Engaño o estafa?
El engaño es la acción
y efecto de engañar, inducir a alguien a tener por cierto lo que no es, dar a
la mentira apariencia de verdad, ilusionar. Un engaño, por lo tanto, supone una
falta de verdad en lo que se dice, hace o piensa. Es posible vincularlo con la
mentira, las trampas o las artimañas; pero cuando tiene como fin obtener ganancia económica, se llama estafa.
El engaño es parte de
la debilidad humana y se ha practicado desde siempre; el daño que hace en la
persona que lo ejerce y en los que son victimas de su engaño, es enorme, por
eso las religiones en su mayoría lo consideran como un pecado. En los
Mandamientos de la Ley de Dios aparece en octavo lugar: “No mentirás ni dirás
falso testimonio” y no es una opción, es una orden.
Hoy hemos rebasado el
límite, ya no se trata de pequeñas mentiras, sino de garrafales falsedades que
circulan alrededor del mundo a través de los medios de comunicación,
principalmente por internet. Esta abominable conducta ha logrado desequilibrar mental,
emocional y espiritualmente a las masas. El engaño y la estafa ocupan ahora el
primer lugar en la larga lista de anti valores destruyendo la moral de científicos,
políticos, empresarios, profesionistas, gobernantes, comediantes, cantantes, deportistas,
hasta en los hogares estos han cundido.
Dice San Agustín: “A
fuerza de ver todo, se termina por soportar todo. A fuerza de soportar todo, se
termina por tolerar todo. A fuerza de tolerar todo, terminas aceptándolo todo.
A fuerza de aceptarlo todo, finalmente aprobamos todo.”
Ha llegado la hora de
quitar máscaras, de informarnos, de pensar, de sacar conclusiones y de hacer
valer lo que consideremos justo, acorde con los principios y la educación recibida. Es
importante que desterremos a los mentirosos y que volvamos a escuchar los sabios consejos de los abuelos,
sabemos, porque lo hemos confirmado, que el que rompe las reglas establecidas tarde
o temprano termina en tragedia.
La lucha por legalizar
la droga no es para beneficiar a los consumidores, sino para acaparar el cuantioso dinero de los impuestos; la
promoción exagerada que se le da a la diversidad sexual, representa múltiples
ganancias para algunos; las epidemias que en ocasiones no existen, son la mina
de oro de laboratorios; el planeta se destruye por la ambición de los
poderosos, pero nos dicen que no pasa nada y nos someten a cambio de unas cuantas
monedas.
Hablémonos claro,
digamos las cosas como son, más vale pecar de rígido que de complaciente. Despertemos
de nuevo la intuición, olfateemos el engaño y la estafa, y grabemos en la
memoria, que mentir es negar la verdad a quien tiene derecho de saberla.
Antonieta B. de De
Hoyos febrero
15/14.
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