Sería el mejor de los
regalos.
Después de compartir la cena
y disfrutar de la fiesta de Nochebuena en familia, es bueno que antes de ir a
dormir, nos demos un tiempo para pensar y dar gracias por las bendiciones
recibidas, hasta en la adversidad. Ya sabemos que el mejor regalo para los
hijos no viene envuelto y con moños, el mejor regalo se encuentra en el
bondadoso corazón de los padres, de manera muy especial cuando dejan de lado la
soberbia, el egoísmo, el deseo de venganza, la frustración y se esfuerzan por
cambiar esas conductas negativas que destruyen el hogar.
Renunciar a desbaratar el
nido, es el más valioso regalo que los
padres pueden dar a sus hijos, anteponer la estabilidad física y emocional de
los peques a sus ambiciones
personales, no es nada fácil. Pero lo realmente triste es la incongruencia en
la que hoy vivimos: asistimos a misa, comulgamos, rezamos novenas y rosarios,
damos limosnas, ayudamos en obras de caridad y hablamos de la presencia de Dios
en nuestras vidas, noble actitud de amor al prójimo que se borra en el instante
que el ángel descarriado nos susurra al oído…“Tú eres una mujer excepcional no te desperdicies; tú eres un hombre
único no te limites en nada; Dios quiere
tu felicidad, búscala donde y con quien mejor te parezca, pero jamás permitas
que los hijos te impidan volar y gozar al máximo lo que la vida te da”.
En la actualidad, la
irresponsabilidad en los compromisos y la facilidad del divorcio exprés, afecta
a millones de criaturas que sufren hasta que logran adaptarse a la separación
de sus padres. Dicen que los adultos malvados en su niñez torturaron mascotas,
¿qué nos espera, cuando estos niños lastimados en su mente, corazón y alma,
crezcan? Obvio que para llegar a la
separación los problemas de pareja debieron ser grandes, pero ¿no podría ser
mayor el amor hacia sus hijos? La ansiedad, angustia, desesperación, impotencia
por no poder solucionar el conflicto de sus padres, los endurece; el miedo y el
llanto va con ellos, nada les tranquiliza, sus sentimientos los traicionan, se
sienten tristes e infelices, algunos hasta desean morir.
Miles de hombres y mujeres se
someten a estrictas dietas para adelgazar, duras rutinas de gimnasia para
fortalecer músculos, soportan dolorosas cirugías estéticas, no duermen por
aumentar su riqueza y lograr una posición social. ¿Por qué no esforzase de la
misma manera por conservar el matrimonio?
¿Por qué no buscar el apoyo de un
psicólogo, un terapeuta de pareja, un guía espiritual, oír los consejos de
gente mayor? Y lo más importante, ¿Por qué no buscar a Dios y centrarlo en sus
vidas?
Para vivir la maravillosa
experiencia de envejecer juntos, es indispensable perdonar setenta veces siete
como lo ordenó Jesucristo, ser humildes,
reconocer en ambos los defectos y
las virtudes. Si crees que puedes y estás a tiempo, dale a tus hijos este
extraordinario regalo navideño. Haz el propósito de buscar orientación, perdona
de corazón y vuelve a amar a tu pareja como aquel primer día…porque ¡SI SE
PUEDE!
Antonieta B. de De Hoyos 6/12/14
No hay comentarios:
Publicar un comentario