miércoles, 26 de diciembre de 2018


Cuento de Nochevieja
Buscando algo para leer, me encontré este cuentecillo que me pareció especial para compartirlo a finales de año y como era anónimo lo adapté.
Sucedió durante la nochevieja en algún lugar del mundo. Era un joven de escasos recursos que estaba enamorado de una chica rica de la ciudad, sabía que nunca le correspondería, además él era demasiado tímido como para decírselo.
De repente se le apareció un espíritu que andaba extraviado entre el cielo y la tierra. El joven le contó su desdicha amorosa, a lo que el espíritu le contestó: "Tengo la manera de que conozcas tu futuro". Asombrado le preguntó "¿Quieres decir que puedo saber si la mujer que amo se casará conmigo?"
"Si. Conocerás todo lo que quieras por anticipado pero hay una condición, dejarás de vivir el camino recorrido, pues al momento que conozcas lo que deseas todo lo anterior habrá pasado”, el joven aceptó gustoso.
El espíritu le mostró un carrete con hilo de lana y le dijo: "Éste es el camino de tu existencia, sólo tienes que tirar del hilo para llegar hasta donde quieres y saber lo que pasará, pero recuerda que lo anterior sin verlo ya lo habrás vivido".
El joven  tiró del hilo y vio que se casaría con la joven rica de la ciudad. Al verlo ya estaba casado con ella. Quiso saber si tendrían hijos y en cuanto lo supo ya tenía un hermoso hijo viviendo con él, pero el hijo se enfermó de gravedad y quiso saber si moriría.
Volvió a tirar del hilo y vio que había sanado, que se casaría y tendría hijos que le harían abuelo, se sintió muy feliz, pero entonces su mujer murió, apenas había tenido tiempo de conocerla. Quiso saber si volvería a casarse.
Tiró del hilo y descubrió que se casaría con una mujer que le haría infeliz y al momento ya estaba casado con ella. Luego, trató de averiguar si algún día volvería a vivir en paz, lo que le llevó hasta la vejez. Fue entonces que se dio cuenta que el carrete ya tenía poco hilo, su vida había pasado en un instante.
 Solo que ahora quería saber si existe algo después de la muerte, pero ya no podía malgastar el hilo que le sostenía con vida. Debía elegir entre seguir preguntando o vivir el tiempo que le restaba.   
¿Qué nos deja esta hermosa historia en la nochevieja? Que lo mejor es vivir la vida paso a paso con sus altas y bajas, apoyados en el aquí y el ahora cristiano, un carácter firme que nos permita enfrentar lo que se presente.
Ahora en la última noche del año entre risas y tristezas digamos adiós a lo pasado, quizás añoraremos a nuestros seres queridos, eso es bueno, pero de inmediato limpiemos esas lágrimas y con enorme entusiasmo volvamos la mirada hacia el futuro que nos depara la vida. Sabemos que con el alma fortalecida en la fe, sabiéndonos bendecidos por Dios, rodeados del amor de la familia y de los amigos, alcanzaremos el éxito anhelado.  
Feliz Nochevieja y radiante amanecer 2019.   
Antonieta B. de De Hoyos                                       12/26/18.

viernes, 21 de diciembre de 2018



Esta vez no te equivoques.
Dice el Papa Francisco  “¡Por favor, no mundanicemos la Navidad!” quedándonos en los  esplendores de arbolitos, luces, regalos y comilonas, porque actuando así esta fiesta será tiempo perdido. “Desgraciadamente” muchos pueden equivocarse de fiesta y preferir “las cosas de la tierra” a las “novedades del Cielo”.
La publicidad invita a intercambiar regalos, siempre tan novedosos que sorprenden. 
Pero ¿Es esta la fiesta que agrada a Dios? 
Abramos nuestro corazón para estar dispuestos a las más bellas sorpresas de la Navidad, que deben significar una nueva época en la vida de cada uno de nosotros, en la que no se vive para uno mismo sino para Dios, por eso decimos “Dios con nosotros”.
El nacimiento de Jesús es el triunfo de la humildad sobre la arrogancia”, de la sencillez sobre la abundancia, del silencio sobre el escándalo. 
Es necesario darse tiempo para detenerse frente al nacimiento y en silencio escuchar la voz de Dios, fuera de esos ruidos consumistas que impiden descubrir la belleza de la natividad. 
“Sólo se vive la Navidad si encontramos la luz en la humildad del pesebre, no será Navidad si  no ayudamos por lo menos a un pobre, que se asemeja a Dios”.

Nochebuena y navidad 2018.          (Adaptación) .

miércoles, 19 de diciembre de 2018


¡La añorada renovación espiritual!
Desde niña hasta la edad de adulto mayor, he escuchado a la gente desear a sus semejantes feliz nochebuena y feliz navidad. Tiempo después me di cuenta que la navidad no es solo el día siguiente, sino hasta la llegada de los Retes Magos.
Lo curioso es que siempre había pensado que esta época era de mucha alegría, de viajes, de comidas sabrosas y de hermosos regalos.
 Poco a poco, casi sin sentirlo la vida me fue mostrando que eso no es lo importante, que lo más bello de esta temporada, es mirar hacia nuestro interior y encontrar ahí en la quietud de esa santa noche, la fortaleza espiritual anhelada.   
Por esa razón lo primero que tenemos que hacer, es abrir nuestro corazón a la fe y suplicar a Dios porque nuestras acciones del año entrante, estén saturadas de compasión y servicio al prójimo.
Ahora es imprescindible dejar de lado las francachelas, es apremiante tener la mente despejada para conducirnos hasta ese Dios que está por encima de todo, para después con serenidad recibir esa gracia que nos permite hacer realidad lo soñado.
Esta celebración invita a un cambio personal, pero no a ese que creemos sentir cuando nos invade la emoción del momento, sino  aquel que queda grabado de forma permanente en nuestra conducta y que queremos compartir con la familia. 
Sería bueno acostumbrarnos a hablar siempre en tono de paz, de amor fraterno, de unión familiar, de armonía social; hacer vida el enviar bendiciones a todos con los que convivimos y a bendecirnos a nosotros mismos cada día. 
Coloquemos en nuestra lista de nuevos propósitos: el colaborar en la conservación del medio ambiente no tirando basura, el esforzarnos para que nuestro país se mejore, el trabajar por un sociedad más justa, el aprender y practicar vivir sin violencia; pero sobre todo crear el hábito de compartir y dejar de acumular cosas que no necesitamos, porque de ese modo ayudamos a disminuir en algo la pobreza de otros.
Antes de la cena de nochebuena, reservemos un espacio para decir una pequeña oración, en la que los ahí reunidos pidan por el bienestar propio y de los demás, incluyendo conocidos y desconocidos.  
El nacimiento de Jesús, es un momento especial que debemos vivir con toda la fuerza de la fe, porque para los creyentes y hasta algunos no creyentes, es un acontecimiento extraordinario, viene al mundo el Hijo de Dios para llenarnos de su amor, de su perdón y de la reconciliación, un instante en el que con los ojos cerrados invocamos su rostro misericordioso.
Dejemos de lado la frívola comercialización que promueven los mercaderes y gocemos intensamente esta grandiosa oportunidad, oremos, cantemos, bailemos, compartamos lo que tengamos, demos ejemplo de amor a Dios a nuestros hijos y nietos.
Este es el momento justo para renovar nuestra vida espiritual.   
 Antonieta B. de De Hoyos                                12/19/12

