martes, 30 de diciembre de 2014


Los hombres pueden, deben y quieren regresar.

A lo largo de todo el año que recién termina pude observar el cambio tan drástico, que el hombre tuvo que aceptar en su forma de ser masculino, fuerte, enérgico, valiente; obligado por las presiones sociales de grupos feministas al extremo. No solo cedieron en lo que se refiere a igualdad en el aspecto laboral, salarial, empresarial; en estudios universitarios, posgrados, empleos en la política, administrativos, domésticos, cuidado de niños y permisividad en diversiones en las que muchas veces las mujeres rompen con la moral establecida.

Esta exigencia fue mucho más allá del respeto a la dignidad varonil, también cambió la esencia tradicional del verdadero macho frente a su hembra. Los medios de comunicación, principalmente la televisión, empezaron a promover en sus  telenovelas y espectáculos a hombres débiles de carácter, que ante lo imprevisto o fracaso en el amor lloran desconsolados a pesar de lucir tremendos músculos, producto de extenuantes horas en el gimnasio y beber polvos proteínicos llamados esteroides. Ahora es la mujer la que le acosa, la que seduce, la que triunfa en los negocios, la que pone las reglas en una relación, nada de hijos ni compromisos.

Nos fuimos a los extremos, de una sumisión completa a una desinhibición destructiva.  ¿Ganamos algo? Seguro que sí, pero ya en la balanza debemos reconocer que perdimos más. Ahora miles de mujeres resultan embarazadas y contagiadas por hombres indiferentes que les abandonan a sus suerte y continúan utilizándolas, pero ya sin ningún remordimiento de conciencia porque aunque sea en apariencia, la mujer afirma que ella así lo decidió… ¿será?

La modernidad mal enfocada ha hecho del varón lo que no era, un hombre sin palabra, comodino, golpeador, hasta asesino. De acuerdo a la historia de la humanidad el hombre lleva grabado en su mente y en su corazón las tres “P”: procrear, proteger y proclamar. Su mayor deseo era que su sangre se eternizara en su descendencia, por eso procreaba. Se esforzaba en el sustento y los protegía con su propia vida. Se sentía tan orgulloso de su familia que lo proclamaba a los cuatro vientos, como una advertencia contra aquel  que quisiera hacerles daño: eran sagrados.

En la actualidad no se respeta lo que nuestros antepasados exigían; que la sangre del varón no se desparramara, quedaba prohibido engendrar fuera del matrimonio. En la actualidad existe el riesgo de que se casen hermanos o primos, porque no saben quién fue su padre, los apellidos ruedan por los suelos, los abuelos no saben donde están sus nietos de sangre.

La soberbia invade a los matrimonios, la lucha por el poder esta entablada, ninguno cede y lo que es peor se olvidan de la misión que como hombre y mujer Dios les encomendó. Un buen propósito femenino seria revalorar la presencia de la pareja y amarlo como lo que es, un gran hombre con principios y valores… ¡Feliz 2015!

Antonieta B. de De Hoyos                            enero 3/15 

sábado, 27 de diciembre de 2014


…! Bienvenido 2015!   

 “Atrévete a indignarte por su comportamiento, atrévete a obligarlo a cambiar”, dice Sara Sefchovich, a las madres, hermanas, abuelas y esposas de delincuentes y narcos; socióloga, historiadora, escritora, catedrática, investigadora, traductora y conferencista mexicana. En México la violencia provoca enorme sufrimiento a las personas, desconcertados intentamos saber de qué se trata, qué pasa, cómo y porqué se llegó hasta esta terrible situación. La delincuencia crece cada día, la guerra del narcotráfico invade pueblos, ciudades e instituciones y la impunidad es la nueva ley. El gobierno vuelve su mirada al hogar al no conseguir el control.       

En ¡Atrévete! propuesta hereje contra la violencia en México, Sara Sefchovich concentra toda la responsabilidad en las madres, asegura que no es con líderes, partidos o autoridades gubernamentales sino desde casa, como puede bajársele el índice a la violencia sobre todo a la crueldad, disminuir la delincuencia y vivir en una sociedad menos espantosa que la que tenemos.

Sabemos muy bien que es en el núcleo familiar donde se gestan individuos de calidad, que es ahí donde se renuevan valores y se recupera el sentido humanitario, pero para  lograr este cambio la mujer debe empoderarse y hablar con la verdad, la madre decir al hijo sin titubeos que es un delincuente que violenta y lastima, obligarlo a  despertar.    La autora ofrece ideas concretas que apoyan el cambio de conducta en las familias de los delincuentes y narcotraficantes, aconseja por ejemplo que la madre, la esposa y la hija jamás consientan actos ilícitos, que los parientes no se conviertan en cómplices y que las mujeres no se sientan felices al recibir algo mal habido; todo lo contrario, tienen que rechazarlo, decir que no lo aceptan para que la vida regrese a la normalidad.

El poder lo tienes tú mujer, no lo defiendas, no lo solapes, no lo escondas, no lo ayudes. ¡Atrévete a indignarte por su comportamiento, atrévete a obligarlo a ser mejor persona! La realidad muestra a muchísimas mujeres que se oponen a estas acciones delictivas,  mismas que con lágrimas en los ojos se han arriesgado a correr del hogar a los descarriados, sin obtener buenos resultados. Lamentablemente uno de los factores principales que orilla a la delincuencia es la pobreza extrema tan extendida en la mayoría de los países, gracias a la corrupción e impunidad. Millones de jóvenes sin educación ni oficio se enfrentan al hambre y a la enfermedad intentando equilibrarla a costa de lo que sea.

Lo esencial en esta propuesta de indignación es que si sirve para disminuir la delincuencia, cuando menos en aquellas familias donde la economía es buena pero que por desgracia, algún miembro de la familia es vencido por la tentación del dinero fácil los placeres y el poder. Ser madre es un privilegio, pero conlleva la más grande responsabilidad escrita en el Plan de Dios: educar y evangelizar con amor.

