sábado, 12 de enero de 2013


La  esperanza se cifra en la integridad familiar.

Tenía 23 años y era estudiante de fisioterapia en Nueva Delhi. El mes pasado se subió a un autobús y seis hombres la encerraron y la violaron durante horas, incluso lastimándola con una barra de metal. Luego la arrojaron desnuda a la calle, y tras luchar valientemente por su vida, murió el pasado fin de semana.

A lo largo y ancho de India, la gente está reaccionando con protestas masivas para decir “ya basta”. En ese país se viola a una mujer cada 22 minutos y pocas veces se hace justicia. A nivel mundial, la cifra es escalofriante: siete de cada diez mujeres serán física o sexualmente agredidas durante su vida. El horror acontecido en Nueva Delhi es la gota que derramó el vaso. Estamos en 2013 y esta brutal y corrupta guerra contra las mujeres a nivel global, tiene que acabarse.

El gobierno indio está recibiendo comentarios ciudadanos, necesita con urgencia una mejor aplicación de la ley y un amplio programa de educación pública y familiar, que cambie estas actitudes bestiales que se han generalizado. El cabecilla de los violadores afirma fríamente, que ella se lo merecía por atreverse a enfrentarlo. Culpar a la víctima es indignante pero común en las sociedad moderna, incluso la misma policía se niega a investigar cuando es una violación sexual. La impunidad en estos abusos reprime a las mujeres y corrompe a los hombres.

Las campañas de educación masiva, han dado muy buenos resultados en el cambio de hábitos de tabaquismo y alcoholismo en la población, por lo que existe la posibilidad de que con esta innovadora campaña, además de beneficiar el trato hacia las mujeres, también se activen mejores leyes y procesos legales eficaces.

La publicidad tiene un compromiso trascendente en las campañas públicas, pues con su información genera olas de apoyo en medios de comunicación como: internet,  televisión, prensa y redes sociales, durante largo tiempo. Estos anuncios están dirigidos al sector poblacional donde cunde la misoginia, es decir la violencia contra la mujer. El involucrar en estas campañas a estrellas deportivas,  cantantes,  actores de cine y televisión que el público respeta, fue positivo.

Lo realmente triste, es que esta falta de amor hacia la mujer en general, se promueve a diario en las telenovelas, en las películas, en las entrevistas dónde se le trata como objeto sexual, en la letra de las canciones y en los videos donde la desnudan y ridiculizan. Por eso, mientras existan mujeres con baja autoestima, que desconozcan su valía como persona, y entreguen su dignidad a cambio de fama, diversión y dinero, muchas otras inocentes pagaran por sus errores.  

Aquí en México, nuestros legisladores proclaman con gran orgullo, una nueva ley que condena a varios años de prisión, a los que dañen a los animales; mientras los abominables actos contra las mujeres, permanecen impunes…¡Qué ironía!                            

Antonieta B. de De Hoyos                                       Ene 9/13.

viernes, 4 de enero de 2013


El arrepentimiento.

Este fue un fin de año especial, ya que en las últimas semanas tuve la oportunidad de vivir experiencias que jamás imaginé, unas fueron buenas otras no tanto,  pero todas superadas con el apoyo de Dios. Buscando algo que me motivara a  escribir, encontré esta singular información, que con sutileza me condujo a la meditación indispensable, cada principio de año.

Se trata del arrepentimiento, esa sensación interior que nos inquieta y que no nos permite ser felices y que en ocasiones llega hasta quebrantar la salud física y espiritual del individuo. Para fortuna o infortunio, la existencia lleva en su esencia la toma de decisiones, a cada instante el ser humano debe decidir sobre esto o aquello, lo que implica acertar o equivocarse.

Pero lo peor que puede pasarnos, es llegar al final de la vida con un “ojalá y lo hubiera hecho”. El “ojalá hubiera tenido el suficiente valor para hacer realmente lo que quería y no lo que los demás esperaban que hiciera”, es uno de los arrepentimientos más comunes. Algunos lamentan el haberse perdido de muchas cosas buenas en su vida y dicen:ojalá no hubiera dedicado tanto tiempo a mi trabajo”.

Desafortunadamente la madurez nos llega cuando nos vemos obligados a enfrentar la adversidad,  el miedo, el enojo, el arrepentimiento y eventualmente la aceptación. El no haber expresado los sentimientos, positivos o negativos, es otro arrepentimiento que trae a la  mente el “ojalá hubiera tenido el coraje de hablar y decir que no me gustaban esas cosas, o de decir a las personas lo que realmente sentía por ellas”. Otro momento difícil, es la nostalgia por las viejas amistades, las que a pesar de ser muy queridas por nosotros, no hacemos el esfuerzo por reencontrarlas y cuando lo intentamos, ya es demasiado tarde.

También sentimos una gran tristeza cuando pensamos que debimos ser más  felices  y que no lo fuimos por las cosas que dejamos de hacer. El "no hacer", trae a la persona profundos lamentos, pues por lo regular casi nadie se arrepiente de lo que hizo, bien o mal, ya que estas acciones son parte del aprendizaje de la vida; es mucho más doloroso el arrepentirse de lo que no se hizo.

Pero lo importante es que aprendamos a perdonarnos a nosotros mismos y a no ser tan duros por  lo pasado. Nuestro espíritu se eleva cuando aceptamos que nos equivocamos. Muchas personas alrededor del mundo sufren en silencio, ven como su organismo se debilita, tienen el llanto a flor de piel, se van consumiendo en la tristeza profunda, a causa del arrepentimiento.

Este año que empieza, si nos es posible resarcir el daño hagámoslo, si es algo que ya no tiene remedio, pidamos perdón a Dios y soltemos la carga. Recordemos que el Creador en su infinita misericordia nos concede el perdón, cada vez que nos equivocamos.

La vida con sus altibajos sigue siendo bella, disfrutemos este 2013 de la mejor manera

Antonieta B. de De Hoyos                                    Enero 3/13