miércoles, 12 de diciembre de 2018


Un regalo de fin de año.  
No necesito decirlo, es obvio que me gusta leer, pues no pasa una noche o un día sin que yo lea un libro, un periódico, una revista: a lo mejor es mi curiosidad innata o, el  que he encontrado en la lectura además de una fuente de aprendizaje, un espacio de solaz esparcimiento.
Cada mes disfruto las historias y noticias de Selecciones y esta vez en la última edición del año, me encontré un magnifico artículo que me pareció formidable compartirlo.
Se trata de encontrar las cinco facetas que posee la gente inmensamente feliz, de acuerdo con este escrito todos tenemos a nuestro alcance la felicidad, pero por descuido nos hemos  concentrado más en las cosas y placeres.  
La primera faceta consiste en retomar la vida espiritual, darle a nuestra vida un sentido, un propósito que nos coloque en el aquí y el ahora. Es preciso dejar de pensar en el pasado, no angustiarse con el presente, ni morir en vida atemorizados por el futuro.
La segunda faceta es dar prioridad a la salud del cuerpo, con ejercicio, buena nutrición y un sueño tranquilo para conservarse sano.
La tercera faceta es la intelectual, nunca perder el interés por  aprender y leer, porque  en el momento menos esperado conocemos algo que nos ayuda a ser mejores personas.
La cuarta faceta son las buenas relaciones interpersonales, esmerarse en dar cariño a familiares, amigos y a los que nos encontremos en nuestro caminar.
La quinta faceta es el control de las emociones, afrontar las dolorosas y conservar por siempre en el corazón las placenteras.
Después de leer este artículo, me di tiempo para reflexionar sobre mi estado actual y creo saber ya porque me siento plena. El paso del tiempo me ha enseñado a valorar lo que de verdad vale y a dejar atrás las cosas materiales que  me angustiaban al no poder obtenerlas.
Mi vida espiritual se ha encaminado hacia Dios, cada vez tengo menos miedo a morir y de padecer alguna enfermedad, sé que mi espíritu se fortalecerá con la oración.
De acuerdo a las más recientes  investigaciones la felicidad se centra en aprender a elegir bien y a conciencia, cada cosa que hacemos. Lo cierto es que la mayoría de las veces buscamos la felicidad en el lugar equivocado, en el éxito personal o en acumular riqueza,  es hasta pasados los años que nos damos cuenta de que no está ahí.  
La felicidad reside en otros aspectos como por ejemplo: en conservar la salud alejándonos de vicios y malas compañías, en mirar hacia nuestro interior cada anochecer, a sentirnos satisfechos de lo realizado durante el día, a mirar a nuestro alrededor y comprobar que no hemos dañado a nadie, a buscar el por qué me hace dichoso lo que hago.
La persona que medita antes de dormir se contacta con la divinidad y goza en su interior de la máxima felicidad.  ¡Año nuevo, vida nueva! agradezcamos la oportunidad de vivirlo.   
Antonieta B. de De Hoyos.                      12/12/18.

miércoles, 5 de diciembre de 2018


No más matrimonios violentos.   
A nadie le gusta discutir por nada o por algo insignificante, pero cuando estas conductas se vuelven repetitivas a lo largo de los años, la situación se vuelve insostenible.  
 “Yo no quiero discutir con mi esposo¨, dice llorando una mujer. Otro dice:” Mi mujer me está volviendo loco, discute por todo, no entiende, me desespera”.
Sabemos que los conflictos y las discusiones no son malas, pues tienen el propósito de llevar a la pareja a conocerse mejor, lo importante es aprender a sobrellevar las diferencias para que después, juntos podamos derribar los obstáculos que se presenten.   
En el cristianismo y probablemente en otras doctrinas también, se recomienda a las parejas evitar que su enojo los lleve a una discusión violenta y a tratar de que su disgusto, se olvide antes de ir a dormir.  
La clave de la felicidad es saber manejar las diferencias con la mentalidad de adulto, porque cuando se habla y se discute como adulto, la  relación se fortalece.  
¿Pero entonces qué hacer si discutimos?
Antes que nada demostrar a su pareja que su amor es incondicional, que ninguno de los dos está obligado a sentir y a pensar como el otro quiere, la unión debe basarse en aceptar los desacuerdos y en luchar para que éstos no los separen.
Por eso cuando sienta que lo atacan ármese de valor y no conteste la agresión, si lo logra tenga la  seguridad que su relación afectuosa tendrá éxito y llegará hasta el final. A veces por inmadurez o por confusión nos atacan, en esos momentos es indispensable no responder de la misma manera. Un abrazo inesperado, unas palabras amables,  darán feliz término al problema.  
Es fundamental dominar el enojo y la lengua, porque basta una palabra de más para que la ira estalle. Por favor no escuche lo que le están diciendo, mejor concéntrese en el modo amable como va a reaccionar.   
Es cierto que la mayoría de las veces no somos responsables de la discusión, pero sí de la forma en que la enfrentamos. Cuando se modera la respuesta, el conyugue que discute se calma, pero para ello necesitamos ir más allá del dolor que causa la ofensa, urge sentir  compasión en el corazón. Las mujeres estamos hechas de emociones y hay momentos en que no sabemos cómo expresarlas.     
No apresure su envejecimiento buscando culpables, mejor sea humilde y discúlpese, es más saludable. Las noticias en los medios de comunicación, muestran diariamente la terrible crisis que viven las parejas aquí y en el resto del mundo, lo más triste es ver como se destruyen en el hogar y delante de sus hijos.
Dice la gente que “Vale más una gota de miel, que un tonel de hiel”.  ¿Por qué no nos hacemos el propósito esta navidad, de empezar a practicar la compasión y la misericordia con nuestra pareja?      
Antonieta B. de De Hoyos                           12/ 4/18

