sábado, 30 de agosto de 2014


El humanismo del tercer milenio.

Es realmente sorprendente la cantidad de gente que en la actualidad viaja por placer, privilegio que antes se reservaba para los pudientes, pero que hoy cualquiera sin importar nivel económico puede hacerlo. Recuerdo como nos reíamos de los “defeños” que a la primera oportunidad de asueto, corrían a las playas más cercanas, saturaban las carreteras y las estaciones de autobuses. Ahora son los aeropuertos porque viajar al extranjero se ha puesto de moda. En la actualidad el ciudadano común tiene varios viajes en su haber dentro del país y muchos se preparan para cruzar el océano.

Las distancias se acortan a pesar de que el dinero escasea. No importa el despilfarro de regreso ya veremos. Gastamos en todo, en autos, en departamentos, en comidas fuera de casa, en colegios caros. Nada detiene el placer de los sentidos, pagamos lo que sea con tal de sentir esa alegría que da el figurar.

En esta vorágine de placeres mundanos y ostentaciones, nos alejamos del máximo gozo al que debe aspirar un ser humano, la  satisfacción de servir. En lo cotidiano se ha vuelto una mala costumbre, el eludir todo compromiso con ancianos o enfermos. 

Me vino esto a la mente cuando leí  que en el Código Penal Suizo, existe un artículo que se interpreta de manera ambigua, ya que no castiga ni persigue como delito, el proveer a los enfermos de sustancias que pongan fin a sus días. Se mencionan varias condiciones como: que no medien "intereses egoístas", que el paciente esté lúcido, que exprese su deseo de manera reiterada y que pueda consumir la droga por sí mismo.

Son dos las organizaciones que ayudan a los enfermos terminales a acabar con sus sufrimientos, este es un proceso conocido como "auto entrega". En el curso de un año se asistió a 195 suicidios de extranjeros, de los cuales 120 eran alemanes. A esta forma de negociar  se le llama el “turismo de la muerte”, su costo asciende hasta 4.000 euros, dinero necesario para pagar análisis forenses, el entierro o cremación del cadáver.

La práctica no es bien vista porque facilita el suicidio, pero las  asociaciones afirman que ellos no matan, que es el propio paciente con el asesoramiento de profesionales, el que decide quitarse la vida con una combinación de fármacos que les consiguen y les aconsejan tomar; también les ofrecen apoyo psicológico y compañía en sus últimos momentos. Los residentes suizos cristianos, luchan por cambiar esta situación, porque está por emitirse una nueva ley sobre ‘asistencia al suicido’ (eutanasia, ‘muerte digna’).

Hoy en día sabemos que una persona toma la decisión de quitarse la vida, cuándo cae en  depresión, en esa profunda tristeza que provoca el desamor; cuándo sufre tremendos dolores, cuando sabe que su enfermedad no tiene cura, pero sobre todo, cuando se considera una carga para los que antaño sirvió. ¿Será posible que el humanismo en este tercer milenio se limite a adelantar la muerte a los que caen en desgracia?... ¿Y la caridad?... ¿Y la misericordia?... ¿Y la compasión?... ¿Y el amor al prójimo?...

Antonieta B. de De Hoyos                        agosto 30/14

Tenemos quince años únicamente.  

Dice la ONU que el mundo tiene tan solo 15 años para evitar una catástrofe ambiental, y hace un llamado de emergencia para activar un cambio en la política ambiental de los gobiernos y en el campo tecnológico; ya que solo actuando de esa manera, podremos evitar que el calentamiento global supere los dos grados centígrados que los expertos han señalado como límite, de lo contrario debemos atenernos a graves consecuencias. 

Pero existe una pequeña esperanza, aun podemos  revertir los daños si usamos métodos especializados y modificamos conductas ciudadanas; acciones cotidianas que bajarían las emisiones de gases efecto invernadero, entre un 40 y un 70 por ciento para mediados de siglo, en comparación con 2010, y casi a cero para finales.

