sábado, 27 de diciembre de 2014


¡La otra cartita navideña…!

Estamos en diciembre, a punto de celebrar la Nochebuena y disfrutar los días de la navidad, tiempo en el que los niños escriben emocionados su cartita a Santa Claus. En algunos hogares conservadores donde la fe es más firme, los juguetes los trae el Niñito Jesús, ya más al centro y sur del país esta hermosa tarea de regalar la llevan a cabo los Tres Reyes magos: Melchor, Gaspar y Baltasar.

Esto no tendría nada de extraordinario de no haber aparecido en el internet otra cartita, una  en la que los niños hacen peticiones muy especiales a sus padres. Con su lenguaje  espontáneo, sin ningún temor, revelan sentimientos y señalan los actos incorrectos y dolorosos que hacen a diario, sin fijarse que lastiman su alma infantil.

El divorcio, el abandono, las uniones libres quebrantadas, padres y madres en soltería, niños creciendo bajo la benevolencia de abuelos ya fatigados por la vida, no es lo que ellos anhelaban. En esa carta los niños expresan su dolor, sus ansiedades, sus miedos, su impotencia y frustración. Dicen que a todo se acostumbra uno, quizás a lo bello y agradable, pero a la soledad, al maltrato, al abuso de autoridad, al desamor, a la constante exposición a la violencia, ¡nadie! Es una triste situación que a nivel mundial enfrentan los peques por su inferioridad, a pesar de la vasta promoción de sus Derechos Humanos.

¿Que piden los niños en esa cartita? Que mamá no salga tanto a la calle y se quede en casa, que papá les escuche cuando llegue del trabajo, que iluminen juntos un dibujo, que les cuenten cuentos, que canten y rían con ellos, que los abracen, que no anden con tanta prisa y de malhumor, que sus enojos no terminen en majaderías y golpes; pero sobre todas las cosas que papá y mamá se amen y  permanezcan unidos.

Alguien por ahí dijo que ahora cuidar niños es fácil porque están llenos de esa basura electrónica que los paraliza; ya no corren, ni brincan, ni patinan, ni gritan, ni andan en bicicleta, ahora permanecen recluidos como fieras invernando dentro de la cueva. Desafortunadamente estas peticiones infantiles serán poco escuchadas,  porque para los adultos es menos complicado comprar juguetes.  

Aprovechemos el espíritu navideño para cambiar hábitos, sacrificar placeres, dejar las prisas de lado, estar en calma con los hijos e iniciar una vida en armonía con el amor cristiano. Esta cartita no exige dinero ni posición económica, solo pide un corazón abonado por Jesús, que los motive a ofrecerles lo que necesitan para su desarrollo integral como personas: confianza, afecto, ejemplos de honradez, un hogar estable, paz y una vida espiritual que equilibre su humanidad.

Al elegir esta última cartita, estaremos forjando una mejor sociedad y una excelente familia que nos augura una buena vejez. Pero si además podemos agregar algunos regalitos, tenga la seguridad que estas fiestas les serán inolvidables. Ojalá y todos tengamos una bendecida Nochebuena y una venturosa navidad.  

Antonieta B. de De Hoyos                                 20/12/14.

 

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