miércoles, 28 de noviembre de 2018


Confía más en Dios, que en tu inteligencia.
El partido de fútbol de esa mañana pronosticaba un excitante encuentro. Los changuitos estaban ansiosos por iniciar el partido. Se oye el silbato y empiezan a correr todos tras la bola, pases cortos, pases largos y allí van corriendo de un lado a otro, de extremo a extremo de la cancha, de pronto un tiro largo, largo, largo. La bola fue a parar justo en medio del pantano que se encontraba al otro lado de la cancha.
Los changuitos se paran a la orilla pretendiendo alcanzar el balón apoyados con un palo, otro tira una piedra y nada. De pronto un osado y valiente changuito va dando semejantes saltos hasta llegar donde la bola.
La sujeta, mientras le aplauden y animan. De pronto el changuito se empieza a hundir, mientras más se movía pretendiendo avanzar o salir, más se hundía.
Los espectadores  gritaban: ¡Sálvate a ti mismo! ¡Sálvate a ti mismo! Ante los animosos gritos el changuito se sujeta de sus orejas y empieza a tirar hacia arriba, intentando salvarse a sí mismo de hundirse.
En lo personal creo que esta anécdota es retadora a la vanidad humana, marca el preciso momento en el que estamos seguros de que todo lo podemos y que saldremos adelante por nuestros propios méritos.
Los que hemos tenido la oportunidad de estudiar una profesión, incluso los que han alcanzado una posición social, económica o laboral trascendente, no estamos exentos de encontrarnos de vez en cuando, en medio del pantano, al igual que el changuito de la anécdota.
Tratar de salir solos de nuestros problemas, pretender hacer las cosas sin ayuda o peor aún, fingir que no necesitamos de nadie para salir adelante en la vida, es la peor de las mentiras.
La Historia Universal narra cómo ilustres personajes, poseedores de una enorme capacidad intelectual y riqueza, también se vieron obligados en muchas ocasiones a suplicar ayuda a la divinidad.
Se recomienda leer el libro de los Proverbios y buscar en ellos, las enseñanzas que sirven para educar a los hijos y a nosotros mismos. La inteligencia es parte importante de nuestro desarrollo, pero encontrar el buen juicio también lo es.  
Los años vividos nos ofrecen grandes experiencias y una de ellas, es que las cosas no siempre salen como deseamos.
Reconocemos la fuerte influencia que tiene en nuestro diario vivir la presencia de Dios, cuando nos colocamos en el sendero de la humildad y percibimos la sutileza con la que nos guía hacia las decisiones correctas. Las alegrías se tornan más intensas y la adversidad es superada con mayor facilidad. 
Aprovechemos este tiempo navideño para reflexionar, pero sobre todo tengamos cuidado de no quedarnos en medio de los problemas como el changuito, estirándonos las orejas.
Antonieta B. de De Hoyos                                         11/28/18

miércoles, 21 de noviembre de 2018


¿Quién es Don Juan?
Desde que empecé a escribir artículos para la prensa, acostumbré comprar el periódico cuando se publicara alguno de ellos, porque tengo como pasatiempo coleccionarlos en un block que contiene los plásticos suficientes para colocarlos dentro, con el fin de que no se maltraten.
Antes se publicaban los sábados, pero desde hace varios meses salen a la luz pública los  miércoles. De todos modos cuando quiero el periódico, siempre lo compro en la esquina de López Mateos y Periodistas, por quedar cerca de mi casa.   
Durante todos estos años he tenido la oportunidad de conocer diferentes voceros (as), ya que este es un crucero con bastante tráfico.  ¿Entonces quién es Don Juan?
Es un hombre sencillo, de baja estatura, pelo ralo y encanecido, de fisonomía agradable,  supongo que andará en los sesentas, aunque por su delgadez y prematuro envejecimiento su precaria economía queda de manifiesto.
¿Por qué lo describo a él en especial? Porque ha llamado mi atención su sin igual sonrisa y trato respetuoso, pero sobre todo su enorme entusiasmo con el que ve la vida y realiza su trabajo.
El verano pasado fue calcinante y para protegerse del sol de inmediato cubrió su cabeza con un ancho sombrero. Cuando le mencioné lo molesto del calor, recuerdo bien que sin dejar de sonreír me contestó: ¡No todos los días son malos!
No imagino que pasa por su mente pero su ánimo jamás decae, a veces lo veo correr hacia mi auto sin importarle la distancia, y cuando le menciono lo difícil que es andar de una esquina a otra, él me contesta: ¡El ejercicio es bueno para la salud!
Lo cierto es que en cada encuentro me asombra, con una invaluable gota de su entusiasmo, pero lo que sucedió en reciente ocasión, creo que fue lo máximo.  
Era muy temprano, hacia un viento helado acompañado de una pertinaz llovizna, desde lejos alcance a ver que se protegía con una chaqueta y una gorra y encima un impermeable con capucha.  Sus periódicos los traía en una bolsa de plástico grande. Bajé la ventanilla y al verlo realizar su trabajo bajo un clima tan agresivo, me compadecí de su situación y le dije que el clima estaba terrible, y saben lo que me contestó con su acostumbrada sonrisa, ¡Lo bueno es que no soy de azúcar!
Hace dos semanas se golpeó en un pie y faltó a su esquina por casi diez días, al no verlo pensé lo peor y sentí en mi corazón un ligero estremecimiento. Pero gracias a Dios ya está de regreso cojeando levemente, pero con la misma  energía.
Como me gustaría que muchos jóvenes le conocieran, su actitud positiva hacia la vida es ejemplar. Yo por lo pronto lo he agregado en mis oraciones al anochecer.
Antonieta B.  de  De Hoyos.                 11/ 21/18  

