jueves, 28 de julio de 2016

…¡Envejece conmigo! 
Por Antonieta B. de De Hoyos                       julio 30/16

Cuando vi este artículo me pareció interesante por los buenos consejos que ofrece, entre ellos se encuentra el que nunca está de más reforzar nuestro espíritu, en los años en que el envejecimiento se va haciendo notorio.
Las mujeres somos observadoras por naturaleza, quizás porque pasamos mucho tiempo frente a un espejo al maquillarnos y desmaquillarnos, lo cierto es que percibimos de inmediato cualquier nueva línea de expresión, en el propio rostro o en el ajeno. 
Todos sabemos sin tener que ir a la escuela que crecer es parte de la vida, y que es una tontería intentar luchar contra esos cambios, que con sutileza van marcando a la persona. No se trata de conformarte y dejar de arreglarte, todo lo contrario hay que ser optimistas y conservar en esa línea de expresión que aparece, la belleza de antaño.
A veces en la desesperación se recurre a pequeños “arreglitos”, que la cirugía estética ofrece para disimular aunque sea por unos cuantos años, la a verdadera edad.
Lo malo es que cada vez son más los que caen en esta trampa, razón por la que ahora nos encontramos a conocidos o amigos ya sexagenarios, con unos ojos muy abiertos y sin ojeras, una papada recogida, unas mejillas rellenas, que les hace lucir increíbles, pero al conversar con ellos nos damos cuenta del tremendo esfuerzo que realizan para coordinar el andar lento y la figura encorvada, con la frescura de su rostro.
Aconseja una guapa actriz entrada en años, que jamás debe tocarse el rostro, porque lo único que se logra es traer consigo una máscara sin expresión, que en pocos años les hará verse peor. Las arrugas y los cambios en el cuerpo, invitan a revalorar la vida, a no despilfarrarla en vicios ni fantasías, porque parecer joven no siempre significa poseer el ánimo ni la brillante mirada que da la auténtica juventud.
Nos asusta que los muchachos no maduren, que no estudien, no trabajen, no sienten cabeza ni aun estando casados y con hijos; ¿será que como los adultos, tampoco quieren envejecer?
La publicidad ha logrado que a la gente le importe más su apariencia, que fortalecer su espíritu de servicio, saberse admirado es una prioridad y por ello en vez de disfrutar, sufren. Los afortunados que han optado por realizar actividades humanitarias son tan felices, que no se dan cuenta de que envejecen, hasta que ya son viejos.
Existir no es pasar el tiempo: es acumular aventuras, sueños, afectos, experiencias y buenas obras; es aprender a hablar sin lastimar, es tolerar y no dejar problemas sin resolver.
Que equivocados estamos si creemos que con rejuvenecer el rostro, la vida se prolonga. La vejez aun con todas sus incomodidades es un regalo de Dios, llegar a ella en óptimas condiciones es un éxito; lástima que ahora la mayoría de la gente esté envejeciendo más por cobardía, que por su edad.


¡Vamos, no tengas miedo, envejece conmigo.

jueves, 21 de julio de 2016

Escuchar misa conduce a la vida buena.
Por una causa o por otra, siempre se encuentra el pretexto perfecto para no asistir a misa y dejar por ello de inculcar, esta importante tradición en el hogar. Alejamiento que permite a muchos enjuiciar el desafortunado descrédito, por el que atraviesan iglesia y sacerdotes y que aprovechan para incumplir con la obligación de evangelizar. 
Se justifican diciendo que no tienen tiempo, que la iglesia ya no les convence,  que solo creen en Dios. Cualquier excusa es buena para no ir. 
Eso sí, cuando se trata de  un bautizo, una primera comunión, una quinceañera, una boda; seleccionan el mejor atuendo, van al  salón de belleza, a la peluquería,  hasta se gastan un dinero que no tienen o, que han ahorrado con sacrificios. 
Da pena, pero los que asistimos con regularidad a estos actos religiosos, reconocemos de inmediato a los improvisados por su nerviosismo al intentar seguir la liturgia. 
La sociedad esta consternada, los hechos violentos van en aumento, se han vuelto común los abusos infantiles, riñas entre mujeres, secuestros, asesinatos, conductores borrachos que incapacitan o matan, robos en casas y negocios, jóvenes drogados o vendiendo droga, gente y autoridades involucrados en la corrupción.   
Estamos dentro de un círculo vicioso. “Para que voy a misa si me va mal, y si me va mal para que voy a misa”. En esa absurda negación, se piensa de manera equivocada que Dios abandona, no perciben su bondad.  
Alrededor del mundo la fe se ha debilitado, jóvenes y adultos están desalentados y una de las causas, es la permisividad de los gobiernos para que en todos los medios de comunicación, se promuevan vicios y bajezas como sinónimo de placer. Hasta que la sociedad despierte y detenga esta perversidad que destruye la mente, volveremos a Dios.    
En décadas pasadas los adultos mayores inculcaron principios religiosos en los hijos, estos en la vorágine de la modernidad los dejaron olvidados, ahora sus críos crecen en la ignorancia, no saben ni persignarse, miran los Sacramentos como motivo de jolgorio, pasada la euforia Dios se va y nadie lo añora.
De acuerdo a investigaciones científicas, quienes van a misa al menos una vez a la semana tienen menos riesgo de cometer un suicidio; que rezar en comunidad disminuye la violencia  y el riesgo de contraer enfermedades como el cáncer y alta presión, que se originan por los resentimientos que se guardan en el corazón. 
Realizar esta actividad en grupo de manera constante, protege mucho más a la persona que vivir una espiritualidad en solitario.
La fe en Cristo significa “práctica religiosa y salud mental”. Católicos que asisten a la Eucaristía con convicción, fomentan en los demás la esperanza en medio de crisis y de sufrimientos. 
Unidos en oración dentro de un templo, la paz de Dios volverá a los hogares y los hechos violentos y de corrupción, obviamente disminuirán.