No es un sueño es una realidad, tenemos muchos caminos diferentes a nivel tecnológico, que si no los usamos marcamos el retraso. Y lo que es peor, al dejar para más tarde la aplicación de estas técnicas, el coste sería mayor y las técnicas más peligrosas. Estas medidas van desde la reducción de emisiones en todas las actividades humanas: la industria, transporte, agricultura, vivienda; el frenar de inmediato la deforestación y fomentar la reforestación; así como promover el cambio radical en el estilo de vida de los habitantes tanto en el campo como en la ciudad.

Los científicos alrededor del mundo laboran a la velocidad que exige la deprimente situación del planeta, decretan el uso inmediato de energías limpias y renovables y la prohibición de toda energía fósil. Desgraciadamente las negociaciones políticas divididas en los congresos continúan estancadas, esperan “milagros tecnológicos” a futuro que pongan fin al desastre ecológico, que el hombre mismo ha propiciado.   

Se ha pedido de mil maneras a los países industrializados, que reduzcan sus emisiones de gas contaminante y que apoyen económicamente, a los países pobres para que adopten nuevas técnicas ecológicas (celdas solares), y se adapten al efecto del cambio climático. Este mensaje de la ONU es para despertar conciencias y deja claro que el principal problema, no son los escasos conocimientos y herramientas, sino la  falta de voluntad de los países dominantes.

En nuestros días, las técnicas para contrarrestar el cambio climático son mucho más baratas, fáciles de conseguir y eficaces que hace diez años. Si las aplicamos podemos reducir la contaminación y aumentar las oportunidades financieras, ya que el mercado mundial de energía limpia es ahora el mejor de los negocios.

El Ébola es una epidemia que está diezmando a la población del continente Africano, no es viral y se origina por falta de higiene, agua potable, educación, servicios de salud, y desnutrición total. Detengamos el paso y observemos nuestro entorno… ¿Cuánto tiempo deberá pasar para que aquí suframos esas carencias? Vamos a “mover a México”, juntos gobierno y ciudadanos organicemos en colonias, escuelas y hogares, campañas que nos garanticen en el presente y futuro un ambiente limpio y saludable. 

  Antonieta B. de De Hoyos                                         agosto 23/14

viernes, 15 de agosto de 2014


Cuando yo muera…

Por los cambios que he venido experimentando, no  cabe duda que me encuentro en la preparación de la recta final. Estoy en ese tiempo en el que los recuerdos vienen constantemente a la memoria y traen como en una película los pasajes más impactantes de mi vida. Y aunque no lo deseo, voy haciendo pequeños recuentos de las acciones realizadas y de las que pensé hacer, pero nunca hice.

Es una especie de jerarquización interna de valores; busco las muy buenas primero, las que me dejaron grandes satisfacciones, esas de las que me siento muy orgullosa  y que cada vez que puedo proclamo. Después vienen las menos malas, y por último, las que nunca imaginé hacer pero que por azares del destino me vi involucrada en ellas.

El tener tiempo para todo y a la vez para nada importante, me permite descansar en mi sillón favorito, donde el silencio y la soledad me cobijan. Ahí sin prisa alguna envío  suspiros al aire, como aquellas burbujitas de jabón con las que jugué de niña.  

No estoy triste, ni deprimida, soy feliz porque Dios me ha dado la oportunidad de disfrutar muchas cosas, entre ellas: el tiempo suficiente para aprender de los errores y reparar faltas. Pero lo que de verdad me entristece, es el tener que superar la separación de seres queridos y amigos entrañables, que por voluntad divina se inician en la senda que los conduce a la gloria eterna.    

Seres excepcionales que amé y acepté exactamente como eran. Todos ellos diferentes en carácter, profesión, creencias, sueños, estilo de vida; esas diferencias que les permitieron  amar y vivir con intensidad y a su manera.