jueves, 15 de noviembre de 2018


¿Sabes lo que es una vida extraordinaria?
“Recuerda que sólo el hecho de existir, ya es divertido” y como suele  suceder este bello pensamiento es anónimo. 
No sé si para bien o para mal, pero nos tocó vivir en un mundo donde se rinde culto a la velocidad, tenemos por ejemplo: comidas rápidas, autos rápidos, riqueza rápida, divorcios rápidos. Queremos soluciones rápidas a todos los problemas, hasta los hijos se van rápido del hogar.
Es enajenante la manera como esta rapidez nos complica la vida, nos estresa al grado de que la ansiedad mina nuestra salud, impidiendo  que disfrutemos al máximo la belleza, la bondad y el amor, que nuestros semejantes nos brindan. Minimizamos el enorme  valor de nuestras relaciones afectuosas y la bendición de poseer un trabajo por humilde que este sea. Estamos tan ensimismados en todo lo que nos hace falta, que nos olvidamos de Dios.
Por esta razón limitamos nuestro existir al deseo de tener y parecer, días y noches enteras las pasamos en vela pensando en la manera de incrementar nuestra economía, la que es buena y suficiente en la mayoría de las veces. 
Dentro de ese afán nos olvidamos que Dios nos otorgó los dones necesarios, para que al ejercitarlos encontremos con ellos la auténtica felicidad, desafortunadamente no les damos el  valor que se merecen, los vemos como algo simple, insignificante, natural.
Es triste pero real, nuestra mente está saturada de miles de cosas que nos gustaría tener, viajes, comidas, ropas y diversiones, deseos que se acrecientan en la época navideña cuando compramos y regalamos lo que sea, con tal de aparentar una solvencia que en ocasiones no se goza.  
Lo aconsejable es detener la marcha, esforzarnos en dejar de lado las prisas y los compromisos inútiles, la vida es sumamente bella y solo requiere de nosotros, sencillez para disfrutarla. 
En esta época que se avecina, desde noviembre con el adviento hasta diciembre con la nochebuena, navidad y fin de año, tenemos el tiempo perfecto para  hacer esa pausa que nos permita examinar y agradecer los logros obtenidos en los meses  transcurridos. Pero también es el momento idóneo  para no olvidar la lección de vida, que cada equivocación nos ha dejado.  
Hagamos costumbre un pequeño espacio de reflexión al anochecer, hablemos con Dios  supliquemos su bendición, son escasos pero invaluables minutos que siempre nos llevan  a  disfrutar de un sueño placentero y a recibir el nuevo amanecer con mayor brío. Esta es la vida  extraordinaria que Dios tiene para cada uno de nosotros, no la desperdiciemos.  
Antonieta B. de De Hoyos                                           10/14/18


miércoles, 7 de noviembre de 2018


Es tan fácil ser feliz…
Lo primero que debemos hacer pero que por lo regular no hacemos,  es soltar todo lo que nos cause tristeza, dolor, estrés y sufrimiento. Por supuesto que hay ocasiones en que lograrlo resulta bastante difícil porque significa dejar de controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor, aunque siempre lo hagamos con la sana intención de que nadie sufra o fracase.
Lo malo es que a veces exageramos pensando que es nuestra responsabilidad velar por los demás, se nos olvida que todos hemos aprendido a base de experiencias propias y no de las ajenas. Si no queremos perder pisada, lo más prudente es aconsejar y dejar que cada quien elija lo que a su criterio considere conveniente.
En la actualidad los hijos piensan que saben más que los adultos y los adultos  mayores; basados en su constante contacto con las redes sociales y el internet, que para su mala suerte les ofrecen tanta información al instante, que no les dejan tiempo para distinguir entre lo falso y lo verdadero.
Ahora hasta los pequeñines se sienten autosuficientes y desafían a sus mayores, diciéndoles que están equivocados o fuera de tiempo. La verdad es que ya  casi nadie pide consejo, solo los más inteligentes desean saber lo que pasó con lo que ellos piensan hacer, para después sacar sus propias conclusiones.
¿Qué podemos hacer? En primer lugar no sentirnos ofendidos por la indiferencia y esperar serenamente el ser requeridos y aunque quisiéramos decirlo, es nuestro deber callar la consabida frase “yo sabía que eso sucedería.”
Lo que si desconcierta es que aun haya gente que goce cargando con las responsabilidades de otros;  ya sea en el trabajo, en la casa, en la universidad, en la iglesia, hasta en los lugares de diversión. Lo más triste es que se mortifican día y noche tratando de que otros sean felices mientras en ese afán, no se  dan cuenta que es su propia felicidad la que se les escapa de las manos.      
¡Déjalo ir! ¡Déjalo ser! ¡No interfieras! ¡No te impongas! Sabias palabras que no escuchamos porque ignoramos que con nuestra actitud, dañamos su autoestima al hacerlos sentir inútiles e inmaduros.  
Solo hasta que nuestro organismo resiente lo estresante de cargar con problemas ajenos, aceptamos que violentarnos por no estar de acuerdo, solo acelera nuestro envejecimiento.   
A veces es el orgullo, es la vanidad, es el creernos mejor preparados que todos para enfrentar las dificultades, lo que nos lleva a criticar con dureza lo que otros hacen. Es cierto, la sociedad está sufriendo grandes cambios, necesitamos buscar en ellos lo positivo.
No va a ser fácil, pero es indispensable empezar a practicar la libertad, para que podamos convertirnos en personas tolerantes, pacificas, amables, empáticas, amorosas.  Y lo más importante ¡encantadoramente felices!...
Antonieta B. de De Hoyos                                  nov/8 /18