Bienvenido 2015, año en el que los chicos van a saber… ¡Quién es mamá!

Antonieta B. de De Hoyos                            12/ 27/14

¡La otra cartita navideña…!

Estamos en diciembre, a punto de celebrar la Nochebuena y disfrutar los días de la navidad, tiempo en el que los niños escriben emocionados su cartita a Santa Claus. En algunos hogares conservadores donde la fe es más firme, los juguetes los trae el Niñito Jesús, ya más al centro y sur del país esta hermosa tarea de regalar la llevan a cabo los Tres Reyes magos: Melchor, Gaspar y Baltasar.

Esto no tendría nada de extraordinario de no haber aparecido en el internet otra cartita, una  en la que los niños hacen peticiones muy especiales a sus padres. Con su lenguaje  espontáneo, sin ningún temor, revelan sentimientos y señalan los actos incorrectos y dolorosos que hacen a diario, sin fijarse que lastiman su alma infantil.

El divorcio, el abandono, las uniones libres quebrantadas, padres y madres en soltería, niños creciendo bajo la benevolencia de abuelos ya fatigados por la vida, no es lo que ellos anhelaban. En esa carta los niños expresan su dolor, sus ansiedades, sus miedos, su impotencia y frustración. Dicen que a todo se acostumbra uno, quizás a lo bello y agradable, pero a la soledad, al maltrato, al abuso de autoridad, al desamor, a la constante exposición a la violencia, ¡nadie! Es una triste situación que a nivel mundial enfrentan los peques por su inferioridad, a pesar de la vasta promoción de sus Derechos Humanos.

¿Que piden los niños en esa cartita? Que mamá no salga tanto a la calle y se quede en casa, que papá les escuche cuando llegue del trabajo, que iluminen juntos un dibujo, que les cuenten cuentos, que canten y rían con ellos, que los abracen, que no anden con tanta prisa y de malhumor, que sus enojos no terminen en majaderías y golpes; pero sobre todas las cosas que papá y mamá se amen y  permanezcan unidos.

Alguien por ahí dijo que ahora cuidar niños es fácil porque están llenos de esa basura electrónica que los paraliza; ya no corren, ni brincan, ni patinan, ni gritan, ni andan en bicicleta, ahora permanecen recluidos como fieras invernando dentro de la cueva. Desafortunadamente estas peticiones infantiles serán poco escuchadas,  porque para los adultos es menos complicado comprar juguetes.  

Aprovechemos el espíritu navideño para cambiar hábitos, sacrificar placeres, dejar las prisas de lado, estar en calma con los hijos e iniciar una vida en armonía con el amor cristiano. Esta cartita no exige dinero ni posición económica, solo pide un corazón abonado por Jesús, que los motive a ofrecerles lo que necesitan para su desarrollo integral como personas: confianza, afecto, ejemplos de honradez, un hogar estable, paz y una vida espiritual que equilibre su humanidad.

Al elegir esta última cartita, estaremos forjando una mejor sociedad y una excelente familia que nos augura una buena vejez. Pero si además podemos agregar algunos regalitos, tenga la seguridad que estas fiestas les serán inolvidables. Ojalá y todos tengamos una bendecida Nochebuena y una venturosa navidad.  

Antonieta B. de De Hoyos                                 20/12/14.

 

jueves, 11 de diciembre de 2014


Melancolía, nostalgia, tristeza y felicidad.

Creer en el amor y la amistad, nos da más oportunidades de ser felices porque en ese acto de fe, gozamos la esperanza de una vida mejor al término de las celebraciones navideñas y de fin de año. Desafortunadamente para muchos, la navidad es una época triste que recuerda a personas muy queridas que ya no están, y momentos vividos que nunca volverán. La música, los aparadores de las tiendas, los adornos en las calles;  despiertan en nosotros un espíritu más bondadoso, sentimiento que nos permite gozar estas fiestas a  plenitud a pesar de que este año, se vaya con varias metas sin cumplir.

Sentir nostalgia o estar triste en estas fechas es un derecho de todos, no podemos exigirnos que todo sea felicidad, buenas obras y acciones fraternas, pero hay una gran diferencia entre estar entristecido a caer en depresión. Durante estas fiestas la sensibilidad está a flor de piel, por eso es imposible evitar el dolor de la ausencia, ni el evocar momentos de la infancia donde los padres y abuelos estuvieron presentes, ni la nostalgia por los seres queridos que se adentraron en la vida eterna y los hijos que se alejaron del hogar...

Cada quien tiene sus propias razones para afligirse, algunos, los más afortunados no tienen razones para estarlo. La melancolía por las fiestas debe ser circunstancial y momentánea, es un sentimiento normal en nuestra naturaleza humana. Lo enfermizo es dejar que esta sensación se convierta en una tristeza profunda que conduzca a un estado depresivo. Las prisas, los compromisos y el trabajo, impiden la convivencia en las familias, esta temporada decembrina ofrece la ocasión de realizarla.

Para combatir la “tristeza excesiva”, necesitamos hacer de la navidad una época ideal para renovarnos interiormente, retomar su esencia, aclamar el nacimiento de Jesús, porque Él es quien nos da la fuerza para seguir luchando. Adornar los hogares con hermosas Nochebuenas, coronas navideñas, pinitos llenos de listones, moños, luces y esferas, para alegrar la habitación no es suficiente, debemos darle mayor esplendor al pesebre, a ese portalito donde José y María velan el sueño del recién nacido: el redentor.

Esforcémonos porque en cada hogar por humilde que sea, no falte en esta navidad la presencia de la Sagrada Familia, solo así podremos percibir la esencia de la natividad. Invitemos a “acostar al Niño” antes de la cena de Nochebuena, hagamos una pequeña oración, cantemos un villancico, comamos colaciones. Estas acciones llevan al agradecimiento, al arrepentimiento, al deseo de ser mejores personas; la melancolía, la nostalgia y la tristeza se tornan felicidad.

