Iniciemos un 2016, ecológico
y feliz.
Por Antonieta B. de De
Hoyos Dic. 26/15.
Con un poco de imaginación y
muchos deseos de colaborar en la conservación del medio ambiente podemos hacer
de este 2016 el primer año ecológico de nuestra vida. Por ejemplo: comencemos
por comprar menos, es decir hacer una lista de las prioridades y desechar todo
lo superfluo, de esa manera reduciremos la basura de los empaques. Olvidémonos
de la costumbre de regalar por compromiso, sobre todo cuando compramos
baratijas para salir del paso, sabiendo que no
van a gustar, quizás ni a usar y que van derechito al cajón de los
cachivaches o de plano al bote de lo inservible, aumentando así el volumen en
los rellenos sanitarios de la localidad.
Este año, intentemos
involucrarnos lo menos posible en fiestas innecesarias, que lo único que nos
dejan es un vacío en el morral de nuestro presupuesto diario, disfrutemos a los
amigos y familiares, pero con discreción. Con la economía debilitada y las reglas de reciclar, reparar y reusar por el
bien del medio ambiente, es necesario que estemos enterados que ahora para regalar,
se vale buscar entre las cosas que un día compramos pensando en darles uso,
pero que terminaron guardadas en un armario por años, siempre y cuando se
conserven bellas y útiles y puedan hacer felices a otros.
Es un tiempo perfecto para
empezar a elegir productos de fabricación local, de esa forma nos ahorramos el
costo del transporte y ayudamos a disminuir las emisiones de efecto invernadero
y calentamiento global. En la actualidad en el país, existen muchas empresas
que elaboran artículos con material reciclado, apoyémoslas. El habituarnos a
comprar productos ecológicos, naturales, sin aditivos ni conservadores es
provechoso para la salud de la familia, por supuesto que son un poquito más
caros lo que nos obliga a comerlos con mesura, además con este nuevo estilo de
vida concientizamos a los que nos rodean. Hace algunos años, pasar un regalo
era ofensivo, hoy re-regalar debe ser la actitud perfecta, porque al dárselo a
alguien que puede usarlo te conviertes en una persona ecológicamente responsable,
y quién te lo dio debe comprenderlo y hasta imitarte.
Lo más seguro es que antes de
finalizar el año hayamos hecho limpieza en casa, y seleccionado aquello que
nadie va a usar y está en condiciones para donarse a una institución; esta es
una labor altruista en la que todos los miembros de la familia deben
participar, para que juntos, sientan en su corazón el gozo que da el compartir
con nuestros semejantes en desgracia.
También podríamos este año
detener el paso, y colaborar en campañas en pro del medio ambiente, repartir
volantes en la colonia donde se indica
cómo hacer buen uso del agua, de la energía eléctrica; cooperar para la
fabricación de contenedores y colaborar en la separación de la basura. El escaso dinero, el desempleo, los desastres
naturales, la pobreza, las enfermedades y la soledad, nos han obligado a pensar
que nada es más importante, que conservar unida a la familia, proteger el medio
ambiente y gozar de una buena relación con Dios.
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