miércoles, 31 de octubre de 2018


Si Dios no existe, ¿está todo permitido?
Si los libres pensadores que ahora abundan, afirman que Dios no existe significa qué ¿toda conducta humana está permitida? Al leer este artículo me fue imposible no reflexionar, ya que desde niña me fue inculcada la presencia de Dios, quizás no de los santos, pero sí de la Virgen María.
Si todo estuviera permitido, a mí me gustaría saber quién es el que autorizó tal permisividad, para que venga a ver la forma como se ha desequilibrado la sociedad actual,  las terribles y  denigrantes escenas que nos vemos obligados a presenciar gracias al libertinaje, nefasta información que nos llega casi de inmediato a través de los medios de comunicación. Lamentablemente sin el control natal nos hemos sobrepoblado, lo que orilla a un buen número de habitantes a cometer actos poco correctos para subsistir.
Nada agradable resulta que la ignorancia conduzca a violar por placer, los hábitos que la mayoría practicamos apoyados en la ética y las buenas costumbres heredadas de nuestros antepasados con el propósito de lograr la armonía dentro y fuera del hogar.  
Yo no juzgo ni sanciono lo que cada persona quiera hacer de su vida privada, lo que me inquieta son las barbaridades que hacen públicas y que después muchos imitan olvidándose de la educación recibida.   
¡Dios si existe!, de no ser así ¿por qué en todas las culturas del mundo lo han alabado y continúan alabando con sus rituales? 
Pero volvamos a la pregunta, ¿acaso todo está permitido? negar algo no quiere decir que no lo puedas hacer, eso lo decides tú, para eso Dios en su sabiduría nos otorgó el libre albedrio, entonces ¿para qué sirve tanto impedimento?
Sabemos que toda acción tiene una reacción, que cada paso que damos trae consecuencias que debemos afrontar  a veces con dolor. La realidad muestra que cuando hacemos algo incorrecto por lo general  dañamos y ese alguien o algo, seguramente actuará en nuestra contra tarde o temprano.
Lo que tú des a la vida y a tus semejantes te será devuelto. Si no  respetas las leyes de transito pronto tendrás un lamentable accidente, si te relacionas con gente de dudosa conducta en poco tiempo te verás involucrado en grandes problemas. Si “no está permitido” tener cierta clase de relaciones sexuales o vicios, es para prevenir una grave enfermedad que destruya tu cuerpo y tu alma.  
Lo importante es reconocer que para vivir en armonía, tenemos que aprender a respetar pero, si no sabemos qué o para qué estamos perdidos. De continuar por este camino de permisividad seguramente la sociedad sucumbirá ante la violencia.
La gran responsabilidad de los padres es y será siempre educar en la prevención,  por eso es urgente que estén bien informados sobre lo que está o no está permitido por Dios, así como de lo que la sociedad sanciona.  
Antonieta B. de De Hoyos                           10/31/18

miércoles, 24 de octubre de 2018


Di no a la comercialización.
Amor, nostalgia y espiritualidad, es lo que nos ofrecen los últimos tres meses del año que está por terminar y si he de ser sincera, me disgusta sobremanera la forma tan brusca y frívola, como se provoca en la sociedad la necesidad de comprar.
A mí me encanta octubre por ser el mes del rosario y el inicio de la tradición de los 46 rosarios a la Virgen, noviembre me sorprende con el día de los santos difuntos y con el inicio del bello tiempo de Adviento, que en sus cuatro domingos previos a la navidad nos invita a reflexionar profundamente, sobre nuestra fe y las virtudes que podríamos haber olvidado en nuestro diario caminar.
Diciembre es lo máximo, comenzamos con el novenario a la Virgen de Guadalupe para enseguida iniciar los rosarios de la aurora ofrecidos al Niñito Jesús. El broche de oro es la oración en la Nochebuena, algunos acuestan al niñito Jesús en sus casas otros van al templo, y con esa devoción dentro del pecho llegamos al amanecer del 25 plenos de felicidad, listos para disfrutar la temporada navideña.  
Esto es en cuanto a nuestras tradiciones religiosas, porque también tenemos otros momentos muy humanos durante la nochevieja, cuando reunidos en familia oramos agradeciendo al año lo que nos ha dejado, aunque a veces la tristeza nos invada. Es en ese repiqueteo de campanas anunciando las doce, cuando despedimos agradecidos al que se va y recibimos llenos de amor, alegría y  esperanza al que recién llega.
Comenzamos enero con  la epifanía y la llegada de los Reyes magos, personajes que deberíamos imitar pues a pesar de ser poderosos en la tierra, se postran con humildad ante el Hijo de Dios.
Desafortunadamente los comerciantes aprovechan la sensibilidad en el ambiente social, para ofrecer sus baratijas al menor precio, los restaurantes sus comilonas y las agencias de viajes alguna playa exótica. Por internet nos muestran artículos muy bonitos elaborados con los símbolos navideños, el pinito, las esferas, la corona de adviento, el pesebre y más, que sirven de ornato en los hogares.  
Nuestro mejor propósito debe ser grabar en la mente y en el corazón de los niños la esencia de estas festividades. A mí en lo particular me gustan las cartitas infantiles dirigidas al niño Jesús, porque en ellas primero agradecen las bendiciones y después con respeto piden y aceptan lo que se les pueda conceder.
Hoy el mundo nos enfrenta a situaciones cada vez más estresantes, urge que retomemos la fe en nuestra doctrina cristiana, no hablo del servicio muy respetable de los sacerdotes, sino de lo que creemos y sentimos dentro del alma. 
Qué tal si recordamos los Diez Mandamientos, el Padrenuestro, el Avemaría y asistimos con regularidad al templo con el deseo de escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios. Acerquémonos a la confesión y a la comunión, porque estar preparados para cuando seamos llamados, debe ser nuestro propósito más amado. 
Antonieta B. de De Hoyos                                  10/ 24/18

