domingo, 9 de septiembre de 2012


“Yo quiero…”

Navegando por el internet me encontré un video que la verdad no me sorprendió, por el contrario  pienso que es una situación que la sociedad civil y la sociedad médica se habían tardado en cuestionar, por eso me pareció interesante que los lectores la conocieran.   

El video muestra a una mujer madura, agotada pero serena, que se encuentra recostada en la recámara de su casa, en etapa terminal de cáncer de colon. 

En el año 2008 el Gobierno del Distrito Federal publicó un decreto por medio del cual, se expide la Ley de voluntad anticipada, para todos aquellos pacientes que se encuentren en etapa terminal. Con esta nueva ley queda  regulada la voluntad de cualquier persona, respecto a la negativa de someterse a medios, tratamientos o procedimientos médicos que pretendan prolongar  de manera innecesaria su vida.

Hoy, gracias a este decreto, ya no es necesario firmar esta ley ante un notario. Si estás hospitalizado, puedes acceder a este formato y anotar sin ningún temor, las decisiones que has tomado  sobre tu cuerpo.

El Instituto Nacional de Cancerología, está aplicando el formato conocido como “Yo quiero” emparejado a la voluntad anticipada, otorgando de inmediato el tratamiento paliativo que se requiere. Una vez que el dolor y el sufrimiento han sido paliados, controlados, disminuidos; se pregunta al paciente  que desea de ahí en adelante. Este formato sirve además para que la familia se entere de lo que quiere el paciente, y respete su voluntad.

Hasta este día, solo en el hospital de Cancerología se tiene preparada de antemano toda una documentación para empoderar al paciente, para darle el valor y la autonomía que le permita decidir  de acuerdo a su economía, intereses, estilo y calidad de vida, lo que desea.

El enfermo, tiene también la oportunidad de elegir entre la familia, a la persona que quiere que le represente para emitir de viva voz lo que él pretende.

Lo esencial es que la mayoría de los mexicanos, tengamos la suficiente información acerca de este nuevo decreto y que los hospitales en general, pronto lo apliquen y tomen conciencia de lo que el enfermo quiere para sí mismo.  

Cuando le preguntaron a la Sra. Heréndira que significaba para ella dignidad, con una ligera sonrisa contestó: “morir en paz, morir como cada uno quiere”.

Esta creo yo, es la decisión más significativa que una persona puede plantearse, ya que para lograrlo, debe poseer una inmensa fe en Dios y un enorme deseo de aceptar su voluntad, por dolorosa que esta sea.

Antonieta B. de De Hoyos                           Septiembre 5/12  

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