miércoles, 30 de marzo de 2016

¿Será posible tanta insensibilidad masculina?
Por Antonieta B.  de De Hoyos                            abril 2/16
Hace unos días recibí en mi correo electrónico este escalofriante mensaje: ¿Qué opinas si te digo que en caso de violación lo importante es deshacerse del bebé, y dejar al violador libre? ¿Verdad que no es correcto? Pues eso es lo que podría suceder si se publica la NORMA OFICIAL MEXICANA NOM-046-SSA2-2005.
Violadores libres, mujeres abusadas y bebés abortados.info@conparticipacion.mx
Esta norma establece que las instituciones de salud pública federal, deben eliminar por medio del aborto a cualquier bebé, bastará con que la mujer afirme que fue violada, sin necesidad de que denuncie al violador. 
El aborto por violación no es la solución, por el contrario empeora la situación  de la mujer, -ya de por sí bastante deshonrosa- como para además hacerla doblemente víctima (violación y trauma al destruir a su propio hijo). 
¿Será este uno de los muchos logros femeninos del tercer milenio? ¿Levantarían su mano en signo de aprobación las mujeres legisladoras?
Lo lamentable es que hay una realidad que no podemos ocultar, un alto porcentaje de mujeres en su alocada lucha por una liberación mal interpretada, exigen la igualdad con el varón en toda circunstancia. 
De repente la imagen de respeto que tenía el hombre hacia la mujer cambió por completo, la publicidad no conforme con desnudarla y mostrarla como símbolo sexual, la incentivó de tal manera que despertó en ella instintos que Dios había dado al varón, y de conquistada pasó a conquistadora.
En la actualidad muchas llevan el mando, su éxito laboral, profesional, político, las ha enceguecido. Bebe, fuma, toma drogas, usa anticonceptivos, entra y sale de su casa a altas horas de la noche o no llega en varios días, viaja con un amigo, vive con su novio, hasta se atreve a probar aventuras sexuales dentro de lo prohibido. Tiene hijos con diferentes padres y los abandona en cuanto le estorban. Es adicta a las cirugías, a la moda y a las cosas extravagantes con tal de conservar el protagonismo, la inmoralidad  del mundo del espectáculo es su guía.
Se alejó de Dios y olvidó su misión principal en este mundo, formar un hogar y procrear con responsabilidad, luchar por conservar la familia unida, educar con amor y realizarse como persona en lo que más le guste, procurando no dañar a terceros con sus decisiones.
Hace más de dos décadas advertí sobre este cambio fatal en la sociedad, consecuencia de la globalización de las ideas, en ese entonces eran pocas, pero el mal ejemplo cundió. 
Hoy muchas familias están destruidas, aunque persisten las conservadoras y respetuosas de su fe donde se inculcan los más altos valores, ¡Gracias a Dios!.

¡No hay cosecha!, libertad sin educación conduce al estéril desierto. 
Exijamos a Gobernación la anulación de toda comunicación que estimule la corrupción, nosotras en casa retomemos los valores éticos y religiosos, protejamos como nunca antes a los hijos (as), sin olvidar que si  educas a una mujer, estarás educando a centenares de hombres. 

martes, 22 de marzo de 2016



  

 Mi fe se  profundizó.
Por Antonieta  B. de De Hoyos                            marzo 26 /16

Hace unas semanas por prescripción médica me vi en la necesidad de someterme a una delicada pero sencilla cirugía ocular, mi ojo derecho presentaba algunas irregularidades por lo que tuve que recurrir a la ciencia. 
Pero antes de que eso sucediera, varias amistades y familiares que ya habían sido intervenidos exitosamente, me comunicaron sus experiencias.
De todos modos como mi temperamento es nervioso, invité a mi hermana Carolina que reside en Saltillo, para que viniera y me  acompañara durante la recuperación. 
Le confirmé el día y llegó a casa justo en el momento, en que el médico me  cancelaba la operación por tercera ocasión.
Estos cambios de fecha me alteraban mucho, por mi mente se cruzaban escenas catastróficas, tenía miedo de que mi decisión no fuera la correcta aun y cuando, notaba  que mis molestias iban en aumento. 
Cada noche después de mis oraciones, me preguntaba ¿de qué me está protegiendo Dios?
Para mi infortunio también escuché relatos negativos, aquellos en los que el paciente “X” había quedado tan mal que había perdido la visión. Ante tantas conjeturas decidí cambiar de  especialista, concerté la cita y me encomendé a Dios. 
Llegó el día y entré al quirófano, todo iba muy bien hasta que algo inesperado se presentó y la operación se demoró.
Siguieron dos semanas de cuidados intensivos en los que mi hermana y mi esposo, se convirtieron en mis ángeles custodios. 
Nunca me imaginé en tal situación, pero las cosas suceden cuando tienen que suceder, lo que te corresponde llega te pongas o te quites de ese lugar.
Mientras ocurría la cirugía mis  rezos no cesaron, jamás había sentido tan cerca la presencia divina, ni apreciado de esa forma su infinito amor, instantes de incertidumbre en los que me aferré fuertemente de su mano. 
Por supuesto que después vinieron las clásicas preguntas, ¿Por qué a mí? Y el indescifrable ¿Para que a mí? 
Ahora ya recuperada, pienso que este tiempo extra me fue dado para continuar, desde la modesta trinchera de mi hogar alguna misión especial, pudiera ser una de ellas ese pequeño libro que se encuentra en etapa de revisión, en el cual narro las experiencias que de acuerdo a los  designios divinos, han modificado en mucho mi estilo de vida, reconozco que mi mayor anhelo es verlo publicado.
Agradezco infinitamente los conocimientos y el profesionalismo de mi médico, el que sin darse cuenta cada vez que decía “excelente”, en los momentos más críticos de la cirugía, me confortaba. 
Debido a este inesperado acontecer, el presente periodo cuaresmal será inolvidable para mí, ya que con su luminosa espiritualidad fortaleció mi alma y profundizó mi fe.''''