Sin importar religión, ateos o agnósticos, podemos renacer cada año en estas fechas y sentirnos orgullosos de lo poco o mucho que hemos logrado, con la bendición de Dios. Al recordar  los obstáculos superados, la salud recobrada, la conservación de la familia y sin olvidar  las pérdidas y los fracasos, podremos planear de nueva cuenta el futuro, iluminados bajo la luz de la esperanza que nos trae la auténtica navidad.

Antonieta B. de De Hoyos                        13/12/14     

lunes, 8 de diciembre de 2014


Sería el mejor de los regalos. 

Después de compartir la cena y disfrutar de la fiesta de Nochebuena en familia, es bueno que antes de ir a dormir, nos demos un tiempo para pensar y dar gracias por las bendiciones recibidas, hasta en la adversidad. Ya sabemos que el mejor regalo para los hijos no viene envuelto y con moños, el mejor regalo se encuentra en el bondadoso corazón de los padres, de manera muy especial cuando dejan de lado la soberbia, el egoísmo, el deseo de venganza, la frustración y se esfuerzan por cambiar esas conductas negativas que destruyen el hogar.

Renunciar a desbaratar el nido, es el más valioso  regalo que los padres pueden dar a sus hijos, anteponer la estabilidad física y emocional de los peques a sus ambiciones personales, no es nada fácil. Pero lo realmente triste es la incongruencia en la que hoy vivimos: asistimos a misa, comulgamos, rezamos novenas y rosarios, damos limosnas, ayudamos en obras de caridad y hablamos de la presencia de Dios en nuestras vidas, noble actitud de amor al prójimo que se borra en el instante que el ángel descarriado nos susurra al oído…“Tú eres una mujer excepcional no te desperdicies; tú eres un hombre único no te limites  en nada; Dios quiere tu felicidad, búscala donde y con quien mejor te parezca, pero jamás permitas que los hijos te impidan volar y gozar al máximo lo que la vida te da”.

En la actualidad, la irresponsabilidad en los compromisos y la facilidad del divorcio exprés, afecta a millones de criaturas que sufren hasta que logran adaptarse a la separación de sus padres. Dicen que los adultos malvados en su niñez torturaron mascotas, ¿qué nos espera, cuando estos niños lastimados en su mente, corazón y alma, crezcan?  Obvio que para llegar a la separación los problemas de pareja debieron ser grandes, pero ¿no podría ser mayor el amor hacia sus hijos? La ansiedad, angustia, desesperación, impotencia por no poder solucionar el conflicto de sus padres, los endurece; el miedo y el llanto va con ellos, nada les tranquiliza, sus sentimientos los traicionan, se sienten tristes e infelices, algunos hasta desean morir.

Miles de hombres y mujeres se someten a estrictas dietas para adelgazar, duras rutinas de gimnasia para fortalecer músculos, soportan dolorosas cirugías estéticas, no duermen por aumentar su riqueza y lograr una posición social. ¿Por qué no esforzase de la misma manera por conservar el matrimonio?  ¿Por  qué no buscar el apoyo de un psicólogo, un terapeuta de pareja, un guía espiritual, oír los consejos de gente mayor? Y lo más importante, ¿Por qué no buscar a Dios y centrarlo en sus vidas?

Para vivir la maravillosa experiencia de envejecer juntos, es indispensable perdonar setenta veces siete como lo ordenó Jesucristo, ser humildes,  reconocer  en ambos los defectos y las virtudes. Si crees que puedes y estás a tiempo, dale a tus hijos este extraordinario regalo navideño. Haz el propósito de buscar orientación, perdona de corazón y vuelve a amar a tu pareja como aquel primer día…porque ¡SI SE PUEDE! 

Antonieta B. de De Hoyos             6/12/14

…Dejar de sentir

Buscando algo que me motivara para escribir sobre la No violencia contra la mujer, me encontré el siguiente artículo que manifiesta la nobleza masculina de las mayorías, lástima que por razón de espacio debí  sintetizarlo.  

“Hay días que padezco una rara y oscura atrofia sentimental, ésa que parece afectar al menos en apariencia a muchos de los seres humanos que me rodean. Apenas siento, apenas me conmuevo, la sensación es terrible y puede llegar a atormentarme semanas y hasta meses. Por fortuna o por desgracia, mi trabajo subsana de manera involuntaria esta carencia de emociones y aunque en esto de la información uno corre el riesgo de insensibilizarse, de aburrirse hasta el hastío con las desgracias ajenas, en ocasiones las peores noticias son un resorte íntimo y poderoso que despabila nuestro desidioso espíritu.

¡Maldito cretino! -me dice el yo que llevo dentro-. ¿A qué viene esto? ¿De qué te lamentas?, ¿de no tener que llorar?, me pregunta mientras escribo o hablo, sobre el último caso conocido de violencia doméstica, del último macho enfurecido que la ha emprendido a machetazos, así, sin más, con la que consideraba la hembra de su propiedad. Ese macho que le ha lanzado algún ácido a la cara, o la ha estrangulado, o le  ha matado a sus hijos para vengarse, o le ha atormentado hasta la muerte sin piedad. Quién sabe qué razones alegarán estos asesinos para justificar su crimen ante sí mismos, ante la policía, ante la justicia y ante Dios.

Detrás de esas noticias hay situaciones y seres reales, mujeres que viven vidas así de desgraciadas. Me siento culpable por mi impotencia, a la vez que siento repugnancia por el agresor y muchísima compasión por ella y por todas las mujeres, que arrastran silenciosas los padecimientos de la violencia machista, pavoroso olvido social que las condena a la invalidez  o al féretro.

Cuando pienso en ellas, muy dentro de mi alma adormecida me siento afortunado por no ser uno de ellos, por haber sabido evitarlo, por haber recibido la educación oportuna para que la vileza jamás llegara a seducirme, -si es que alguna vez lo intentó-, como a muchos hombres. Cuando pienso en ellas, en esa legión de maltratadas, siento dicha por la mujer que duerme a mi lado, porque ella no sea una de las víctimas, me asusta pensar lo cerca que pudo estar de serlo alguna vez, al lado de otro hombre. A veces,  aunque sólo sea por un instante siento su inmenso dolor, momentos que consiguen conmoverme y ¡vuelvo a sentir!, aunque sea asco”.

