La nefasta influencia de la
televisión.
Ya sé que no es correcto generalizar y que
solo la gente desalentada lo hace, por eso aclaro que cuando me refiero a esta
nefasta influencia, me dirijo específicamente a dos anuncios publicitarios que algunos
canales ofrecen en sus trasmisiones diarias. Pero soy optimista y quiero pensar
que en cuanto a comunicación de ideas estamos en la balanza, que existe un
equilibrio entre la información buena y la mala. Por ejemplo: tenemos
reportajes que nos indican cómo conservar la salud física y mental; de apoyo a
la economía, ecología, educación, arte, historia y cientos más que elevan el
espíritu.
Haciendo contrapeso, en el
lado opuesto de la balanza encontramos todo aquello que invita al televidente a
un comportamiento equivocado; modelos que recibimos de manera constante a
través de videos musicales, telenovelas,
películas, pero con mayor fuerza en la publicidad pagada de primera calidad,
que estimula la ambición desmedida, la lujuria, la glotonería, las adicciones, etc.
La televisión se ha
introducido en casi todos los hogares, oportunidad que aprovecha para hacer
propuestas deshonestas que alteran la tranquilidad de las familias, acción
mercantil que se realiza bajo la permisividad de la Secretaría de Gobernación,
la que deja en el olvido su más importante misión: preservar las buenas
costumbres en los hogares mexicanos. Creo que mucha gente como yo, mira la
programación de los diferentes canales de televisión sin detenerse a reflexionar sobre lo que ve, lo que nos
predispone a aceptar todo lo que nos dicen como bueno. Fue en un momento de
lucidez cuando me fijé en un comercial muy bien elaborado, que parece haber
sido hecho exprofeso para las personas que regresan cansadas de su trabajo.
Es un anuncio que invita a la
gente a salir del aburrimiento asistiendo a los casinos de juego, negocios que
ofrecen fabulosas ganancias a sus dueños, razón por la que invierten tanto
dinero en una publicidad de calidad. Este video tiene buena música, ambiente
cálido, alegre, de camaradería, que sirve de fondo para presentar a un hombre
guapo, maduro, bien vestido, sonriente, que es recibido con honores por una
señorita a la que le entrega su tarjeta de membrecía. La misma invitación se hace a las mujeres en
otro comercial igual, pero ahora es una dama, vestida con elegancia, de finos
modales la que es recibida con los mismos honores.
El mensaje subliminal radica
en hacer creer al espectador que en estos sitios sé es importante, un “VIP”
(very important people), vil engaño que ha llevado a estas empresas al éxito total. Quizás en otros países en los
casinos de gran renombre donde asiste la clase pudiente sucede lo que el
anuncio pregona, pero no aquí en los pueblos, donde se pierde lo que se tiene
junto con la paz mental cuando llega el remordimiento.
Primero los permitieron,
luego los promocionaron, la gente se envició y ahora el mismo gobierno clausura y desmantela, los casinitos
con maquinitas en los barrios. El vicio ya prolifero en todas las edades,
volver a la vida buena costará lo doble.
Antonieta B. de De Hoyos 4/10/14
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