Tu cuerpo, tu decisión.
En un rato de
esparcimiento me senté frente al televisor, y gracias al control remoto estuve
un buen rato cambiando de canales, de manera inesperada llamó mi atención un programa
estadounidense en el que se enfatizaba, que las adolescentes tenían todo el
derecho a decidir qué hacer con su cuerpo, por ejemplo: tener relaciones
sexuales durante el fin de semana, engendrar o no, abortar al hijo no deseado y
demás actividad sexual que se presentara.
Por supuesto que ese
comentario no me molestó porque lo he oído infinidad de veces, es parte de una
mal interpretada liberación femenina, lo que me inquietó, fue que recién había leído
en el internet una información científica certificada, que echaba por tierra éstas
recomendaciones a tan temprana edad.
El archivo es largo y saturado
de términos médicos, por lo que lo resumo en sencillas palabras. De acuerdo a
los investigadores en los primeros cinco años de vida el cerebro es un órgano
plástico que se puede moldear, y es el aprendizaje el cincel que lo moldea. Tengo
grabada en mi memoria la frase de un eminente educador que decía: ¨Dame
un niño hasta los siete años y después haz con él lo que quieras¨. Lo que confirma la gran importancia que tienen
madre y educadora en esos años de formación.
Los estudios realizados
muestran que la adolescencia es un periodo de numerosos cambios a nivel físico y
emocional, que sirven para dar ese paso difícil a la edad adulta. Al término de
la adolescencia el cerebro está prácticamente desarrollado, pero falta la
maduración.
Cuando ésta llega, la
adolescente está apta para medir riesgos, para controlar mejor los impulsos, el
juicio y la toma de decisiones. Lo triste es que en este periodo es cuando se
cometen las mayores imprudencias, (niñas teniendo niños) y se presentan conductas
rebeldes.
Es casi para llegar a
los 20 años, que se perfecciona el conocimiento y cuando decidir se torna complicado;
lo bueno es que las habilidades se mejoran, el razonamiento se pule, y el lenguaje se perfecciona. La
autoconciencia se tarda un poco más en madurar y en desarrollar la propia
identidad, aquí las emociones llegan con mayor fuerza y empujan a buscar nuevas experiencias.
Cuando la memoria
individual y los afectos maduran pasan de la dependencia a la independencia
social. El lenguaje, el control del riesgo, la agresividad y los impulsos se
desarrollan en las chicas antes que en los chicos. Los cambios hormonales femeninos,
provocan crisis emocionales y de conducta, a veces muy influenciadas por la vida
social, en este proceso cerebral las drogas son el asesino en acecho.
Cuidemos de ellas, no
porque las veamos crecidas las dejemos solas, es en estos años de transición
cuando más necesitan de una mano amorosa que las guie.
Antonieta B. de De
Hoyos 7/4/18