El autor de este artículo es David Cantero, periodista y conductor junto a María Casado, del Telediario “Fin de Semana” de TVE. Televisión  española.

Luchemos por no dejar de sentir, que cada nota de violencia contra la mujer nos inspire para ser mejores personas, para esforzarnos en educar a los hijos en el amor cristiano, ese afecto que Dios desea que sintamos los unos por los otros.  

 Antonieta B. de De hoyos                          29/11/14

Días para aprender a meditar.  

No sé por qué, pero apenas se presenta el frio del otoño con sus nublados y vientos fuertes, algo dentro de mí me invita a refugiarme en mi casa, a evitar hasta lo imposible las salidas innecesarias, es como si quisiera un tiempo de descanso después del ajetreado verano, para comunicar el alma con el cuerpo. Es un impulso inesperado que me obliga a reflexionar sobre mis acciones pasadas, hacer cuentas de todas esas cosas que hice o que dejé de hacer consciente o inconscientemente.

Pecaría de ignorante si no reconozco que desde que Dios amanece hasta que anochece, mi mente se llena de toda clase de pensamientos, inclusive mientras intento dormir. Esto no sería ningún problema si este montón de pensamientos me dieran la serenidad y el equilibrio, que necesito para bien vivir. Desafortunadamente la mayoría de las veces no es así, las responsabilidades en mi apostolado, familiares y personales me agobian, es en esos momentos críticos en los que me urge encontrar la paz interior.

De acuerdo con lo que he leído una buena opción para serenar el espíritu es la meditación, hacer un espacio en lo cotidiano para buscar un lugar tranquilo en la salita, en la recámara o en el jardín si el clima lo permite. Hay que poner en orden la mente, las emociones, los sentimientos, único requisito quince minutos de concentración. 

Meditar reduce la ansiedad, la depresión y lo más extraordinario ayuda a prescindir de los antidepresivos, en Estados Unidos los ansiolíticos minan la salud a más de la mitad  de sus habitantes. Pero para formar un nuevo hábito se necesita disciplina, constancia y paciencia, nada se logra de la noche a la mañana, y que mejor momento para iniciarlo que estas semanas de preparación para la natividad. El único inconveniente es que si no cambiamos el bullicioso estilo de vida que llevamos quizás nuestro entorno se mejore, pero no nuestro interior, lo que permitiría al estrés seguir dañándonos.  

La meditación mejora el sistema digestivo, aleja los dolores de cabeza, equilibra la presión arterial, revitaliza el cuerpo; y si mientras meditamos tenemos buenos pensamientos, oramos, agradecemos a Dios sus bendiciones, pedimos por las necesidades de otros; la mente se calma y se coloca en el presente que por más sombrío que nos parezca, siempre ofrece una pequeña luz de esperanza en el horizonte.

La meditación estimula el cerebro, auto sana el organismo, las células se regeneran, las  emociones se aquietan, el sentimiento de felicidad aflora y la compasión se impone. No perdamos la oportunidad de meditar, pensemos en todas las bendiciones recibidas durante el año, en la manera como Dios nos ayudó a superar las desgracias. Nuestro país, el mundo entero está sufriendo y ese enorme dolor nos ha hecho volver la vista al cielo, busquemos en la meditación esa paz interior que apremia surja de nosotros, para  bien de nuestra familia y de los que nos rodean.

Antonieta B. de De Hoyos                         22/11/14

domingo, 16 de noviembre de 2014


El poder espiritual de una vela encendida.

Para muchas culturas, el encender una vela es un gesto sagrado que puede expresar mucho más, de lo que se puede expresar con palabras, es un gesto de gratitud hacia la divinidad. “Es mejor prender una vela que maldecir las tinieblas” dice el refrán, y realmente el acto de encender una vela marca por si sola un antes y un después, en el instante que lo hacemos. La flama entibia, ilumina, llena de energía y místico poder el ambiente, a la vez que concentra nuestra atención en esa frágil pero potente luz, en las gotas derritiéndose, en la sombra ondulante que se proyecta sobre la pared, se “siente” su aroma, lástima que con las prisas nos olvidemos de los beneficios que brinda.

Al encender una vela basta observar su fuego, sus formas y colores, para que la mente descanse, los pensamientos se disipen, las preocupaciones se alejen. Meditar frente a una fuente de luz cálida como la de una vela, con la mente relajada, permite ver lo que muchas veces la razón impide.

Las velas desintoxican el ambiente de energías negativas, devuelven al entorno armonía y calidez. Si nos sentimos, desprotegidos, tristes, débiles, nada mejor que encender una vela y suplicar la presencia protectora de Dios.

Se acerca la época de Adviento, cuatro semanas en las que podemos renovar nuestra fe y nuestra vida interior. Tiempo en el que si queremos, podemos mejorar nuestro estilo de vida, compromiso personal y comunitario de creyente. Espacio en el que los que creemos en el Evangelio de Jesucristo, reconocemos que cada año lo divino nace y se manifiesta en lo más humano y cotidiano de nuestra existencia. Esta esperanza no se agota en el día a día, al contrario anima todos nuestros instantes, es infinita y sin condiciones, no pasa y no muere, nos abre al más allá, es la esperanza que vence el mal, el dolor y la muerte.

Retomemos la tradición, encendamos cada domingo nuestra vela, ahora más que nunca debemos vivir en el hogar la grandeza del Adviento: cunden las manifestaciones de crisis: crisis del espíritu humano, crisis de logros que antes soñó la humanidad, crisis de confianza en lo que puede el hombre y sus instituciones, en los gobiernos, en los modelos políticos y económicos. Hay desconfianza entre los pueblos y las naciones, no se cree en los líderes espirituales, hay desilusión, desesperanza, hambre, injusticia, violencia, muerte.  No hay futuro, solo incertidumbre, pérdida del sentido de la vida, angustia. Sin embargo, la liturgia católica, en este tiempo de Adviento nos invita una vez más a la espera de la Esperanza, al compromiso y construcción de tiempos mejores...

