Antes de empezar el día, ¡Ora!
Por Antonieta B. de De Hoyos julio 1/17
Pedir a Dios que bendiga nuestro trabajo es una excelente actitud,
siempre y cuando no esperemos que Él lo haga. Es tan sencillo agradecer por el
trabajo, y a la vez suplicar sabiduría, fortaleza y prudencia para realizarlo.
Es cómodo y además indispensable, tener una pequeña libreta, y anotar en
ella todos los problemas del día, porque mientras más dificultades tengamos, más
necesitamos orar.
Si te es posible, deja un espacio libre entre veinte y treinta minutos
diarios para orar, puede ser por las mañanas al despertarte, al mediodía o, por
la noche antes de dormir.
Y si presientes que el día va a estar muy complicado, intenta orar un poquito
más y con extrema calma.
Todos sabemos que la vida es una lucha constante, día a día se nos presentan
contrariedades en casa, en la calle y en el lugar de trabajo.
Por eso es muy
importante no saturarnos de compromisos sociales o laborales, porque a la larga
lo único que acarrean son un desgaste y un estrés innecesario.
El acostumbrarnos a estar en constante relación con otras personas,
nos impide gozar de esos momentos de tranquilidad que necesitamos con urgencia,
para pensar con claridad y organizar ideas.
Las personas inteligentes, hacen un alto al anochecer para analizar,
si los problemas que cargan, son verdaderamente suyos o son de otros.
Los hijos
adultos solteros o casados, deben aprender a resolver sus propios problemas.
Es increíble el gozo que se siente al hablar con Dios antes de salir
de casa, este es el mejor consejo que podemos dar.
Recomendación que al ponerla
en práctica cambia de inmediato nuestra forma de ser hacia los demás. Al orar
el ánimo se eleva, la mente se aclara, la estabilidad emocional se hace
presente.
Haz el propósito de levantarte más temprano, para respirar el aire que
refresca tu rostro por las mañanas, piensa que habrá problemas, también
situaciones difíciles que se deben enfrentar, llegarán días muy pesados, tan
oscuros, que nos da miedo no volver a ver la luz, es entonces cuando te das
cuenta que al orar, recibes la iluminación y la sabiduría necesaria para superarlos.
Si te es posible, organiza con anterioridad las actividades que vas a
realizar al día siguiente, de esa manera las prisas no te agobian y lo mejor, empiezas
bien tú trabajo.
Si no sabes orar, persígnate antes de salir y dile a Dios que
ahí estás para recibir sus bendiciones, eso ¡nunca falla!
No olvides lo
trascendente que es en ésta época, convertirte en buen ejemplo
para tu familia, a todos nos urge fortalecer el espíritu.
En tus manos está el tener hoy, el mejor de los días… solo ¡Ora!