas natural, ya que al usarlo
se emiten menos gases de efecto invernadero. Lo malo es que la técnica del
fracking, destruye paisajes y deforesta muchas zonas del planeta, donde los
habitantes son pobres y fáciles de convencer por los salarios.
Las empresas petroleras
buscan desesperadas yacimientos de gas natural, para no quedarse sin negocio.
Algunas de estas reservas son casi inaccesibles y por eso se recurre al fracking.
En Estados Unidos se ha usado mucho y hoy es cuestionado por científicos e
investiga- dores; los que señalan no sólo su impacto medioambiental, sino
también el peligro que supone para la salud de empleados y vecinos del lugar.
En Pensilvania U.S.A. se han abierto más de 95 mil pozos que han ahuyentado a la fauna, destruido la flora y
contamina do el agua de los mantos acuíferos subterráneos.
Este sistema exige el uso de
cantidades exorbitantes de litros de agua para la perforación de cada pozo, lo
que ya de por sí es una aberración ecológica, a la que debemos agregar la alta
contaminación con la que llega a los hogares.
El fracking produce gases de
efecto invernadero, sobre todo, metano, más dañino para el cambio climático que
el CO2. Por último, se utilizan sustancias tóxicas como el benceno, el plomo y
otros productos químicos que han sido catalogados como cancerígenos, en la
persona de los empleados y vecinos del lugar, técnica que se usa en un 60% de
los pozos de extracción abiertos en la actualidad. España y países de la Unión
Europea se han opuesto contundentemente a esta forma de extracción, en México
nuestros gobernantes la han aceptado, a pesar de conocer las funestas
consecuencias. Las profecías de los Indios Hopi, son claras, “La
raza humana desaparecerá y la tierra volverá a su esplendor”, (video en
youtube).
Antonieta B. de De Hoyos
Enero 25/14
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