miércoles, 28 de diciembre de 2016

Esta noche cancela la espiritualidad del espejo.
Por Antonieta B. de De Hoyos.                            Dic. 31/16
Todos sabemos que la oración del cristiano, es la fuerza que le mueve a brindar luz a los que le rodean, lo que pasa es que a veces caemos en la tentación de vivir una espiritualidad frente al espejo, es decir, que de repente casi sin darnos cuenta nos dejamos llevar por el egoísmo y nos ocupamos más en iluminarnos a nosotros mismos.
 Andamos de apostolado en apostolado, servimos con amor a la iglesia, participamos en obras de beneficencia, hacemos oración diaria (como viene en el librito) y aunque no es muy agradable reconocerlo, en ocasiones rezamos de prisa y por compromiso.
Jesús lo ha dicho con palabras sencillas, con ejemplos cotidianos, con voz suave pero firme, que la luz es para iluminar a otro y la sal de la vida es para dar sabor y conservar a otros.
Existen millones de personas altruistas que siempre están dispuestas a ayudar, hacen de su vida un servicio constante; a un colegio católico, a un orfelinato, a un asilo de ancianos, en los reclusorios, etc. Incluso se convierten en el más importante benefactor de la iglesia, pero si no rezan con devoción la comunicación con Dios se debilita.
La oración de agradecimiento y de petición, debe mover sentimientos, cambiar actitudes, se nos ha dicho: “Sed la sal de la tierra”, pero nos olvidamos que la sal solo se convierte en sal cuando se da, la luz y la sal son para los demás, la luz no se ilumina a sí misma, la sal no se da sabor a sí misma.
Pero ¿Cuánto durará esa sal y esa luz si siempre la estamos dando a los demás? Esa fuerza es permanente nos llega de Dios en el bautismo, es un regalo divino que nunca se agota mientras lo compartamos.
Ilumina con tu luz pero no caigas en la tentación de iluminarte a ti mismo. En la actualidad vemos muchos niños, jóvenes y adultos desorientados, cometiendo actos incorrectos a pesar de estar rodeados de personas creyentes que desafortunadamente, no tienen luz, se iluminan a sí mismos pero no resplandecen, sus buenas obras no se ven.
Esta noche vieja rompe el silencio, habla de las cosas maravillosas que durante todo el año que hoy termina, Dios ha hecho en tu vida. Y la gran fortaleza que te ha infundido para superar los tiempos adversos.
Iluminemos a los que amamos y de paso con enorme generosidad a todos aquellos que nos acompañan en nuestro diario caminar, porque sabemos que están ávidos de recibir esa luz y esa sal que un buen cristiano posee y debe compartir….

!Venturoso 2017!

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