Durante una plática en familia, entre broma y broma, di a conocer el modo como quería que se me diera el ultimo adiós. En primer lugar les dije: “Los panteones me infunden respeto, he ido cuando se  requiere mi presencia pero no regreso, porque mi fe me indica que los cuerpos se convierten  en polvo y que solo las almas se elevan al cielo”. Y es, a ese espíritu que amé, al que encomiendo a Dios en mis oraciones cada anochecer.

Pero en lo que más insistí, fue en ese momento en el que los deudos consternados por el dolor, exageran las virtudes del fallecido. Con toda seriedad solicité discreción y evitar mencionar pasajes de mi trayectoria, porque sé que juzgar es derecho divino. Quizás si así lo desean, expresar lo que me quisieron y lo que me van a  extrañar, pero nada más.

Vivir es una aventura que con sus riesgos define personalidades, nadie es igual a nadie. Y es en ese ir y venir, caer y levantarse, cuando Dios se hace presente.

Una persona de bien, debe vencer muchas tentaciones, dejar caprichos sin cumplir, aprender a servir al prójimo y a ser feliz al compartir con el necesitado. Bondades cristianas que se cumplen solo cuando la fe es firme y la oración constante. 

Cuando yo muera, quiero que no se entorpezca mi partida con elogios obligados e inmerecidos, simplemente oren por mi y permítanme gozar desde ya, de la paz de Dios. 

Antonieta B. de De Hoyos                                   agosto 16/14.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 11 de agosto de 2014


El símbolo sexual no es feminista.

Nací poco antes de que el “Movimiento de Liberación Femenina” europeo llegara a México, fue al inicio de mi primera juventud que empecé a tener noticias de ella y de algunas de sus propuestas; como el uso de minifalda y anticonceptivos, el divorcio, las uniones libres,  el derecho a decidir el número de hijos, el ingreso al campo laboral y la negación total a seguir siendo símbolo sexual para diversión de los señores.

De acuerdo a lo que he ido investigando a través de los años, ese movimiento tenía como meta principal el empoderar a la mujer, emanciparla del yugo al que por siglos la había sometido una sociedad regida por hombres. Pero como suele suceder, pronto se le adjudicaron detalles desfavorables que el grupo jamás pensó incluir.

Esta filosofía alcanzó la cúspide, cuando miles de jovencitas ingresaron a las universidades y obtuvieron títulos profesionales, maestrías, doctorados; cuando ocuparon puestos ejecutivos en las empresas  y se incrementó su participación en la política; por supuesto que su mayor orgullo, fue la proclamación de la ley de equidad de género varias décadas después. Ante este estimulo empezaron a destacar en las bellas artes, educación, ciencias y más empleos especializados, donde su  capacidad intelectual quedó comprobada, sin interferir para nada su vida conyugal y su maternidad.  

Desafortunadamente el abuso llevó al libertinaje, pronto proliferaron los nacimientos de niñas dentro y fuera del matrimonio, el mercado se saturó y las oportunidades de gozar estas prerrogativas se redujeron. Las instituciones educativas resultaron insuficientes, el auge femenino se estancó, el educar en valores éticos y religiosos menguó y, como consecuencia dio paso al  protagonismo femenino, a la búsqueda de la fama.

De nueva cuenta caímos en el juego masculino, el degradante símbolo sexual regresa  acompañado de cirugías estéticas. La farándula televisiva contaminó a las hijas de familia y a las mujeres casadas, invitándolas a  salir con poca ropa en la portada de una revista o periódico local, o de perdido en las redes sociales. La modernidad y la tecnología dieron poder a los medios de comunicación, los que aprovecharon como negocio la difusión de estas novedosas, atrevidas y  escandalosas conductas. 

La carestía generalizada, hizo a la educación de calidad inalcanzable, en la actualidad cientos de mujeres “liberadas” están en drogas, alcohol y prostitución, se ofrecen baratas los fines de semana, abortan, se contagian de ETS (enfermedades de trasmisión sexual) y mueren de forma prematura física y moralmente.

