Las ventajas de hablar
solo.
Después de leer este
artículo me felicité, jamás imaginé que esa costumbre que tengo desde niña
fuera saludable. Empecé a preocuparme al hacerlo con más frecuencia ahora que ya
no están mis hijos, y mi voz encuentra eco en las habitaciones.
De acuerdo con los investigadores,
si eres una persona que habla sola tienes buena salud mental, a pesar de que en
la antigüedad se le asociaba a la locura y a la anormalidad.
Sabemos que el lenguaje
es para comunicarnos y creemos que si no lo dirigimos a alguien, podríamos estar
padeciendo algún ligero trastorno mental.
Dicen los que saben que
ahora las cosas han cambiado, que hablar solo no es síntoma de soledad o de no
tener con quien conversar sino todo lo contrario, es una forma especial de organizar
y aclarar ideas. Se cree que mientras más sociable es la persona, sus diálogos
internos en voz alta son más frecuentes.
Cuando la gente se ve
forzada al aislamiento, es probable que platique con las plantas y con los
animales pero de acuerdo con la psicología del desarrollo, hablar solo, es un
proceso natural.
Con el paso de los años
el habla privada se reduce hasta interiorizarse y convertirse, en el habla
interna o pensamiento verbal, preguntas y respuestas en silencio que a veces
parecen susurros. Ya no se hacen en voz
alta.
Pero como la ciencia
siempre aprueba las rarezas que hacemos los seres humanos, hoy recomienda no
reírse de la gente que habla sola, porque podría ser más inteligente que tú.
Lo bueno es que hay una
mejoría cuando se repite en voz alta lo que se necesita, ya que la memoria se
activa y lo que deseamos hacer lo logramos con mayor facilidad. Me acuerdo de
aquella anécdota que mamá contaba, decía que en una ocasión le encargaron a un niño
que fuera a la tienda y comprara cinco
centavos de clavos y un formón. Primero se fue cantándolo, pero después solo
silbó la melodía, al final se le olvidó el encargo. Lo que demuestra que la
mente se organiza y se enfoca al escuchar sus propias palabras.
El habla mejora la
comprensión y tiene sus ventajas y efectos positivos, pues a pesar de que a
muchos no les simpatiza este monólogo, pronto se convierte en un lenguaje
interior que procesa mejor la información que se recibe.
De niños o de adultos
todos tenemos monólogos, se cree que estas reflexiones en voz alta son las
conversaciones que los niños tienen con su amigo imaginario, entre los cuatro y
los nueve años.
No es nada raro que en
nuestra vida adulta, nosotros digamos en voz alta una receta mientras cocinamos,
repitamos un número de teléfono para memorizarlo o, ubiquemos una dirección
para después anotarla. A veces sin darnos cuenta nos platicamos lo que no dijimos,
lo que olvidamos hacer o lo que nos disgustó.
Y aunque esta plática
sea saludable no exageremos, no vaya a ser que los que no la conocen nos tilden
de “raros”.
Antonieta B. de De
Hoyos. 9/26/18