jueves, 8 de junio de 2017

Siéntete feliz de ser así.
Por Antonieta B. de De Hoyos                          junio 10/17
Les llaman problemas existenciales, cuando muy en el fondo de nuestro corazón nos cuestionamos nuestra forma de ser, y como a mí me ha sucedido me atreví a hacer esta pequeña investigación.
¿Por qué veo las cosas de manera diferente de los demás? ¿Por qué sufro más que otros? ¿Por qué me encuentro feliz, en mi propia soledad? ¿Por qué me siento, y veo cosas que otros no  perciben? Estas preguntas se las hacen las personas altamente sensibles y por ser los menos, se sienten en desventaja y con miedo. !OJO! no se trata de lloriqueos ni sentimentalismos.
Esta forma de ser, se presenta en un 20 % de la población, y aunque no es correcto se etiqueta como “diferente”. Se es así toda la vida, pero es en la infancia, cuando nos damos cuenta de nuestras emociones y tenemos la sensación de vivir dentro de una burbuja de limitantes y soledad. Las personas altamente sensibles, son pensativas, empáticas, emocionalmente revitalizantes y poseen cuatro dones:
El don del conocimiento interior. Desde niños perciben en su vida diaria una mezcla de sentimientos; ansiedad, conflictos y mucha curiosidad. Captan cosas que los adultos no ven: como la tristeza en la mirada, la preocupación de papá, el dolor de mamá, condición que les enseña desde pequeños que la vida es difícil y contradictoria, sin importar su inmadurez para entender lo que sucede. Conocer las emociones es un arma poderosa que permite entender mejor a la gente, pero a la vez los hace más perceptivos al dolor y al comportamiento ajeno. Por eso deben protegerse.
El don de disfrutar de la soledad. Para ellos, es un placer la soledad, son creativos, les gusta la música y la lectura, disfrutan de la compañía pero son felices solos. No temen a la soledad, porque saben conectarse con sus propios pensamientos.
El don de vivir con el corazón. Viven intensamente el amor, son felices en su cotidianidad, a menudo se les asocia con el sufrimiento por su tendencia a la depresión, tristeza y fragilidad ante el comportamiento de los demás. Aman la belleza de un cuadro, la amistad, una canción especial. Todo lo viven con intensidad.
El don de crecimiento interior. La persona nace así, sus preguntas, su intuición, su malestar con las luces u olores fuertes y su fragilidad emocional ya demuestran su sensibilidad excesiva. No es fácil vivir con este don, hay que aprender a manejarlo y no dejar que emociones negativas les desestabilicen y hagan sufrir.

Deben entender que son diferentes, que viven las emociones con mucha intensidad, lo que no quiere decir que los otros amen menos, sólo tiene otra forma de sentir. La alta sensibilidad es un don, una herramienta que permite profundizar y ser empático con todas las cosas y personas, pocos poseen esta capacidad de aprender de la vida. ¡Disfrútala!

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