La esencia del movimiento feminista es buena y consiste en  “empoderar”, “emancipar“; dar poder a la mujer para que crezca como persona, para que se valore y tome decisiones acertadas, para que sepa guiar a los hijos, para que nadie le falte al respeto. Las precursoras nunca tuvieron en mente la vulgaridad, ni la promiscuidad, mucho menos  mancillar el hogar. Nuestras niñas deben ser educadas en la decencia, para que en su adultez, no se conviertan en el objeto lascivo de los hombres. 

 Por Antonieta B. de De Hoyos                           agosto 9/14

Pa’ qué te distraigas.

¡Qué bárbaros! ahora sí que Televisa no se midió (como dicen los jóvenes) con los finales de la telenovela “Lo que la vida me robó”.

Aclaro que soy poco afecta a esta diversión hogareña, a lo mejor porque busco con especial empeño historias inéditas, los “refritos” que hoy abundan me exasperan. O porque disfruto mucho la actuación de los auténticos actores; los improvisados, los atléticos y las bellas mujeres que platican, me fastidian. Lo que me fascinan son las locaciones, los paisajes naturales, las casas antiguas, las iglesias; lo artificial rompe el encanto de la narración.

¿Me habré vuelto exigente con el tiempo? o de plano los escritores,- porque ahora ya no es uno sino varios-, al verse apremiados con la grabación de los capítulos inventan situaciones inverosímiles sin tomar en cuenta la inteligencia, madurez o inmadurez de las personas que con esta distracción, intentan olvidar las penurias del día. Como quiera que sea, de vez en cuando al acostarme, aunque solo sea por minutos  sintonizo este  canal, la curiosidad por saber que le han quitado o puesto de novedoso a los  “refritos”, me gana.

Fue en estos espacios que me di cuenta de que para captar la atención de los espectadores, exageraron en escenas con tintes de libertinaje femenino, otras con acciones proclives a la homosexualidad y la peor, la más indigna, la que nunca debió ni siquiera haberse insinuado, la violación de un hombre en la cárcel. Ejemplos censurables que provocan en el público de todas las edades, reacciones diferentes que quedan fuera de control. El éxito de las anteriores no las requirió.

Total, el domingo como a las  9.45 de la noche encendí la tele y sin proponérmelo, pude ver la última media hora de este tan esperado gran final.

“Dos mujeres enloquecidas por el dolor lloraban con gritos desgarradores; todos en la historia sufren la misma pena. La supuesta viuda de dos hombres, luce un hermoso vestido negro de coctel”. ¿No sé por qué? pero nunca se mencionó el nombre del muerto. ¡Oh sorpresa! Sebastián Ruli después de recibir un balazo en el pecho, aparece apenas pasadas unas horas bien vestido con un brazo entablillado. En la segunda versión del final hay dos ataúdes en la iglesia,  la viuda destapa uno y le da un beso, al otro le pone una flor encima y se va. ¡Qué ternura!

Esta novela prueba dos cosas: que la creatividad de los escritores está agotada y, la permisividad de Gobernación para que, a través de este medio se haga una apología del delito. Pareciera que el productor no comprende que la sociedad ha evolucionado, que los tiempos difíciles que vivimos dentro y fuera de los hogares, nos han obligado a madurar, a pensar con detenimiento el paso que damos, por eso exigimos respeto y seriedad.

Desechemos la basura, evitemos contaminar nuestra mente con imágenes que muestren el lado oscuro de la existencia. Busquemos entretenimientos que eleven nuestra autoestima, que nos enaltezcan como personas y nos conduzcan a vivir en armonía con  lo que Dios espera de nosotros.