miércoles, 16 de marzo de 2016

Pudiera ser que lo complementara.
Por Antonieta B. de De Hoyos                           marzo 20/ 16.
Con motive de la celebración del Día Internacional de la mujer, surgieron en los medios de comunicación multitud de manifestaciones, unas a favor y otras en contra. Aquí en Piedras Negras, se dio a conocer la propuesta de un partido político, para construir un albergue exclusivo para mujeres maltratadas que valientemente, se atrevan a denunciar  a sus agresores.
Este edificio será modesto, contará con treinta habitaciones para alojarlas, imagino que también habrá suficientes sanitarios y regaderas con agua caliente y fría, un amplio comedor y alguna estancia para departir; menaje de cocina, para camas, para baños, ropa femenina, objetos de tocador, etc. Se les promete apoyo completo por un mes, mientras recuperan su salud y su situación jurídica se define y puedan regresar a sus labores acostumbradas. Las que tienen un empleo fuera de casa, justificarán su ausencia para no perderlo.
Lo que me inquieta, es que  casi todas por lo general, tienen hijos pequeños que van a la escuela y uno o más adultos mayores a su cargo. ¿Acaso también irán al refugio? De lo contrario ¿quién lavará sus ropas?, ¿quién les dará de comer?, ¿quién los llevará a la escuela? Y si enferman ¿quién los atenderá?
Mientras estas cosas suceden, y se aprecian como un éxito femenino en el glorioso día internacional de la mujer, yo pregunto: ¿qué pasa con el agresor?, ¿lo aprehendieron?, ¿lo juzgaron?, ¿lo penalizaron con dureza, como para que no le queden ganas de volver a hacerlo? ¿Lo exhibieron ante los medios para que la comunidad lo desprecie?
La idea del albergue es importante, pero no es la solución; es necesario que este proyecto se complemente con un castigo público y ejemplar, que convenza al agresor a no repetirlo con ninguna otra mujer. En algunos países el juez ordena un cerco protector para la víctima, pero sabemos que estos sujetos son sanguinarios, en su sed de venganza violan esa orden para asesinarla muchas veces junto con sus hijos.
Necesitamos volver a la paz, a la cordialidad, suena como absurdo pero la impartición de justicia actual no regresa la tranquilidad al hogar. Debemos llegar al corazón de las parejas: a que no se provoquen, se respeten, se perdonen, se acepten tal cual son, a que piensen antes de hacer una barbaridad, en el bienestar de los hijos. Para eso tenemos que reeducar a la sociedad en la cortesía y en la espiritualidad, volver a tener el temor de ofender a Dios, sentimiento que entre tanta superficialidad, hemos olvidado.

Los hijos de estas parejas son bombas de tiempo, en cuanto crezcan seguirán el mal ejemplo, abusarán de su fuerza y darán rienda suelta a sus instintos. Es preferible ofrecer en la televisión, el internet y en las escuelas, cursos de civismo, de superación personal, de ética; que eleven la calidad humana, porque solo a través de la educación podremos conocer lo beneficioso de vivir una vida en armonía, saludable para el cuerpo y para el alma. 

