Un regalo de fin de
año.
No necesito decirlo, es
obvio que me gusta leer, pues no pasa una noche o un día sin que yo lea un
libro, un periódico, una revista: a lo mejor es mi curiosidad innata o, el que he encontrado en la lectura además de una
fuente de aprendizaje, un espacio de solaz esparcimiento.
Cada mes disfruto las
historias y noticias de Selecciones y esta vez en la última edición del año, me
encontré un magnifico artículo que me pareció formidable compartirlo.
Se trata de encontrar
las cinco facetas que posee la gente inmensamente feliz, de acuerdo con este
escrito todos tenemos a nuestro alcance la felicidad, pero por descuido nos
hemos concentrado más en las cosas y
placeres.
La primera faceta
consiste en retomar la vida espiritual, darle a nuestra vida un sentido, un
propósito que nos coloque en el aquí y el ahora. Es preciso dejar de pensar en
el pasado, no angustiarse con el presente, ni morir en vida atemorizados por el
futuro.
La segunda faceta es
dar prioridad a la salud del cuerpo, con ejercicio, buena nutrición y un sueño
tranquilo para conservarse sano.
La tercera faceta es la
intelectual, nunca perder el interés por
aprender y leer, porque en el
momento menos esperado conocemos algo que nos ayuda a ser mejores personas.
La cuarta faceta son las
buenas relaciones interpersonales, esmerarse en dar cariño a familiares, amigos
y a los que nos encontremos en nuestro caminar.
La quinta faceta es el
control de las emociones, afrontar las dolorosas y conservar por siempre en el
corazón las placenteras.
Después de leer este
artículo, me di tiempo para reflexionar sobre mi estado actual y creo saber ya
porque me siento plena. El paso del tiempo me ha enseñado a valorar lo que de verdad
vale y a dejar atrás las cosas materiales que
me angustiaban al no poder obtenerlas.
Mi vida espiritual se
ha encaminado hacia Dios, cada vez tengo menos miedo a morir y de padecer
alguna enfermedad, sé que mi espíritu se fortalecerá con la oración.
De acuerdo a las más
recientes investigaciones la felicidad
se centra en aprender a elegir bien y a conciencia, cada cosa que hacemos. Lo
cierto es que la mayoría de las veces buscamos la felicidad en el lugar equivocado,
en el éxito personal o en acumular riqueza,
es hasta pasados los años que nos damos cuenta de que no está ahí.
La felicidad reside en
otros aspectos como por ejemplo: en conservar la salud alejándonos de vicios y
malas compañías, en mirar hacia nuestro interior cada anochecer, a sentirnos
satisfechos de lo realizado durante el día, a mirar a nuestro alrededor y
comprobar que no hemos dañado a nadie, a buscar el por qué me hace dichoso lo
que hago.
La persona que medita
antes de dormir se contacta con la divinidad y goza en su interior de la máxima
felicidad. ¡Año nuevo, vida nueva!
agradezcamos la oportunidad de vivirlo.
Antonieta B. de De
Hoyos. 12/12/18.
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