Por Antonieta B. de De Hoyos                        3 de agosto de 2014

 

 

 

 

 

 

 



 
Pa’ qué te distraigas.
¡Qué bárbaros! ahora sí que Televisa no se midió (como dicen los jóvenes) con los finales de la telenovela “Lo que la vida me robó”.
Aclaro que soy poco afecta a esta diversión hogareña, a lo mejor porque busco con especial empeño historias inéditas, los “refritos” que hoy abundan me exasperan. O porque disfruto mucho la actuación de los auténticos actores; los improvisados, los atléticos y las bellas mujeres que platican, me fastidian. Lo que me fascinan son las locaciones, los paisajes naturales, las casas antiguas, las iglesias; lo artificial rompe el encanto de la narración.
¿Me habré vuelto exigente con el tiempo? o de plano los escritores,- porque ahora ya no es uno sino varios-, al verse apremiados con la grabación de los capítulos inventan situaciones inverosímiles sin tomar en cuenta la inteligencia, madurez o inmadurez de las personas que con esta distracción, intentan olvidar las penurias del día. Como quiera que sea, de vez en cuando al acostarme, aunque solo sea por minutos  sintonizo este  canal, la curiosidad por saber que le han quitado o puesto de novedoso a los  “refritos”, me gana.
Fue en estos espacios que me di cuenta de que para captar la atención de los espectadores, exageraron en escenas con tintes de libertinaje femenino, otras con acciones proclives a la homosexualidad y la peor, la más indigna, la que nunca debió ni siquiera haberse insinuado, la violación de un hombre en la cárcel. Ejemplos censurables que provocan en el público de todas las edades, reacciones diferentes que quedan fuera de control. El éxito de las anteriores no las requirió.
Total, el domingo como a las  9.45 de la noche encendí la tele y sin proponérmelo, pude ver la última media hora de este tan esperado gran final.
“Dos mujeres enloquecidas por el dolor lloraban con gritos desgarradores; todos en la historia sufren la misma pena. La supuesta viuda de dos hombres, luce un hermoso vestido negro de coctel”. ¿No sé por qué? pero nunca se mencionó el nombre del muerto. ¡Oh sorpresa! Sebastián Ruli después de recibir un balazo en el pecho, aparece apenas pasadas unas horas bien vestido con un brazo entablillado. En la segunda versión del final hay dos ataúdes en la iglesia,  la viuda destapa uno y le da un beso, al otro le pone una flor encima y se va. ¡Qué ternura!
Esta novela prueba dos cosas: que la creatividad de los escritores está agotada y, la permisividad de Gobernación para que, a través de este medio se haga una apología del delito. Pareciera que el productor no comprende que la sociedad ha evolucionado, que los tiempos difíciles que vivimos dentro y fuera de los hogares, nos han obligado a madurar, a pensar con detenimiento el paso que damos, por eso exigimos respeto y seriedad.
Desechemos la basura, evitemos contaminar nuestra mente con imágenes que muestren el lado oscuro de la existencia. Busquemos entretenimientos que eleven nuestra autoestima, que nos enaltezcan como personas y nos conduzcan a vivir en armonía con  lo que Dios espera de nosotros.
Por Antonieta B. de De Hoyos                        3 de agosto de 2014
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A sembrar, ¡porque  la cizaña cunde!

El sábado por la tarde decidí ir a misa de cinco, iba dispuesta a escuchar con atención el Evangelio del día y la homilía; desafortunadamente, cuando el sacerdote comenzó su sermón mi mente estaba en todas partes menos en misa, tuvieron que pasar unos minutos para que un cambio de tono en su voz, me regresara a la realidad.

La parábola de la “Cizaña” la he escuchado muchas veces, pero en esta ocasión creo que mi  espíritu estuvo mucho más atento, más dispuesto a comprenderla y atesorarla. Sobre todo en el momento culminante de la narración, cuando Dios le indica al sembrador que no arranque la cizaña porque podría perjudicar el trigo, que deje que crezcan juntas hasta el tiempo de la cosecha, llegado ese tiempo arranque primero la cizaña, átela en gavillas y échela al fuego, después almacene el trigo en el granero.

En su sermón el padre aclaró que en todas las épocas ha habido “tiempos modernos”, años en los que la gente experimenta periodos de transición acompañados de sucesos inimaginables. Temporadas en que la sociedad se atemoriza ante los inventos tecnológicos, las investigaciones científicas y los cambios abruptos en la conducta de las personas, que rompen con las reglas establecidas por los antepasados.