Saturemos nuestra vida de esa esperanza, fortalezcamos nuestro espíritu, tenemos que crear un mundo mejor, más justo, más humano y más cercano a lo que Dios hizo para nosotros

Por Antonieta B. de De Hoyos                               15/11/14

miércoles, 5 de noviembre de 2014


¿Hasta dónde crees que llega tu fe?

Ayer me enteré que existe un lugar en la web denominado “Cuarenta días por la vida”, me llamó la atención y decidí investigar. Es una campaña que se inicia en España,  formada por grupos de voluntarios que se reúnen para orar, con el propósito de que se  termine la práctica del aborto. Ellos acuden a las clínicas abortivas y frente a sus puertas oran con veladoras encendidas, de no haber lo hacen dentro de las iglesias.  Esta semilla de fe, ayuno y oración ya ha sido sembrada en varios países en los diferentes continentes, sobre todo en aquellos donde las leyes lo permiten. 

¿Creemos los católicos en la oración? Jesús mío que dijiste: “En verdad les digo, pide y conseguirás, busca y encontrarás, llama y se te abrirá”. “En verdad les digo, todo aquello que pidas en mi nombre a mi Padre, Él te lo concederá”.

Desafortunadamente muchos dejamos la oración para después, para cuando tengamos un tiempo libre, lo malo es que siendo poco constantes queremos que se nos conceda de inmediato lo solicitado. Hoy estamos siendo llamados a rezar por esos niños y como verdaderos cristianos debemos unirnos a esa plegaria universal.

¿Cómo  mirarme al espejo cuando me he negado a participar? ¿Cómo entrar al templo y acercarme a comulgar, si he dicho no?  Es cierto que no tenemos tiempo, que nos faltan ganas, a lo mejor convicción, o estamos poco motivados y muy cansados, pero es esta indecisión lo que permite descubrir la firmeza de nuestra fe.

Lo más probable es que con un poco de esfuerzo, este otoño si pudiéramos colaborar  en esta campaña de “40 Días por la Vida”, quizás no frente a clínicas, ni dentro de una iglesia, pero si desde el hogar, agregando a nuestro rezo diario una oración por esta noble causa. Si nuestra fe es auténtica debemos valorar la vida, porque Jesús vino a traernos vida en abundancia.

Hace tiempo escribí un artículo, en el que mencionaba que detrás de un aborto siempre está la figura de una madre, en aquellos años ocultar la deshonra familiar era prioridad y la única salida era el aborto.

Ahora la responsabilidad materna es mayor, porque con sus compromisos laborales y sociales la madre ha descuidado por completo la educación de sus hijas, en las virtudes humanas y cristianas: fidelidad, lealtad, honorabilidad, decencia, pudor, castidad y temor de Dios, enviándolas desprotegidas a un mundo donde las tentaciones y los malos ejemplos abundan, actitudes modernas que van destruyendo el  cuerpo y el alma.

¡No más abortos! ¡No más asesinatos de criaturas indefensas dentro del vientre materno! Dejemos la doble moral y ataquemos de fondo la problemática. Niñas que han crecido en la oscuridad necesitan conocer y hacer uso de anticonceptivos con las consecuencias que conlleva; quizás al final tengan que dar cuentas al Creador de su irreflexiva conducta, pero ¡Jamás de un asesinato!

Por Antonieta B. de De Hoyos                         8/11/14

 

miércoles, 29 de octubre de 2014


“Lecciones espirituales para los jóvenes samuráis”.

En su obra literaria Yukio Mishima, escritor japonés reconocido como el más grande en ese país, tiene una pequeña joya que contiene cinco textos inéditos esenciales para entender la vida y el pensamiento del autor. Compendio en el que la belleza, la muerte, y el erotismo envuelven el secular código del honor.

Entre ellos destaca “Lecciones espirituales para los jóvenes samuráis”, es un ensayo extenso en el que subraya la necesidad de ciertos valores, para construir una ética valiente y comprender el mundo en que vivimos; el valor de la lealtad, el coraje, la educación y el respeto a los demás, el cuidado del cuerpo, el buen uso del placer o el pudor.

En su interior podemos encontrar frases como estas: “Las buenas maneras no presuponen la obediencia a la voluntad ajena. La belleza viril se ve exaltada justamente por el autocontrol y por la aceptación de las normas de comportamiento. Una promesa es un concepto vago hasta el momento en que entra en juego la lealtad. A veces, el ser humano encuentra más penoso divertirse que esforzarse. A menudo, el hecho de expresarnos en un tono leve revela nuestras intenciones más autenticas. Sin duda es mucho más fácil atacar que defenderse”. ¿Quieres tanto a la vida como para sacrificar la existencia del espíritu?

Mishima afirma que si un hombre busca su provecho sin importarle la desgracia ajena, no puede llamarse hombre de acción, lamentablemente en la actualidad, son estos vulgares despojos sociales los que reciben el apelativo de “hombres emprendedores”. Revueltos entre esta basura, los jóvenes se ven obligados a asistir a la decadencia y muerte del antiguo modelo de héroe, que ya exhala un miserable hedor. La juventud de hoy  observa con dolor y disgusto el vergonzoso espectáculo de los nuevos héroes.

La televisión, el cine y toda clase de pasatiempo, muestran a las nuevas generaciones de manera constante la corrupción, la vulgaridad, la concupiscencia y demás vicios como si fueran actitudes “normales o correctas”,  lo único que nos salva es que en el interior de cada uno de nosotros existe una voz que clama buscando el bien, es la conciencia moral, es la esencia divina con la que llegamos a este mundo y que las fuerzas del mal tratan de acallar con el ofrecimiento de una vida llena de comodidades. 