miércoles, 17 de octubre de 2018


¡Vida nada me  debes!
Dicen los que saben que el secreto de vivir bien,  está en saber tomar a tiempo buenas y sabias decisiones, que es el arte de reconocer que la decisión que tomas hoy determinará tu mañana.
Por eso es muy importante visualizar desde muy jóvenes el futuro y aunque parezca cosa de juego, es necesario que los padres platiquen con sus peques sobre lo que les gustaría ser de grandes con ejemplos muy claros pero sin olvidar fomentarles primero, que todo trabajo honrado siempre les conducirá a la vida buena.
 Las educadoras en los jardines de niños muestran a sus alumnos a través de láminas de colores, los oficios y profesiones más comunes que realizan las personas adultas; policía, soldado, bombero, médico, enfermera, ingeniero, abogado, maestro, etc.  
Desafortunadamente muchos de estos niños crecen sin ninguna motivación, no saben para donde van, son indiferentes al camino que pudiera tomar su vida, todo les da igual aunque al final no les guste lo que encuentran.
Lo cierto es que el mañana o el futuro dependerá siempre de la decisión que tomemos en el presente, debemos grabar en nuestra mente que las personas exitosas tomaron decisiones claras y definitivas, porque la indecisión significa fracaso.  
Lástima que el temor a fracasar nos lleve a permitir en varias ocasiones que otros sean los que decidan, por creer que de esa manera mi fracaso fue por culpa de ellos. De ahí que muchas personas culpen a los padres, al conyugue, a los hijos, a los amigos que les aconsejan de lo acontecido.  
Estamos convencidos de que la vida es hermosa y que es el esfuerzo personal lo que corona el éxito, por eso que en cada amanecer al abrir los ojos empezamos a  decidir, “me levanto o no, voy o no voy, lo hago o no lo hago, llego a tiempo o llego tarde, o no llego” y  así hasta el anochecer cuando decidimos acostarnos y descansar. Es en esas benditas horas del día cuando ejercemos nuestro libre albedrio y con suma sensatez evaluamos los resultados, ahí nos felicitamos por el acierto o  aprendemos del error. 
Nada ni nadie determina nuestro éxito o fracaso, la felicidad o la infelicidad; porque cada uno es el responsable de su destino. Es cierto que algunas decisiones traen penas, dolor, angustia, ansiedad, preocupación, estrés, pero también hay otras positivas que dejan satisfacciones, ilusiones y a veces hasta riqueza. De todas maneras dentro de ese espacio de incertidumbre, siempre encontramos las oportunidades que pueden convertirnos en triunfadores.
Al tomar una  decisión no nos detengamos a ver qué es lo que la vida nos ofrece,  mejor vayamos con alegría en busca de la vida que queremos, visualicemos el futuro y por supuesto también las consecuencias.
Vayamos despacio, con cautela, atentos a escuchar  a nuestra conciencia y a usar atinadamente nuestra inteligencia, porque la vida nada nos debe, ella tan solo se limita a transportarnos en este diario bregar.    
Antonieta B. de De Hoyos             10/17  /18

miércoles, 10 de octubre de 2018


Marcha contra la irresponsabilidad.
El anuncio de la despenalización del aborto ha descontrolado por entero a la sociedad, y aunque en lo personal no estoy de acuerdo con esa disposición legal, si creo que con ella se dará paso a que cientos de personas sin escrúpulos, se liberen de un ser inocente que no pidió venir en esas terribles circunstancias.
Desafortunadamente el número de niñas, adolescentes y mujeres jóvenes embarazadas va en aumento, negativa actitud que además contribuye a la sobrepoblación del planeta. Claro que es necesario y urgente educar en la responsabilidad, pero no solo a las mujeres sino a toda la familia, comenzando por los padres que dentro de su ignorancia se tornan permisivos, dejando a sus hijos en completa libertad para realizar actividades de alto riesgo.
Primero fue la inocentada de los “juevebebes, después los bebeviernes y ahora los sabadrinks”, los que han llevado a millones a las barras de los bares para culminar años después en un tremendo alcoholismo.
Pronto esta promoción al vicio de la bebida se hizo extensa a las mujeres, por lo que hoy es normal que en esos lugares ellas beban a la par con los varones. Para completar el cuadro, llegan las telenovelas y películas con imágenes de sexo tan explicitas, que despiertan los instintos de manera prematura en los  adolescentes, los que como  abejas a la miel buscan experiencias más intensas.
De repente en las preparatorias y universidades la pregunta de moda fue ¿eres virgen? La privacidad se vio invadida con la sugerencia de las más atrevidas.
Probablemente me ayudó mi profesión de educadora, porque al darme cuenta de estos cambios drásticos en la sociedad, decidí platicar a temprana edad con mi hija sobre su desarrollo físico y mental que la llevaría a convertirse en toda una mujer, sin faltar las recomendaciones que creí pertinentes sobre la forma en que debería protegerse de las malas amistades.
Años más tarde conversé con mis adolescentes varones, a lo mejor fui muy dura con ellos, pero les advertí que si se involucraban en un embarazo, dejarían de disfrutar de sus privilegios juveniles y responderían como hombres; se irían a vivir a su nueva casa o, con la familia de la novia. 
Es verdad que las madres debemos inculcar principios y valores en los hijos, pero también el padre debe respaldarlos mostrándose rígido en el manejo de sus conductas. En un embarazo inesperado también él es responsable, por no haberles enseñado a su debido tiempo la enorme responsabilidad que exige el engendrar.     
 Alguna vez leí que nuestros antepasados valoraban en mucho la nobleza, la sangre, la estirpe de la familia y que lo más deshonroso para un hombre era no saber dónde la había sembrado.  
Por eso creo y aseguro que despenalizar o no el aborto no es tema social, porque vivir la vida buena como Dios manda  radica en nosotros, en la educación que con esmero demos en el hogar.
Antonieta B. de De Hoyos                            9/10/18

