lunes, 8 de diciembre de 2014


Sería el mejor de los regalos. 

Después de compartir la cena y disfrutar de la fiesta de Nochebuena en familia, es bueno que antes de ir a dormir, nos demos un tiempo para pensar y dar gracias por las bendiciones recibidas, hasta en la adversidad. Ya sabemos que el mejor regalo para los hijos no viene envuelto y con moños, el mejor regalo se encuentra en el bondadoso corazón de los padres, de manera muy especial cuando dejan de lado la soberbia, el egoísmo, el deseo de venganza, la frustración y se esfuerzan por cambiar esas conductas negativas que destruyen el hogar.

Renunciar a desbaratar el nido, es el más valioso  regalo que los padres pueden dar a sus hijos, anteponer la estabilidad física y emocional de los peques a sus ambiciones personales, no es nada fácil. Pero lo realmente triste es la incongruencia en la que hoy vivimos: asistimos a misa, comulgamos, rezamos novenas y rosarios, damos limosnas, ayudamos en obras de caridad y hablamos de la presencia de Dios en nuestras vidas, noble actitud de amor al prójimo que se borra en el instante que el ángel descarriado nos susurra al oído…“Tú eres una mujer excepcional no te desperdicies; tú eres un hombre único no te limites  en nada; Dios quiere tu felicidad, búscala donde y con quien mejor te parezca, pero jamás permitas que los hijos te impidan volar y gozar al máximo lo que la vida te da”.

En la actualidad, la irresponsabilidad en los compromisos y la facilidad del divorcio exprés, afecta a millones de criaturas que sufren hasta que logran adaptarse a la separación de sus padres. Dicen que los adultos malvados en su niñez torturaron mascotas, ¿qué nos espera, cuando estos niños lastimados en su mente, corazón y alma, crezcan?  Obvio que para llegar a la separación los problemas de pareja debieron ser grandes, pero ¿no podría ser mayor el amor hacia sus hijos? La ansiedad, angustia, desesperación, impotencia por no poder solucionar el conflicto de sus padres, los endurece; el miedo y el llanto va con ellos, nada les tranquiliza, sus sentimientos los traicionan, se sienten tristes e infelices, algunos hasta desean morir.

Miles de hombres y mujeres se someten a estrictas dietas para adelgazar, duras rutinas de gimnasia para fortalecer músculos, soportan dolorosas cirugías estéticas, no duermen por aumentar su riqueza y lograr una posición social. ¿Por qué no esforzase de la misma manera por conservar el matrimonio?  ¿Por  qué no buscar el apoyo de un psicólogo, un terapeuta de pareja, un guía espiritual, oír los consejos de gente mayor? Y lo más importante, ¿Por qué no buscar a Dios y centrarlo en sus vidas?

Para vivir la maravillosa experiencia de envejecer juntos, es indispensable perdonar setenta veces siete como lo ordenó Jesucristo, ser humildes,  reconocer  en ambos los defectos y las virtudes. Si crees que puedes y estás a tiempo, dale a tus hijos este extraordinario regalo navideño. Haz el propósito de buscar orientación, perdona de corazón y vuelve a amar a tu pareja como aquel primer día…porque ¡SI SE PUEDE! 

Antonieta B. de De Hoyos             6/12/14

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