Todos somos buenos porque hemos sido creados por Dios, el peligro radica en la desinformación y la enorme promoción al uso de drogas y diferentes formas de practicar la sexualidad que enajenan e inducen a la perversión.

Mientras los padres de familia no exijamos a la Secretaría de Gobernación al mando de Miguel Ángel Osorio Chong, poner una alto a tanta depravación explicita en los medios de entretenimiento (?); la ausencia de Dios y de las buenas costumbres traerá como consecuencia la extinción de la sociedad.  

Por Antonieta B. de De Hoyos              1/ 11/14

Mi fe se ha consolidado. 

Aunque no fui educada en una espiritualidad que llegara al fanatismo, si  escuché con bastante frecuencia jaculatorias como: ¡Dios mío, Bendícenos Señor, Dios te acompañe, Cristo protégenos! etc.

Entre mis recuerdos guardo la gran devoción que mi nana Elena profesaba a la Virgen de Guadalupe, decía que era muy milagrosa, por eso entre sus cosas conservaba varias tarjetitas con su imagen. Antes de acostarse oraba y los domingos iba muy temprano a misa, a la parroquia,  que hoy es Santuario Guadalupano.

Esto vino a mi memoria, porque durante varias semanas viví en la incertidumbre que origina esa vorágine laboral empresarial moderna, que como un lobo feroz nos está robando a nuestros hijos.

Sucesos en los que, como padres quedamos al margen y nos convertimos en simples espectadores, con la desventaja que sufrimos igual o lo doble que los protagonistas. En su juventud nos esmeramos en darles la mejor preparación académica: maestrías, doctorados, etc. con la ilusión de que se coloquen en empresas de prestigio y perciban excelentes salarios, pero con lo que no contábamos era con la globalización de estas compañías trasnacionales, que entre sus requisitos exigen la movilización de personal a cualquier parte del mundo.

Desesperada ante la inminente separación, volví los ojos al cielo y pedí con gran fervor la iluminación para aquellos que tienen el poder de decidir, pero también para mí, para aceptar sin objeción los cambios que estaban a punto de presentarse. 

En esos días recordé todas las oraciones y cristianos consejos que los amigos de Facebook comparten, pensamientos que al leerlos enternecen, reaniman, reconfortan y después pareciera que se olvidan, pero no es así, porque es en estos momentos críticos cuando surgen y dan la serenidad necesaria para aceptar sin titubeos lo que venga.

Probablemente sea mi estado anímico, pero el pensar que veré a mis  hijos y nietos una o dos veces  al año por escasos días, no me augura felicidad. Encendí mi cirio bendito y mientras oraba se mezcló en mis tribulaciones la imagen de la Santísima Virgen María, la verdad  es que nunca la había invocado conscientemente, si en el rutinario rezo del rosario o durante las ceremonias religiosas, pero esta vez sin darme cuenta me vi hablando con ella, pidiéndole que como madre intercediera, deseaba lo mejor para mis hijos pero la ausencia probablemente no la soportaría. 

Pasaron los días,  continué en la oración  pero de manera distinta, acepté resignada lo que Dios hubiera dispuesto para mi vejez. De repente una llamada, la compañía había reconsiderado se quedaba en el mismo puesto y con mejor salario. Mi corazón se llenó de gozo, al día siguiente fui a misa para agradecer a Dios tan maravillosa bendición y a  nuestra amada Madre su intercesión.

Por Antonieta B. de De Hoyos                                     octubre 25/14.

Espiritualidad Misionera.

Los cristianos en la misión universal debemos participar en la oración, en los sacrificios y en dar testimonio de una vida buena. La oración debe acompañarnos en el camino misionero que nos permite anunciar la Palabra por medio de la gracia divina. 

Su Santidad el Papa Juan XXIII rezaba el Rosario todos los días por la salvación del mundo entero y dedicaba una decena por cada continente. A mediados del siglo XX el obispo norteamericano, Monseñor Fulton J. Sheen, ideó este “Rosario Misionero” con el propósito de orar por las misiones y los misioneros; es el tradicional rosario con el cual, por intercesión de María pedimos al Padre por todas las intenciones y necesidades.

Las cinco decenas son de colores diferentes y representan los cinco continentes desde el punto de vista misional. "La decena blanca es por la vieja Europa, para que sea capaz de recuperar la fuerza evangelizadora que ha engendrado tantas Iglesias; la decena amarilla es por Asia, que rebosa de vida y de juventud; la decena verde es por África, probada por el sufrimiento, pero disponible al anuncio; la decena roja es por América, promesa de nuevas fuerzas misioneras; la decena azul es por el continente de Oceanía, que espera una difusión más profunda del Evangelio".

Primer misterio: por la  Iglesia de África, por  sus más de 500 millones de habitantes para que logre asumir la plenitud de la revelación de Cristo. Segundo misterio: por la Iglesia de América, "continente de la esperanza" donde se registra el más alto porcentaje de católicos, pero con escasez de sacerdotes y laicos comprometidos. Tercer misterio: por la Iglesia de Europa, para que retorne a las fuentes de su fe enfriada con el correr de los siglos. Cuarto misterio: por la Iglesia de Oceanía, lejano y pequeño universo de islas y numerosas razas, para que sean iluminadas y guiadas a la luz del Evangelio. Quinto misterio: por la Iglesia de Asia, el continente más poblado del mundo, donde los católicos constituyen solo el 2% de la población y son perseguidos y  combatidos.

Pero recemos también por las sencillas pero significativas misiones en nuestra región, en la familia, en el trabajo, lugares habituales en los que con nuestro ejemplo cristiano ayudamos a la conversión de muchos. Recemos por las esforzadas madres misioneras que alrededor del mundo infunden en sus hijos la fe cristiana, a pesar de  las terribles difamaciones que sufren la iglesia y los sacerdotes.  