martes, 2 de octubre de 2018


El agotamiento emocional.
Este tercer milenio nos trajo una sociedad bastante difícil de controlar, porque a diario por los diferentes medios, recibimos demasiada información y desinformación que satura nuestra mente y nos agota sin darnos cuenta.
De manera inesperada nos enteramos que: una relación de pareja estable se desintegra, que los amados hijos deciden irse del hogar, que el futuro de miles de niñas se trunca frente a un prematuro embarazo, la forma en que las diferentes inclinaciones sexuales tratan de imponerse, los “ninis”, la raquítica economía, la promoción al aborto, el aumento en el uso de drogas, las enfermedades, todo, todo, todo, nos aleja de Dios.
Por eso es que aparentemente sin ningún motivo, una mañana nos sentimos agotados y sin ganas de abrir los ojos. Llegan las temidas noches de insomnio, por tener la cabeza llena de problemas sin resolver.
Después de varios días comienza a incomodar  la pérdida del autocontrol, el mal humor se torna constante, la intolerancia va en aumento. Pronto empezamos a hacer las actividades diarias de forma mecánica, por obligación, ya no hay entusiasmo, ni interés en ellas. Las muestras de afecto se enfrían, ya no sentimos nada por nadie.
Esta excesiva información da lugar a fallas en la memoria, las cosas más simples empiezan a olvidarse, la mente se confunde, lo que antes se hacía con rapidez ahora toma más tiempo.
La culpa es  de la sobrecarga de esfuerzo, no se trata de responsabilidades laborales sino del involucramiento en conflictos emocionales, el organismo se satura, no soporta y se desploma.
Este cansancio mental aunado a una gran fatiga física, acarrea una sensación de pesadez   que impide avanzar, problemática que se presenta cuando hay un gran desbalance entre lo que se da en el servicio a los demás y lo que se  recibe, es realizar tareas ajenas que se deben cumplir a como dé lugar y con enormes sacrificios.  
La persona agotada se olvida de sí misma y para colmo, recibe poco o nada de afecto o consideración. Todos esperan que “rinda” siempre, como si no tuviera vida propia y debiera aguantarse.
Lo recomendable es descansar, obligarnos a encontrar tiempo libre para relajarnos y estar tranquilos, tomar vacaciones cortas, hacer un espacio a lo que más nos guste, pasear, ir al cine, platicar con amigos, tejer, leer, escuchar música, ir a misa, pero sobre todo ¡Descartar por completo la obsesión de perfección o cumplimiento!
Necesitamos aprender a querernos para que los demás nos quieran, retomar ese invaluable espacio de silencio, de paz y meditación, estar a solas, respirar, reconectarnos con lo que somos y lo que deseamos, de lo contrario tarde o temprano la vida nos pasará la factura y quizás sea demasiado cara.
Antonieta B. de De Hoyos                  10/3/18                           

miércoles, 26 de septiembre de 2018


Las ventajas de hablar solo.
Después de leer este artículo me felicité, jamás imaginé que esa costumbre que tengo desde niña fuera saludable. Empecé a preocuparme al hacerlo con más frecuencia ahora que ya no están mis hijos, y mi voz encuentra eco en las habitaciones. 
De acuerdo con los investigadores, si eres una persona que habla sola tienes buena salud mental, a pesar de que en la antigüedad se le asociaba a la locura y a la anormalidad.
Sabemos que el lenguaje es para comunicarnos y creemos que si no lo dirigimos a alguien, podríamos estar padeciendo algún ligero trastorno mental.
Dicen los que saben que ahora las cosas han cambiado, que hablar solo no es síntoma de soledad o de no tener con quien conversar sino todo lo contrario, es una forma especial de organizar y aclarar ideas. Se cree que mientras más sociable es la persona, sus diálogos internos en voz alta son más frecuentes.
Cuando la gente se ve forzada al aislamiento, es probable que platique con las plantas y con los animales pero de acuerdo con la psicología del desarrollo, hablar solo, es un proceso natural.
Con el paso de los años el habla privada se reduce hasta interiorizarse y convertirse, en el habla interna o pensamiento verbal, preguntas y respuestas en silencio que a veces parecen susurros.  Ya no se hacen en voz alta.
Pero como la ciencia siempre aprueba las rarezas que hacemos los seres humanos, hoy recomienda no reírse de la gente que habla sola, porque podría ser más inteligente que tú.
Lo bueno es que hay una mejoría cuando se repite en voz alta lo que se necesita, ya que la memoria se activa y lo que deseamos hacer lo logramos con mayor facilidad. Me acuerdo de aquella anécdota que mamá contaba, decía que en una ocasión le encargaron a un niño que fuera a la tienda y  comprara cinco centavos de clavos y un formón. Primero se fue cantándolo, pero después solo silbó la melodía, al final se le olvidó el encargo. Lo que demuestra que la mente se organiza y se enfoca al escuchar sus propias palabras.
El habla mejora la comprensión y tiene sus ventajas y efectos positivos, pues a pesar de que a muchos no les simpatiza este monólogo, pronto se convierte en un lenguaje interior que procesa mejor la información que se recibe.
De niños o de adultos todos tenemos monólogos, se cree que estas reflexiones en voz alta son las conversaciones que los niños tienen con su amigo imaginario, entre los cuatro y los nueve años.   
No es nada raro que en nuestra vida adulta, nosotros digamos en voz alta una receta mientras cocinamos, repitamos un número de teléfono para memorizarlo o, ubiquemos una dirección para después anotarla. A veces sin darnos cuenta nos platicamos lo que no dijimos, lo que olvidamos hacer o lo que nos disgustó.  
Y aunque esta plática sea saludable no exageremos, no vaya a ser que los que no la conocen nos tilden de “raros”.    
Antonieta B. de De Hoyos.                              9/26/18