Antonieta B. de De Hoyos                                            julio23/16

viernes, 15 de julio de 2016

Francisco quiere depurarnos…
Por Antonieta B. de De Hoyos                                julio 16/16

Grande fue mi asombro cuando leí que llega de Roma, a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Sabinas, el párroco Noé Fernando Banda Guerrero para cumplir con las disposiciones de la Diócesis, entre ellas el agilizar el proceso de anulación matrimonial religioso, a quien lo solicite.

El Papa Francisco, en su reforma aprobada,  introduce la sentencia única y la decisión directa del obispo, en los casos más claros. Para llevar a cabo tan  delicada misión la Diócesis de Piedras Negras, asignó a varias personas para que estudien la licenciatura o doctorado en esta especialidad, y dar así un trato adecuado a las parejas.
Esta modalidad, descarta el conocimiento que anteriormente teníamos del matrimonio eclesiástico, ya que ahora al igual que el contrato civil, acorta el moroso y engorroso trámite burocrático, además es rápido y económico. Antes los esposos eran cuestionados por casi diez años para obtener la nulidad, hoy la espera será de escasos meses. 
Las predicciones para el tercer milenio en lo referente a crisis en creencias religiosas no se equivocaron, la iglesia católica no ha sido la excepción, también sufre drásticos cambios en su estructura y en la forma tradicional de vivir la fe sus feligreses.
A mi entender, el Papa con esta medida está realizando un ejercicio de depuración, ya que en las últimas décadas la conducta de la gente dentro y fuera del templo, no es precisamente cristiana, si lo fuéramos, la sociedad actual no estaría tan corrompida. 
Lo cierto es que los Sacramentos ya no se valoran, solo sirven como pretexto para un evento social, los pecados capitales se ignoran y los Mandamientos de la Ley de Dios casi olvidados, son utilizados por comediantes para hacer escarnio de ellos.
Los votos matrimoniales, se escuchan durante la ceremonia como lejanas campanadas al viento, el sacerdote los pronuncia y los novios titubeantes los repiten. Casi nadie se da cuenta de que Dios en ese momento está ahí y que, para que la pareja permanezca unida, Él debe acompañarles.
La vida mundana trae consigo el orgullo, la avaricia, la gula, la lujuria, la pereza, la ira y la envidia, con la consigna de separar. 
Solo aquellos cuyo espíritu ha sido fortalecido por Dios, logran superar las tentaciones y las dificultades hasta el final.
La euforia del momento, impide a los novios grabar en su mente y en corazón lo que repiten: “Prometo serte fiel, tanto en lo próspero como en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarte y respetarte durante todos los días de mi vida” El sacerdote prosigue: “El señor confirme y fortalezca el consentimiento que han manifestado delante de Dios, les colme de bendiciones, y realice en ustedes lo que su bendición promete”
¡Que el hombre no separe lo que Dios ha unido!.