Escuchen hombres y mujeres: solteros, casados, divorciados, abandonados; recen el rosario, nuestra Madre María siempre nos escucha e intercede por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo.

Atesoremos en la mente y en el corazón la Palabra de Dios, porque solo con un espíritu fortalecido en la fe, podremos afrontar las contrariedades que la vida nos presenta y levantarnos si hemos caído. Cuando la persona reza recibe la iluminación  precisa, para guiar a muchos jóvenes desorientados hacia ese encuentro con Dios, que claman suplicantes las nuevas generaciones.    

Antonieta B. de De Hoyos                                 octubre/18/14.

El autoengaño femenino.

Estamos en pleno tercer milenio, una era  en la que el hombre y la mujer han superado  retos en todos los aspectos de su vida: en lo  económico, en lo social, en lo laboral, en lo religioso y hasta en lo emocional. Podríamos afirmar que la más  favorecida con estos cambios ha sido la mujer, cuando menos en apariencia, porque ahora puede decidir casarse o no y de todos modos, disfrutar de relaciones sexuales y tener hijos si lo desea. Puede adquirir títulos universitarios que le sirven para desempeñarse con éxito en los altos mandos políticos y empresariales. Y aunque da la razón a lo establecido en la doctrina cristiana no teme transgredirla porque se sabe débil en su humanidad, razón poderosa que le lleva a tomar como estandarte la misericordia divina.

Ante este panorama saturado de triunfos nadie dudaría de su inmensa felicidad, su inusitado estilo de vida es algo que jamás imaginaron su madre y abuelas. Es dueña de su cuerpo, de sus sentimientos, de sus decisiones, nada la detiene si se trata de ser feliz, el remordimiento de conciencia ya no existe. Se casa, se divorcia, se vuelve a casar o se “arrejunta”, mezcla hijos, ama, odia, acepta o rechaza de acuerdo a su criterios; su bienestar se cifra en la economía, la diversión y la libertad.

No sé porqué pero me  acordé de aquel pasaje bíblico, cuando Jesús iba sangrante y dolido cargando la pesada cruz. Las mujeres se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: “hijas de Jerusalén, no lloren  por mí, lloren por ustedes y por sus hijos”. El percibe su sentimiento de piedad, pero quiere que en ellas además de conmiseración haya una conversión del corazón, que reconozcan sus errores, pidan perdón y reinicien una nueva vida.

La mujer actual goza sus años jóvenes, pero no visualiza el futuro, no se fija lo que siembra ni lo que cosechará. ¡Fuera responsabilidades! Nacen los hijos y se desprenden de ellos bajo cualquier pretexto, el hombre ya no sabe cómo satisfacerla. Las bodas civiles y religiosas son una farsa “Lo que Dios unió, no lo separe el hombre” está en el olvido.  Millones de mujeres alrededor del mundo lloran desconsoladas la desaparición o muerte prematura de sus hijos víctimas de maleantes; unos en la prostitución y drogas, otros en la corrupción, pero todos inducidos por la ignorancia y el desamor.

Jesús les dijo: “no lloren por mí, sino por su apatía hacia la conservación de la familia, por su indiferencia  religiosa, por el abandono moral y físico al que condenan a sus hijos. Lloren por la ausencia de cariño y fidelidad en la pareja, por su dejadez como mujer, por el abuso y violencia a la que se someten, por la pérdida de su dignidad, por sus faltas de amor y de misericordia, por no ser solidaria, por las acciones que realiza impropias de una hija de Dios.

El autoengaño femenino radica en no querer reconocer que a pesar de tantos privilegios, en este momento muchísimas mujeres sufren de soledad y lloran amargamente, como nunca antes lo hicieron sus madres y abuelas.  

Antonieta B. de De Hoyos                      octubre 11/14.

La nefasta influencia de la televisión.

 Ya sé que no es correcto generalizar y que solo la gente desalentada lo hace, por eso aclaro que cuando me refiero a esta nefasta influencia, me dirijo específicamente a dos anuncios publicitarios que algunos canales ofrecen en sus trasmisiones diarias. Pero soy optimista y quiero pensar que en cuanto a comunicación de ideas estamos en la balanza, que existe un equilibrio entre la información buena y la mala. Por ejemplo: tenemos reportajes que nos indican cómo conservar la salud física y mental; de apoyo a la economía, ecología, educación, arte, historia y cientos más que elevan el espíritu.

Haciendo contrapeso, en el lado opuesto de la balanza encontramos todo aquello que invita al televidente a un comportamiento equivocado; modelos que recibimos de manera constante a través  de videos musicales, telenovelas, películas, pero con mayor fuerza en la publicidad pagada de primera calidad, que estimula la ambición desmedida, la lujuria, la glotonería,  las adicciones, etc.

La televisión se ha introducido en casi todos los hogares, oportunidad que aprovecha para hacer propuestas deshonestas que alteran la tranquilidad de las familias, acción mercantil que se realiza bajo la permisividad de la Secretaría de Gobernación, la que deja en el olvido su más importante misión: preservar las buenas costumbres en los hogares mexicanos. Creo que mucha gente como yo, mira la programación de los diferentes canales de televisión sin detenerse a  reflexionar sobre lo que ve, lo que nos predispone a aceptar todo lo que nos dicen como bueno. Fue en un momento de lucidez cuando me fijé en un comercial muy bien elaborado, que parece haber sido hecho exprofeso para las personas que regresan cansadas de su trabajo.

Es un anuncio que invita a la gente a salir del aburrimiento asistiendo a los casinos de juego, negocios que ofrecen fabulosas ganancias a sus dueños, razón por la que invierten tanto dinero en una publicidad de calidad. Este video tiene buena música, ambiente cálido, alegre, de camaradería, que sirve de fondo para presentar a un hombre guapo, maduro, bien vestido, sonriente, que es recibido con honores por una señorita a la que le entrega su tarjeta de membrecía. La  misma invitación se hace a las mujeres en otro comercial igual, pero ahora es una dama, vestida con elegancia, de finos modales la que es recibida con los mismos honores.