miércoles, 19 de septiembre de 2018


Beneficios de una vida espiritual en familia
¿Cuantos siglos han pasado ya, desde que los padres acostumbraban sentarse a leer la biblia rodeados de sus hijos? ¿Cuantos años hace que muchas familias no buscan juntos al anochecer la presencia de Dios?
¿Habrá todavía algunos que recuerden cuando su madre al acostarles les persignaba y bendecía? ¿Nos hemos dado cuenta de cuan pocas son las familias, que en la actualidad acuden juntos a la misa dominical? ¿Crees que aún se recibe en casa, las lecciones de moral que iluminan el sendero de los hijos?
Antiguamente los hijos buscaban la presencia de Dios en la intimidad porque lo veían  primero en sus padres, y no era religión ni rito era una auténtica vivencia espiritual.
Cuando los padres se ocupan de enseñar a sus hijos un genuino amor por Dios, protegen sus corazones y además les ayudan a elegir el mejor camino cuando crezcan.
Desafortunadamente en la actualidad, hemos dejado en el olvido la enseñanza espiritual en el hogar, porque no sabemos que es la mejor base sobre la cual pueden crecer los hijos, ya que les permite conocer desde pequeños el código de ética y moral que ha inspirado a las grandes civilizaciones.
Nadie alcanza el éxito completo, si desde niño  no se le ha guiado dentro de estos principios. 
Las noticias sobre los actos indebidos que están cometiendo adolescentes, jóvenes y adultos en nuestro país nos alarman,  ya no es solo el uso de drogas, es la forma  incorrecta en que se comportan al salir de casa y lo peor, la comunidad los aplaude.
Escuchar y comprender lo que Dios dice en su Palabra, es la semilla que sembrada en el corazón del niño nunca falla; será su norma de conducta, su fuente de inspiración, y en los momentos difíciles le conducirá a Dios.
A los hijos les da seguridad ver a sus padres orar, agradecer y bendecir, por eso es indispensable ser constantes en esas pequeñas oraciones y bendiciones al anochecer.
La  adolescencia es una época difícil, pero si esta se vive conforme a los valores de la familia, a pesar de las presiones sociales y de la invitación a la vida loca, no caerán. ¡Pero cuidado! el ejemplo de los adultos es decisivo, de lo contrario esta formación se anula.
El proceder incorrecto de algunos líderes espirituales no debe decepcionarnos, ni alejarnos de Dios, porque la espiritualidad es un estilo de vida que se practica en todo momento y en todo lugar.  
El amor a Dios no se impone, se inspira y se transmite día a día, no es perfección ni apariencia, es una relación que comunica vida, gratitud, esperanza, y fe,  elegir este modo de ser en casa, es el mejor regalo para nuestros hijos.
En este tercer milenio la humanidad se reencuentra con Dios a través de la espiritualidad, exactamente igual a como lo hicieron  nuestros antepasados.  
Antonieta B. de De Hoyos                                 9/19/18

miércoles, 12 de septiembre de 2018


La vida que sostienes…
A veces no encontramos respuestas a nuestros problemas porque no vemos lo que necesitamos para seguir adelante, sino que nos concentramos únicamente en los inconvenientes que se nos presentan.
La mayoría sabemos que Dios no nos quita los obstáculos cada vez que oramos, porque su deseo es que crezcamos y nos responsabilicemos. Es en esos cruciales momentos, cuando reconocemos la gran importancia de ser guiados por el Espíritu Santo y las Sagradas Escrituras. Primero hay que formar y reforzar el carácter, ya con el espíritu fortalecido seremos capaces de vencer cualquier dificultad que se presente.
Mientras buscaba un poco más de información para este interesante tema, me encontré un relato titulado “La vida que sostienes está en tus manos”.
-“Cuentan que un día, unos muchachos desocupados tramaron un plan para engañar al hombre más sabio del pueblo. Atraparían un pájaro vivo e irían a visitarlo, uno de ellos sostendría el pájaro detrás de la espalda y le preguntaría: “Hombre sabio, ¿este pájaro está vivo o muerto?” Si respondía que estaba vivo, el muchacho lo apretaría y de inmediato le diría: “No, está muerto”. Si el hombre decía: “Está muerto”, lo mostraría vivo.
Riendo por la travesura que realizarían, llegaron a su casa y consiguieron que el hombre sabio los recibiera. El que sostenía al pájaro le preguntó: “Hombre sabio, ¿el pájaro que tengo entre mis manos está vivo o muerto?”  Durante unos instantes el hombre guardó silencio, después se agachó hasta que quedó a la misma altura que el muchacho y le dijo: “La vida que sostienes está en tus manos”.
De inmediato no comprendí la profundidad de este mensaje, pero al leerlo con más detenimiento me di cuenta que es una maravillosa lección de vida. Dios en su infinita sabiduría nos ha dado la capacidad de poder convertir nuestros sueños en realidad, está en nuestras manos el darles vida o matarlos.
Pero, para lograrlo debemos buscar de manera constante el conocimiento que se nos ofrece a través de las Sagradas Escrituras, por ejemplo en el Eclesiastés, los Proverbios, los Salmos,  los Evangelios, ahí se encuentra  la verdadera sabiduría.
Y aunque los escépticos todavía no lo acepten, las personas de fe sabemos que es a través de su Palabra que obtenemos el poder, que nos lleva a conducirnos correctamente dentro de esa vida maravillosa prometida. Al leer esos párrafos aprendemos: a cumplir el compromiso, a ejercitar la disciplina, a conocer la resilencia, a gozar del aprendizaje, a ser perseverantes y responsables.
Entonces, ¿por qué a veces nos parece imposible vivir una vida de calidad? 
Seguramente nos hemos olvidado de Dios, no obstante Él siempre está en espera de esos corazones alegres, agradecidos, llenos de ilusiones, no de aquellos tristes y quejumbrosos.
Busquemos la sabiduría más qué a los placeres mundanos, seamos mejores personas. Sabemos que cada uno de nosotros sostiene su propia vida entre sus manos. Hagamos realidad los sueños, no los dejemos morir y perfeccionemos nuestras obras por modestas que sean.
 Antonieta B. de De Hoyos                    sept/12/18