jueves, 10 de marzo de 2016

Que significa ser mujer.
Por Antonieta B. de De Hoyos                   marzo 12/16
Ser mujer es: dar vida, conservar lazos fraternos, proteger, amar sin condiciones; es ser paciente, educar y corregir sin lastimar. Es ser bella al natural sin retoques, es calidez humana, fortaleza, valentía, grata compañía; es generar valores, suministrar alimentos y medicinas, apoyar el desarrollo de otros, dar forma a muchas vidas.
Ser mujer es: empoderamiento, autonomía personal, vivir el presente, segura y libre en armonía consigo misma. Es finura, confianza, personalidad, es estar en reto constante en una carrera sin fin, en la que a diario se superan nuevos obstáculos, es gozar de una aventura incomparable. Es creatividad en movimiento, es plenitud, sensualidad y conexión con la Madre Tierra, es bailar una danza de emociones que fluyen sin interrupción.
Ser mujer es: disfrutar el privilegio de perpetuar la especie sobre el planeta, es luchar sin tregua  para evitar que el hombre se auto destruya; es tener la autoestima necesaria para conectarse interiormente con ella misma, es aprender a amarse para elevar su calidad de mujer, de madre, esposa y amiga.
Ser mujer es: ser capaz de todo, de irradiar felicidad hasta en los momentos difíciles, es comprender, buscar el bienestar de los demás antes que el propio, es dar sin esperar nada a cambio, es servir hasta el cansancio, soñar y cumplir sueños sin importar críticas, porque la dignidad está en ella.
De esta extraordinaria manera se describe a la mujer a través del internet, a lo que podríamos agregar su tenacidad por elevar su nivel educativo y profesional que ahora le  permite incursionar con acierto en el campo científico, político y empresarial.
Por eso, resulta desconcertante que frente a tantas cualidades femeninas, el varón la menosprecie, la golpee, la humille y en casos extremos la prive de su existencia. Pudiera ser que ante tanto elogio perdimos pisada, dejamos de lado el sentido común, la clarividencia, la sagacidad, el discernimiento, la percepción y la astucia femenina que nos caracterizaba, nos ensoberbecimos al grado de desvalorar, provocar, exasperar a los varones con los que nos relacionamos.
Detengamos el paso y descartemos la soberbia, retomemos la humildad, juicio e intuición de nuestras abuelas, a las que por más mal que les hubiera ido, es nada comparado con lo que en la actualidad en este tercer milenio, millones de mujeres alrededor del mundo enfrentan, en su desesperada reyerta por igualarse al varón.

Por disposición divina el hombre y la mujer son distintos pero se complementan, recordemos que Eva fue hecha de una costilla de Adán muy cerca de su corazón y que esa cercanía hace que el amor prevalezca, solo es cuestión de enfoque. 

jueves, 3 de marzo de 2016

El perdón purifica.

Por Antonieta B. de De Hoyos               Marzo/5/16.

Cuando con humildad escuchamos al sabio, aprovechamos la oportunidad que nos brinda la vida para conocer más y ser mejores personas; lo mismo pasa cuando leemos buenos libros y entre ellos incluimos la Santa Biblia, que con sus salmos, proverbios y evangelios nos coloca en el sendero de la superación, hábito que podemos iniciar en el  momento que lo decidamos.
De la homilía del Santo Padre a las familias, rescaté algunas de sus frases que consideré aptas para integrar el presente artículo. 
En primer lugar llamó mi atención que en ningún momento juzgó, ni criticó, ni castigó, simplemente con delicadeza indicó el camino y los pasos a seguir. Dio a conocer que la familia perfecta no existe, por lo tanto no existen padres perfectos, nadie es perfecto, pero todos tenemos la capacidad de perfeccionarnos a través de las experiencias vividas.
Es verdad que formamos un hogar con una pareja tan imperfecta como nosotros mismos y que juntos creamos una familia, cuyos miembros también son imperfectos. Por eso es natural que nos quejemos unos de otros y que nos decepcionemos unos de otros. 
Es difícil encontrar un matrimonio saludable y una familia  saludable si dentro de ella no se ejercita el perdón; virtud sobrenatural que conserva la salud física y espiritual de todos los miembros y a la vez, evita que el hogar se convierta en una olla de grillos, llena de conflictos donde se anidan ofensas, humillaciones y deshonras.
Hay que aprender a perdonar hasta los detalles más simples, de lo contrario la familia se enferma, solo el perdón purifica el alma, limpia la mente, libera el corazón y restablece la comunión con Dios. El dolor interno que provoca  el resentimiento es un veneno que intoxica, es como tener latente una herida en el corazón. 
Quien no perdona se enferma y enferma a los demás, la familia debe ser un lugar donde se respire vida no muerte, donde la alegría mitigue las tristezas y cure las dolencias.
Después de escucharlo creo que la mayoría de las familias nos entristecimos, nos  sentimos apesadumbrados, quizás hasta con cierta culpa, por haber vivido tanto tiempo en el total desconocimiento delos efectos sanadores del perdón.
Está escrito que el hombre no debe estar solo debe vivir en familia; la persona debe sentirse amada, acompañada, tener quien le cuide y a quien cuidar, debe contar con un hombro confiable, en el cual pueda recargar la cabeza cuando la adversidad se presenta.

Caminar a la deriva buscando consuelo, conduce a ingerir bebidas alcohólicas, a usar drogas y llegar a veces hasta el suicidio. 
La obesidad, el cáncer, la depresión, son algunos de los síntomas que puede presentar una familia enferma. 
Empecemos a sanar amando y perdonando de corazón, porque nuestra mayor bendición será que estas buenas acciones, si nos  acompañarán en nuestro viaje a la eternidad.