El mensaje subliminal radica en hacer creer al espectador que en estos sitios sé es importante, un “VIP” (very important people), vil engaño que ha llevado a estas empresas al  éxito total. Quizás en otros países en los casinos de gran renombre donde asiste la clase pudiente sucede lo que el anuncio pregona, pero no aquí en los pueblos, donde se pierde lo que se tiene junto con la paz mental cuando llega el remordimiento.

Primero los permitieron, luego los promocionaron, la gente se envició y ahora el mismo  gobierno clausura y desmantela, los casinitos con maquinitas en los barrios. El vicio ya prolifero en todas las edades, volver a la vida buena costará lo doble.

Antonieta B. de De Hoyos                4/10/14

sábado, 18 de octubre de 2014

Perseguir a los que sueñan con un México diferente

ES QUE SOLO SON JÓVENES
“Algunos están destinados a razonar erróneamente,
otros a no razonar en absoluto, y otros a perseguir a los que razonan.”
Voltaire
Es que l@s desaparecid@s de Ayotzinapa solo eran jóvenes y jóvenes pobres y además indígenas que tuvieron la osadía de soñar con ser maestros de sus iguales: los pobres marginados de la Patria. Y como jóvenes se les tasó cuanto podrían valer en dinero y en poder; en ejemplo de miedo. Nadie hablaría por ellos porque la masa de pobres es “nadie”.

Hace 46 años otros jóvenes se atrevieron a protestar en contra del autoritarismo y el terror de estado implacable que sufrieron los que soñaron en una Patria democrática. Desaparecid@s aún hoy, los jóvenes del ’68  siguen esperando volver al hogar vacío, siguen esperando  la justicia que les negó el gobierno priista de Díaz Ordaz. Las madres muertas heredaron la consigna a sus hijas, a sus nietas: Vivos se los llevaron, Vivos los queremos.

Este año se sumaron 43 estudiantes más a la lista de desaparecidos, los gobiernos, presionados por los ciudadanos y la opinión internacional hoy tienen la necesidad de investigar y encontrarlos ¿y de hacer justicia, también?

La delincuencia organizada no ha desparecido en México ni tampoco hay voluntad política de encontrar a to@s l@s desaparecid@s que la guerra sucia ha dejado en nuestra Patria. De nada sirvió que al ejército y a la marina se le asignaran tareas que la policía federal corrupta ya no era capaz de hacer ni de maquillar para engañar a la opinión pública internacional, que es la única que le interesa a los gobiernos de México.

La alianza pactada por los partidos políticos que volvieron a repartirse las ganancias y los cotos de poder, olvidó que la sociedad toda esta agraviada por la impunidad y que esta vez “los nadie” tendrían la voz de millares de jóvenes del país entero hablando por ellos, diciendo ¡presente! En cada acto para que no se olviden sus nombres. Para recordarle a la nación sorda que sin jóvenes, sin profesionistas, sin maestros, sin soñadores, la riqueza de nuestro suelo se entregará en bandeja de plata a los nuevos conquistadores de México.


El poder solo sirve si sirve a la Nación y en la nación mexicana faltan miles de hombres y mujeres que fueron arrancados de sus hogares por la delincuencia y las autoridades corruptas. Los gobiernos tienen con ellos una deuda  pendiente hasta que la JUSTICIA se aplique con los que se los llevaron y con los que fueron sus cómplices.

Profra. Josefina Sánchez Ponce 

viernes, 3 de octubre de 2014

¡Soy burro ... pero del Politécnico!

Usted disculpe, pero los jóvenes están moviendo a México

“¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿Escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya”

A cruzar la calle, brazo con brazo, voz unida a miles de voces y las manos en alto, gritando, bailando, caminando. Los jóvenes estudiantes tomaron la calle exigiendo educación de calidad con raíces humanas. 
No a la globalización ni a la técnica al servicio del capital deshumanizado de la OCDE o del Banco Mundial o del Fondo Monetario o como se organicen los capitales que siguen extrayendo de los suelos de los países pobres, ganancias exorbitantes, matando toda esperanza de crear y generar  riquezas nacionales que pongan por encima al hombre antes que al dinero.

Las manifestaciones del Instituto Politécnico Nacional son una muestra más del descontento social en contra de las reformas que se han impuesto al país por la casta gobernante a través del Congreso, a espaldas de la gente, de los ciudadanos que no vemos reflejados en nuestros hogares la riqueza tantas veces anunciada.

Para los egresados de las escuelas superiores: no hay trabajo. Para el Estado no es prioritario la inversión en la generación de tecnologías propias o la inversión en investigación.

Los jóvenes tomaron las calles, lo que no hizo el sindicato más grande de América Latina el SNTE cuando se aprobó una Ley de Educación que responsabilizó a l@s maestr@s de la debacle educativa. Los jóvenes tomaron las calles exigiendo inversión en la educación técnica de calidad, lo que no hizo el STPRM cuando se privatizó la industria petrolera clausurando la oportunidad de generar riqueza que se invierta en la técnica al servicio de la Patria.

NO es cuestión de que renuncie la directora del IPN o que se tome en cuenta a l@s jóvenes y a los egresados del Instituto Politécnico Nacional en el diseño de una educación técnica de calidad, es la exhibición de que el control que ha hecho la casta gobernante y los partidos políticos en alianza con los grandes capitales extranjeros no ha adormecido el espíritu de cambio que se genera en las escuelas públicas del país.

Si los Sindicatos perdieron su espacio en el diseño de la política laboral y económica del país, los jóvenes levantaron la voz por tod@s nosotr@s: los gobernantes están al servicio de la Nación y la nación la formamos cada un@ de los mexican@s que ven agotadas sus esperanzas de brindar a sus hijos un futuro sin hambre y con una escuela pública de calidad. Por la Técnica al Servicio de la Patria hablará el espíritu de la raza mestiza.

Profra. Josefina Sánchez Ponce