Pensamiento Femenino. 
¿Es tu hijo una persona altamente sensible?
Por Antonieta B. de De Hoyos               julio/ 7 /16
De acuerdo con algunas investigaciones, desde la infancia los niños y niñas altamente sensibles, experimentan sentimientos de ansiedad, conflictos y mucha curiosidad, son muy observadores y captan emociones que los adultos no ven, por ejemplo: esa mirada de frustración de sus profesores, el dolor de mamá, la tensión nerviosa de papá, los problemas económicos, la enfermedad oculta de alguien de la familia.
Son seres tan especiales, que ven lo que otros ni se imaginan, esa sensibilidad les enseña a veces desde muy pequeños, que la vida es difícil y contradictoria; miran las realidades del mundo con demasiada claridad, pero sin la madurez necesaria para comprenderlas. 
El conocer sus propias emociones y las ajenas, les hace vulnerables, frágiles, más susceptibles a ser lastimados, y por si esto fuera poco se involucran con facilidad en el dolor de otros y en su forma negativa de ser.
Son creativos, les gusta la música, la lectura y estar en compañía, aunque  también son muy felices cuando están solos. Viven a través del corazón, del amor, de la amistad, gozan los  pequeños detalles que les ofrece la vida.
Como son exageradamente solidarios, corren el riesgo de caer en depresión por su tendencia a la tristeza. Sus preguntas, su intuición, su rechazo a la violencia, a los colores o luces fuertes, les caracterizan. “Los niños son así”, fue un libro que me impactó, cuando lo leí en la clase de Paidología infantil mientras cursaba mis estudios de educadora; en esas líneas comprendí lo frágiles que son durante sus primeros años y la gran responsabilidad que contrae el  adulto, cuando lo tiene a su cargo.
Dios no solo los creó pensando en perpetuar la especie, los consideró también como el medio ideal para sensibilizar a la Humanidad; tener a un niño cerca, aun y cuando presente alguna discapacidad, es un privilegio. Su alma y su mente son tan diáfanas que permiten el paso del amor, que Dios tiene reservado al mundo. La tarea de todos los niños, es difundir con su tierna mirada y angelical sonrisa, el bellísimo mensaje celestial.
Dicen que cuando un bebé te toma de su mano  jamás podrás soltarle, porque es Dios mismo quien te abraza. Grave responsabilidad tiene el adulto de protegerle y ofrecerle  el mejor de los futuros. Las nuevas leyes están corrompiendo las reglas divinas, Él creó solo dos géneros: el masculino y el femenino, dos seres diferentes para que al amarse se complementaran y procrearan; que uniendo virtudes y capacidades, esfuerzos y sacrificios, dieran forma a un ser íntegro que fuera feliz viviendo en armonía.               

Al elegir engendrar o adoptar, no debe pensarse en satisfacer caprichos, tampoco en ganar derechos, mucho menos imponer preferencias; lo obligado es hacer un profundo examen de conciencia, reconocerse como persona virtuosa y doblar la rodilla ante Dios. 
La excelsitud de la Tercera Edad.
 Por Antonieta B. de De Hoyos.         Junio 25/16
Muchos poetas famosos han escrito bellos poemas o pensamientos relacionados con la tercera edad, obviamente por que se encuentran dentro de ella. Algunos afirman que es la mejor etapa de la vida, porque ya han quedado atrás los apuros por conseguir el sustento de la familia y el desvelo por ofrecer a los hijos una educación de calidad, que les augure un futuro exitoso.
El nido ha quedado vacío, cada uno de los miembros de la familia ha tomado su rumbo, el  resto del tiempo, si Dios lo dispone, se vivirá en pareja. Lo bueno es que ahora ya se puede disfrutar de viajes cortos, de salir a comer a un restaurante, visitar parientes y amistades, ir al cine, levantarse tarde después detrasnochar con una buena película o con la lectura de un ameno libro. Los ahorradores que desde los primeros años supieron administrar sus gastos, lograron una economía envidiable que hoy les permite darse el lujo de cambiar su residencia a una playa, a una cabaña en las montañas o, a un lugar donde el clima y el paisaje les ofrezcan la tranquilidad deseada.
Lo cierto es que la mayoría de las personas de la tercera edad, son muy felices porque en todas sus tareas pusieron su mayor empeño y siguen siendo responsables, al no malgastar su tiempo ni su energía en diversiones insulsas o relaciones que les amarguen el rato. Por lo regular están contentos y aceptan con dignidad su edad: el pelo que  encanece y se arrala, la piel que se arruga, los huesos que duelen y las rodillas que crujen al menor intento, han pasado a segundo plano.
Llegó la hora de hacer esa actividad que tanto se anhelaba: pintar cuadros o paredes, escribir poemas, leer novelas de misterio, sembrar y cuidar plantas en el jardín, consentir a una mascota, pasear  por el parque, ver eventos deportivos en la  tele, etc. Gracias a Dios las exigentes rutinas de  antaño ya no existen, solo los horarios en la alimentación y en los medicamentos, si se respetan.
Pero dentro de todas estas comodidades hay algo relevante. Hoy en la bendita tercera edad se tiene tiempo, más que suficiente para orar, para pedir por la salud de los que aman, por los enfermos y desamparados en el mundo; éste es un espacio en donde el adulto se vuelve contemplativo, si antes no sabía ni como persignarse, ahora su comunicación con el Altísimo es constante y amorosa, mas no por temor a lo desconocido sino por el gozo infinito de contar con Él. 
Vivir es la mejor escuela, en ella se aprende lo bueno y lo malo y es en estas experiencias, cuando el adulto mayor obtiene su sabiduría, conocimientos invaluables que solo posee aquel que ha tenido el privilegio divino de envejecer. Quien intenta conservarse joven a costa de lo que sea, rechaza el hermoso trofeo que Dios otorga únicamente, a los que han sabido superar miles de batallas y salir airosos.

En la juventud presumimos de amar, pero solo hasta que se envejece en compañía se conoce lo que es un amor bendecido