En estos espacios de la historia, la incertidumbre, la ignorancia y la debilidad de carácter ceden el paso a la maldad, oculta dentro de grupos vanguardistas que con gritos ensordecedores exigen la satisfacción de sus deseos a costa de lo que sea. 

De inmediato pensé en la súper promoción que se le ha dado al divorcio, al grado de que en China se calcula que cerca de diez mil parejas al mes se separan; la proliferación de niños abandonados y abusados; la pugna por imponer nuevos estilos de matrimonios y familias, trae como resultado la exigencia a una tolerancia que raya en lo intolerable.

Al escucharle decir enfáticamente que la maleza estaba cundiendo  en nuestra sociedad, me imaginé rociando las parcelas con un fuerte herbicida, pero no, esa no era la solución. El sacerdote dejó muy en claro que el problema no es la presencia de la maleza, sino el desinterés de muchos, muchísimos católicos que no sembramos la fe en las generaciones jóvenes. Nos asombramos, nos persignamos ante tantos hechos violentos que rayan en la barbarie, lloramos sinceramente por la falta de misericordia del poderoso hacia los desvalidos, pero es todo. Las diversiones, los placeres mundanos, nos distraen de tal manera que olvidamos nuestra principal misión: evangelizar con la palabra y el ejemplo desde el hogar.

Y es en ese remolino de ideas y desamores donde nacen y crecen los adultos que hoy manipulan al mundo: un Putin, un Obama, una Merkel, una Rousseff, un ministro Chino, Japonés, Coreano y más, ellos tienen en sus manos el futuro de la humanidad; pero nosotros en casa tenemos el presente asfixiado por la cizaña. ¡Sembremos! Porque  el tiempo de la cosecha siempre llega. 

Antonieta B. de De Hoyos                         Julio 26/14

¿Y la patria potestad?

La patria potestad es el derecho de autoridad que los padres tienen sobre sus hijos, la que puede ser conferida a parientes cercanos en caso de llegar a faltar ellos, como última instancia la ejerce el gobierno.

Comento lo anterior porque he observado que ya es demasiada la injerencia que se toma el gobierno en cuanto a modificar las costumbres y tradiciones familiares. Estoy de acuerdo en que el mundo está cambiando, que la globalización influye mucho, pero tenemos que reconocer que estas innovadoras adquisiciones nos han traído más problemas que satisfacciones. Lo más lamentable es la forma como esta influencia social y moral se ha filtrado hasta llegar a los congresos, lugar donde se proponen a veces absurdas leyes que quebrantan lo establecido por nuestros antepasados.

El pasado 4 de junio del 2014, entró en la Cámara Legislativa del Distrito Federal, una propuesta de ley denominada “de Juventud”, que establece el derecho al aborto, a la anticoncepción, a la píldora del día siguiente (PDD que puede resultar abortiva), y al cambio de sexo a los jóvenes a partir de los doce años, todo esto “sin necesitar” el consentimiento de sus padres. Aquí es donde digo yo, y la ¿Patria potestad?, ¿Dónde queda mi derecho inalienable a orientar y exigir conductas correctas a mis hijos, si la ley les autoriza a realizar actos inapropiados? 

La ONU, acaba de reiterar que el aborto jamás podrá ser considerado como un derecho humano, por más que el actual libertinaje femenino lo proclame. Esta propuesta de ley es  contraria al derecho Internacional, a nuestra Constitución, a las Constituciones de los Estados que blindan el derecho a la vida y a los principios y valores de la mayoría de los mexicanos. ¿Acaso estos seudo legisladores lo desconocen?

Como agregado los jóvenes tendrán los servicios médicos y jurídicos necesarios, para la “construcción de su identidad sexo-genética que deseen”, la operación de cambio de sexo (amputación sexual), afirman que será en pro de una salud sexual y reproductiva “de calidad, amigable, gratuita y confidencial”.

