sábado, 22 de febrero de 2014


Empleos, profesiones y riesgo de muerte.

Lo que una persona hace para ganarse la vida honradamente, podría desempeñar un papel fundamental sobre su salud y hasta en la forma de morir, de acuerdo a una reciente investigación realizada en el Reino Unido, en la que un grupo de científicos de esa entidad  analizaron mas de un millón seiscientos mil muertes, y descubrieron que dependiendo del trabajo que se realiza es posible pronosticar la forma y el tiempo en que el empleado perecerá.  

Por ejemplo: dicen que los pintores, albañiles y techadores, tienen cerca del doble de la tasa media de muerte por uso indebido de drogas, sustancias que se ven obligados a inhalar mientras trabajan. Toman estos tres oficios como base, pero existen miles en los que la gente está expuesta a intoxicarse lentamente, con lo que inspiran no solo por sus pulmones sino también por su piel.

Observaron también la rutina de los navegantes, marineros mercantes, cocineros y empleados de bares, en los que detectaron un riesgo más alto relacionado con el alcohol. En esta peculiar investigación, incluyeron a modistos, peluqueros, estilistas, reconociendo que estos tienen nueve veces multiplicado el riesgo en promedio de muerte, por SIDA o VIH.   

Pero como casi siempre sucede, al final de este informe tuvieron que admitir que este es tan solo un estudio en el que pueden presentarse algunas fallas, como el vincular enfermedades a ciertos tipos de muerte que en ocasiones son poco probables, como una consecuencia directa del trabajo que se realiza. Este estudio fue publicado por la revista “Medicina del Trabajo” de Gran Bretaña, valiosa información que abre nuevos métodos de prevención.

Saber esto no me alarmó porque a decir verdad confío poco en las encuestas, ya que por lo regular quedan incompletas. Pero el leerlo me obligó a pensar, en todos esos nuevos y riesgosos empleos tan difundidos alrededor del mundo, como son las empresas maquiladoras con sus extenuantes y robóticos  horarios enajenantes,  o  las empresas mineras donde se usa la más alta tecnología y químicos para extraer materiales del subsuelo. El ruido, la tensión, la aglomeración, hacen que la salud y la vida de los trabajadores estén en constante peligro a cambio de mínimos salarios, que no compensan lo que ellos a diario ahí exponen.

Es verdad que las personas estamos expuestas a todo: a accidentes viales, laborales, epidemias, tiroteos, asaltos, eso es parte del azaroso destino. Pero salir rumbo al trabajo cada amanecer, arriesgando tu salud y tu vida para que unos cuantos se enriquezcan no se vale. Si como gobernante o legislador esta situación te es indiferente, quiere decir que  regresamos al pasado, a la época de la “esclavitud”; con la única diferencia, que los  grilletes de antaño son ahora, la corrupción y la  mala distribución de la riqueza.

Antonieta B. de De Hoyos                          2/ 22/14

viernes, 14 de febrero de 2014


Engaño o estafa?

El engaño es la acción y efecto de engañar, inducir a alguien a tener por cierto lo que no es, dar a la mentira apariencia de verdad, ilusionar. Un engaño, por lo tanto, supone una falta de verdad en lo que se dice, hace o piensa. Es posible vincularlo con la mentira, las trampas o las artimañas; pero cuando tiene como fin obtener  ganancia económica, se llama estafa.

El engaño es parte de la debilidad humana y se ha practicado desde siempre; el daño que hace en la persona que lo ejerce y en los que son victimas de su engaño, es enorme, por eso las religiones en su mayoría lo consideran como un pecado. En los Mandamientos de la Ley de Dios aparece en octavo lugar: “No mentirás ni dirás falso testimonio” y no es una opción, es una orden.   

Hoy hemos rebasado el límite, ya no se trata de pequeñas mentiras, sino de garrafales falsedades que circulan alrededor del mundo a través de los medios de comunicación, principalmente por internet. Esta abominable conducta ha logrado desequilibrar mental, emocional y espiritualmente a las masas. El engaño y la estafa ocupan ahora el primer lugar en la larga lista de anti valores destruyendo la moral de científicos, políticos, empresarios, profesionistas, gobernantes, comediantes, cantantes, deportistas, hasta en los hogares estos  han cundido. 

Dice San Agustín: “A fuerza de ver todo, se termina por soportar todo. A fuerza de soportar todo, se termina por tolerar todo. A fuerza de tolerar todo, terminas aceptándolo todo. A fuerza de aceptarlo todo, finalmente aprobamos todo.”

Ha llegado la hora de quitar máscaras, de informarnos, de pensar, de sacar conclusiones y de hacer valer lo que consideremos justo, acorde con  los principios y la educación recibida. Es importante que desterremos a los mentirosos y que volvamos a  escuchar los sabios consejos de los abuelos, sabemos, porque lo hemos confirmado, que el que rompe las reglas establecidas tarde o temprano termina en tragedia.

La lucha por legalizar la droga no es para beneficiar a los consumidores, sino para acaparar el  cuantioso dinero de los impuestos; la promoción exagerada que se le da a la diversidad sexual, representa múltiples ganancias para algunos; las epidemias que en ocasiones no existen, son la mina de oro de laboratorios; el planeta se destruye por la ambición de los poderosos, pero nos dicen que no pasa nada y nos someten a cambio de unas cuantas monedas.

Hablémonos claro, digamos las cosas como son, más vale pecar de rígido que de complaciente. Despertemos de nuevo la intuición, olfateemos el engaño y la estafa, y grabemos en la memoria, que mentir es negar la verdad a quien tiene derecho de saberla.

