Empleos, profesiones y
riesgo de muerte.
Lo que una persona hace
para ganarse la vida honradamente, podría desempeñar un papel fundamental sobre
su salud y hasta en la forma de morir, de acuerdo a una reciente investigación realizada
en el Reino Unido, en la que un grupo de científicos de esa entidad analizaron mas de un millón seiscientos mil
muertes, y descubrieron que dependiendo del trabajo que se realiza es posible
pronosticar la forma y el tiempo en que el empleado perecerá.
Por ejemplo: dicen que los
pintores, albañiles y techadores, tienen cerca del doble de la tasa media de
muerte por uso indebido de drogas, sustancias que se ven obligados a inhalar
mientras trabajan. Toman estos tres oficios como base, pero existen miles en
los que la gente está expuesta a intoxicarse lentamente, con lo que inspiran no
solo por sus pulmones sino también por su piel.
Observaron también la
rutina de los navegantes, marineros mercantes, cocineros y empleados de bares, en
los que detectaron un riesgo más alto relacionado con el alcohol. En esta peculiar
investigación, incluyeron a modistos, peluqueros, estilistas, reconociendo que
estos tienen nueve veces multiplicado el riesgo en promedio de muerte, por SIDA
o VIH.
Pero como casi siempre
sucede, al final de este informe tuvieron que admitir que este es tan solo un
estudio en el que pueden presentarse algunas fallas, como el vincular enfermedades
a ciertos tipos de muerte que en ocasiones son poco probables, como una
consecuencia directa del trabajo que se realiza. Este estudio fue publicado por
la revista “Medicina del Trabajo” de Gran Bretaña, valiosa información que abre
nuevos métodos de prevención.
Saber esto no me alarmó
porque a decir verdad confío poco en las encuestas, ya que por lo regular
quedan incompletas. Pero el leerlo me obligó a pensar, en todos esos nuevos y
riesgosos empleos tan difundidos alrededor del mundo, como son las empresas
maquiladoras con sus extenuantes y robóticos
horarios enajenantes, o las empresas mineras donde se usa la más alta
tecnología y químicos para extraer materiales del subsuelo. El ruido, la
tensión, la aglomeración, hacen que la salud y la vida de los trabajadores estén
en constante peligro a cambio de mínimos salarios, que no compensan lo que ellos
a diario ahí exponen.
Es verdad que las
personas estamos expuestas a todo: a accidentes viales, laborales, epidemias,
tiroteos, asaltos, eso es parte del azaroso destino. Pero salir rumbo al
trabajo cada amanecer, arriesgando tu salud y tu vida para que unos cuantos se
enriquezcan no se vale. Si como gobernante o legislador esta situación te es
indiferente, quiere decir que regresamos
al pasado, a la época de la “esclavitud”; con la única diferencia, que los grilletes de antaño son ahora, la corrupción y
la mala distribución de la riqueza.
Antonieta B. de De
Hoyos 2/ 22/14