¡Estoy asombrada! Jamás imaginé que fueran nuestros candidatos, los que ya investidos de legisladores propusieran acciones que ofenden a la sociedad. En el campo de los adultos, cuya mentalidad ya está formada, han logrado la unión de convivencia, el permiso a las marchas gay, intentan la  adopción de niños; pero no conformes ahora ponen su mirada en los menores. Se aclara que el gobierno dará suficiente información a los jóvenes para el libre desarrollo de su sexualidad, quedando descartada la “abstinencia por no ser realista” y “los tabúes que perpetúan la ignorancia”. Gracias a Dios la ciudadanía protestó y el 30 del mismo mes de junio, el Sr Mancera la canceló.

Necesitamos las familias retomar el mando y examinar a conciencia la rectitud de los candidatos, no podemos permitir  que por inclinaciones personales, se introduzca en la promiscuidad y la deshonra a nuestra juventud.

Antonieta B. de De Hoyos.              Julio 19/14.

Amiga: ¡tú hiciste sonreír a Dios…!

Estaba trabajando en mi computadora cuando decidí distraerme un poco en las redes sociales, después de leer varios mensajes apareció ante mis ojos la triste noticia de la muerte de Brígida Villarreal. Yo sabía que su salud estaba un poco quebrantada  y que había sido sometida a una delicada intervención quirúrgica, pero también había visto en días recientes su magnífica recuperación a través de una foto que colocó en Facebook, donde aparecía feliz con dos de sus hijos.  “Aquí rodeada de mis pollitos” había escrito, frase que como un chispazo reapareció en mi memoria. 

No le pude dar crédito a esta noticia hasta que empezaron a llegar los mensajes de condolencia. Por azares del destino semanas antes de este deceso, tuve la oportunidad de verla y oírla cantar en el festival organizado por el DIF para los adultos mayores. Como siempre derrochando simpatía, con su sonrisa franca y su elegante figura.

Brígida fue de esas personas que no necesitas ver frecuentemente para percibir su empatía, bastaba el encuentro casual para entablar una amena charla, compartir proyectos, aliviar penas. Dios le concedió muchos dones pero el que más la caracterizó, fue su bien timbrada voz y su  afición por la música y el canto, cualquier pretexto era bueno para practicarlo en bodas religiosas, misas dominicales, reunión de amigas, festivales, etc.

Creo que fuimos muchos los que tuvimos el privilegio, de escucharle cantar el “Ave María” durante alguna misa parroquial; en mi caso particular durante la  celebración de la boda religiosa de mi hija Elsa Antonieta, instantes muy emotivos que quedaron grabados de manera especial en la memoria y en el corazón de parientes y amigos. Todos, hasta los que no la conocían, cuando acudían al templo y le escuchaban cantar con  tanto fervor en el coro, sentían dentro de sí  un inmenso gozo, una sensación única muy difícil de describir. “Dios está aquí…” frases sublimes que pronunciaba con extrema delicadeza, con intenso amor, al grado de elevar el espíritu y conducir sutilmente a los escuchas, hasta ese inesperado pero muy deseado encuentro con Dios. 

Brígida aprovechó muy bien su espacio terreno, hizo muchas cosas buenas: tomó cursos de biblia durante treinta y ocho años, formó parte del coro de la iglesia por más de diecinueve, colaboró como animadora en la Asociación Nacional Pro Superación Personal, ANSPAC, y participó con frecuencia en labores humanitarias. Cultivó sinceras amistades, unas más allegadas que otras, pero todas la acompañaron con un sentido dolor hasta el final y la guardarán para  siempre en sus  recuerdos.

Mi amiga se fue en el preciso instante que Dios la quiso a su lado;  guapa, llena de energía, gozando de las  satisfacciones que da el deber cumplido. Formó una familia, los amó, los educó y los vio crecer hasta que dieron buenos frutos.  Dicen por ahí, que Dios sonríe cuando sus hijos  hacen cosas buenas, Brígida con su forma de ser estoy segura de que le hizo sonreír  muchísimas  veces. 

   Antonieta B. de De Hoyos              julio 12/14.