viernes, 29 de junio de 2018


  Tu cuerpo, tu decisión.
En un rato de esparcimiento me senté frente al televisor, y gracias al control remoto estuve un buen rato cambiando de canales, de manera inesperada llamó mi atención un programa estadounidense en el que se enfatizaba, que las adolescentes tenían todo el derecho a decidir qué hacer con su cuerpo, por ejemplo: tener relaciones sexuales durante el fin de semana, engendrar o no, abortar al hijo no deseado y demás actividad sexual que se presentara.
Por supuesto que ese comentario no me molestó porque lo he oído infinidad de veces, es parte de una mal interpretada liberación femenina, lo que me inquietó, fue que recién había leído en el internet una información científica certificada, que echaba por tierra éstas recomendaciones a tan temprana edad.
El archivo es largo y saturado de términos médicos, por lo que lo resumo en sencillas palabras. De acuerdo a los investigadores en los primeros cinco años de vida el cerebro es un órgano plástico que se puede moldear, y es el aprendizaje el cincel que lo moldea. Tengo grabada en mi memoria la frase de un eminente educador que decía: ¨Dame un niño hasta los siete años y después haz con él lo que quieras¨. Lo  que confirma la gran importancia que tienen madre y educadora en esos años de formación.   
Los estudios realizados muestran que la adolescencia es un periodo de numerosos cambios a nivel físico y emocional, que sirven para dar ese paso difícil a la edad adulta. Al término de la adolescencia el cerebro está prácticamente desarrollado, pero falta la maduración.
Cuando ésta llega, la adolescente está apta para medir riesgos, para controlar mejor los impulsos, el juicio y la toma de decisiones. Lo triste es que en este periodo es cuando se cometen las mayores imprudencias, (niñas teniendo niños) y se presentan conductas rebeldes.
Es casi para llegar a los 20 años, que se perfecciona el conocimiento y cuando decidir se torna complicado; lo bueno es que las habilidades se mejoran, el razonamiento se pule,  y el lenguaje se perfecciona. La autoconciencia se tarda un poco más en madurar y en desarrollar la propia identidad, aquí las emociones llegan con mayor fuerza y empujan a  buscar nuevas experiencias.
Cuando la memoria individual y los afectos maduran pasan de la dependencia a la independencia social. El lenguaje, el control del riesgo, la agresividad y los impulsos se desarrollan en las chicas antes que en los chicos. Los cambios hormonales femeninos, provocan crisis emocionales y de conducta, a veces muy influenciadas por la vida social, en este proceso cerebral las drogas son el asesino en acecho.
Cuidemos de ellas, no porque las veamos crecidas las dejemos solas, es en estos años de transición cuando más necesitan de una mano amorosa que las guie.         
Antonieta B. de De Hoyos                         7/4/18    

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