Antonieta B. de De Hoyos                       febrero 15/14.

sábado, 8 de febrero de 2014


La fortaleza que infunde, es incomparable.

Cuando vi la pintura de Millet llamada Ángelus, mi alma se estremeció. Es una obra maestra en la que manifiesta su adhesión al Realismo (1859). Millet muestra a dos campesinos orando y dando gracias a Dios, por la cosecha obtenida con el sudor y el esfuerzo de muchos días. El hombre y la mujer agachan piadosamente las cabezas, agarrando él su sombrero y ella llevando sus manos al pecho. A sus pies está la cesta con los frutos y los aperos de labor. La escena se desarrolla al atardecer y consiguió transmitir en aquellos años y ahora, la espiritualidad de los trabajadores.

Esto trajo a mi mente la “Hora del Ángelus”, que desde hace varios años algunas radiodifusoras locales trasmiten al mediodía, también hay algunas parroquias en las que se tocan las doce campanadas y al término, interpretan la hermosa melodía del Ave María. Las primeras veces lo oí por casualidad, pero cuando me di cuenta de la forma en que mi cotidianidad se iba transformando al escucharlo, empecé a estar pendiente de él y no me da pena decir que en mi privacidad me persigno y arrodillo.   

El Ángelus consta de tres bellas expresiones: “El Ángel anunció a María y concibió por obra del Espíritu Santo”; “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”; “El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Es de origen Franciscano y fue hecho en honor del misterio de la Encarnación, esencia del cristianismo, el cual concluye con una piadosa  oración…“Derrama Señor tu gracia sobre nosotros que, por el anuncio del Ángel hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Es una lástima que en la radio solo se trasmita de lunes a viernes y que hayan omitido la oración final. La diversidad de creencias nos lleva por caminos diferentes hacia un mismo Creador. El Papa Francisco, pide orar y que la oración sea el lazo de unión entre los seres humanos. Llámese como se llame, es una sola fe que promueve los más nobles sentimientos, activa el amor al prójimo y fortalece el alma. Todo aquel que haga el bien, que comparta lo que tiene con los más pobres y que busque la sencillez de la vida buena, tiene la bendición de Dios.

El Ángelus nos invita a pensar, a sentir, a ser persona, a percibir el espíritu de Dios durante las horas de trabajo, y a consagrarnos a Él al anochecer. Orar unos minutos en soledad, sincerarte, entregarte a Dios; es gozar con anticipación de la presencia divina. A partir de hoy cuando escuches el Ángelus, si te es posible  detén tu apresurado andar,  persígnate y en silencio agradece a Dios el don de la vida.

 Mt-14-23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.

Antonieta B. de De Hoyos                               Feb. 8/14










































 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 


 
 
 



 

 

 

lunes, 3 de febrero de 2014


Es hora de regresarnos. 

Hace unos días leí una frase que me impresionó tanto, que hoy  la tomé como parte de este artículo, dice así: “Por más lejos que hayas llegado en el camino equivocado, regrésate.” Este sabio mensaje me condujo a la reflexión, a recordar las veces en las que caminamos entre placeres, sin importarnos el daño que hacemos a los demás con nuestro ejemplo.

De acuerdo con las más recientes investigaciones, la violencia se origina dentro del hogar y no en las  calles, y ésta va en aumento en la medida que los medios de comunicación como la televisión y la radio los  invade. Tengo meses intentando ver en la “tele” una buena película, un buen programa de diversión en el que la violencia, el lenguaje soez, las escenas eróticas o el crimen no estén presentes y no lo he logrado. Hasta en los espacios más inocentes donde a los niños se les obliga competir, se percibe el abuso y la indiferencia hacia sus derechos humanos.

Si nos vamos a la radio, sucede lo mismo, la ganancia económica y el rating están por encima de la ética y el servicio al prójimo. Escuchamos un lenguaje agresivo, unos mensajes que incitan a la bebida, a la práctica sexual irresponsable, a la homosexualidad, a la codicia; canciones, reportajes y entrevistas llevan el mismo tono.   

Hoy vivimos en la incoherencia, queremos ser mejores personas y vivir en un ambiente apacible, pero al mismo tiempo rompemos con todas las reglas de cortesía, con tradiciones y principios religiosos. La insensibilidad es sinónimo de éxito y lo incorrecto es aceptado.

A mi parecer, lo primordial es cambiar la visión que tenemos respecto a modernidad y comportamiento. Observar detenidamente en el qué y el cómo se nos está comunicando. Exigir calidad moral en las trasmisiones, no se trata de mojigaterías, sino de regresar a la buena educación, al bien decir, al bien actuar, al bien pensar, a encontrar de nuevo la diferencia entre el bien y el mal y a optar por el primero.

Los crímenes se multiplican, el llanto de las madres no cesa, los valores humanos son poco conocidos, los hijos crecen inmersos en la desinformación que les llega, en las aulas el ausentismo aumenta, la ignorancia se generaliza, los instintos rigen y los sentimientos callan.

Los poderosos, los que manejan la economía mundial, los que están por encima de los gobernantes de las naciones, pugnan por la ignorancia globalizada, esa es el arma que tienen para manipular y exterminar a las masas, inclusive la clase media y alta.

Es preciso detenernos y regresar a la vida buena, que el conductor o comunicador asuma su responsabilidad,  que se prepare, pula su lenguaje y se de cuenta de lo que propone, pues de ello dependerá en gran parte, la felicidad o la desgracia en la cotidianidad de su audiencia.   

Antonieta B. de De Hoyos                   Febrero 1/14