¿Quién es un hombre?
Por Antonieta B. de De Hoyos junio
17/17
Con motivo del día del padre me llegó este mensaje, primero por correo
electrónico y después, con imágenes enternecedoras vía Facebook, por lo que
decidí hacer una pequeña adaptación para mis lectores de prensa e internet.
La narración se inicia con un aire de nostalgia, cuando menciona el
momento de la Creación y la forma en que se enfatiza la imagen femenina;
siempre se piensa en su fortaleza, su embarazo y su doloroso parto, pero sobre
todo en la dedicación abnegada con la que sirve hasta la muerte, a sus seres
queridos sin esperar nada a cambio.
Pero, ¿qué pasa con la presencia del hombre en el planeta? ¿Acaso no
aporta nada a la conservación de los seres humanos?. Según iba leyendo percibía
la enorme ternura con la que habían sido construidas estas frases, pero lo que
realmente despertó mí curiosidad fue el
que éste haya sido escrito por un varón, que dejó sentir en su narración una
gran sinceridad y responsabilidad al atreverse a hacerlo.
¿Quién es un hombre? Pregunta enfático, para de inmediato describirlo:
Un hombre es parte vital de la Creación al igual que la mujer, ya que
gracias a los dos la especie se perpetúa. Pero, por qué o para qué lo creó
Dios? Él lo hizo con el propósito de que salvaguardara a su familia, ¿nada
más?.
Podríamos en algún momento las mujeres, detener nuestro caminar e maginar
¿cómo transcurre la vida de un hombre?
De ninguna manera voy a generalizar, porque las excepciones rompen la
regla, pero la nobleza exige enaltecer a esa mayoría que sacrifica sus sueños,
por ver una sonrisa en el rostro de sus padres, a quienes cuida en su
ancianidad y hasta el final.
Su dinero ganado con mucho esfuerzo, poco le dura en sus bolsillos, se
le escurre entre las manos en regalos para la mujer amada y el mantenimiento de
los hijos, desea verlos felices, no le importa sacrificar su juventud entera en
pro del bienestar familiar, ni trabajar horas extras, a veces hasta la
madrugada.
Es un idealista, siempre está soñando en la edificación de un futuro
lleno de éxitos para sus críos, al grado de que si se hace necesario toma
préstamos bancarios, que le compromete por varios años el pagarlos.
Tolera con
paciencia los refunfuños de su esposa, de sus hijos, de su jefe, y a veces
hasta de su madre; lo que le lleva a pensar durante esos escasos momentos de
paz que logra tener, que su vida se limita al compromiso que asumió para
felicidad de los demás.
Después de leerlo, no pude dejar de pensar en el tremendo
empoderamiento que en las últimas décadas ha recibido la mujer, la que en su
vanidad no aprecia la presencia del hombre en el hogar, hasta que ve como se
parte el alma una mujer sola para educar y sacar adelante a los hijos.
…Oremos por su recuerdo y
agradezcamos a Dios que tenemos uno en casa.
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