Que el fracaso no entorpezca
tu futuro.
Fracasar no impide el
éxito de hoy ni tampoco el de mañana. Hay personas que han fracasado y luego
gracias a su constancia consiguen el éxito, mientras que otras después de
lograr el éxito, se hunden en el fracaso. Por lo tanto ni el fracaso ni el
éxito determinan el futuro, solo la fe, la voluntad y el talento.
Fracasar significa simplemente
que a pesar de no haber logrado el éxito, sí se tuvo la oportunidad de aprender
algo nuevo. Como dijo el inventor del pararrayos, “aprendí 99 veces como no se
hacen, hasta que lo logré”.
Hay un alto porcentaje
de adolescentes y jóvenes, que se quiebran ante el primer intento que hacen por
encontrar el éxito. Desafortunadamente estamos en la era en el que todo se
consigue rápido, hasta una taza de café en dos minutos está lista.
Por eso es urgente que
los adultos maduros y mayores, hablemos a las generaciones jóvenes de todo lo
que se tiene que pasar antes de obtener el éxito, pero sobre todo definirles
con claridad lo que significa en esencia ser exitoso.
Creemos que los jóvenes
están desalentados por las crisis económicas y de desempleo, pero yo en lo
particular, pienso que los medios de comunicación influyen y mucho, en este
desánimo generalizado, al ofrecerles una vida llena de diversión y lujos con un
mínimo de esfuerzo.
La innovadora modalidad
televisiva de presentar una especie de mini biografía de cantantes, actrices y
actores famosos aún vigentes, en las que dejan al descubierto escenas
explicitas de sexo, prostitución, alcoholismo y drogadicción, con el fin de
provocar el morbo en el espectador y hacerla indispensable en lo cotidiano del
hogar. Esto no es otra cosa que el resultado de un frívolo mercantilismo
permitido por las autoridades, para familiarizar a los adolescentes y jóvenes
con las adicciones y lo que es peor, engañarlos
al hacerles creer que estos vicios se superan con facilidad.
Hablemos a nuestros
hijos de lo que tuvimos que vivir, para alcanzar nuestro pequeño o gran éxito, pero
sobre todo de lo importante que es no darse por vencido.
Lo principal es borrar
de la mente que el fracaso sea por falta de capacidad, que tal si lo único que
se necesita es descubrir los talentos que se poseen y usarlos al máximo. Ayudemos
con nuestra experiencia a que esos espíritus jóvenes se llenen de fe, para que
puedan sortear con alegría todos los obstáculos.
Pero, si la situación se
presentara dificultosa, no estaría de más invocar la presencia divina, hacer un
espacio de silencio y aceptar el error. El pasado ya pasó, el éxito está en el futuro, no permitamos que un fracaso temporal
nos conduzca a un estrés enfermizo que dañe
nuestro corazón.
Antonieta B. de De
Hoyos 6/27/18
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