Mamá y sus acuerdos en el
tercer milenio.
Por Antonieta B. de De Hoyos sept 17/16
Aunque ha pasado ya bastante tiempo, no he podido olvidar las reglas
que inventé para controlar las
inquietudes y osadías de los hijos en sus diferentes etapas; ahora a la
distancia, me parece que fueron un poco exageradas, pero algo dentro de mí me
decía que al aplicarlas, los conducía por el mejor de los caminos.
Si en las décadas setentas y ochentas, educar, controlar el
temperamento y moldear el carácter de un niño, un adolescente o un joven, eran
una prueba de fuego, hoy que veo a mis nietos pasar por esas edades
conflictivas, debo agradecer a Dios que no me haya tocado lidiar con avances
tecnológicos como: celulares, tabletas, computadoras, internet y sus redes
sociales, porque creo que habría claudicado a tan honrosa misión.
Hace unos días, mientras conversaba con Carmen, esposa de mi hijo
Paul, salió a la plática lo difícil que es para ella, organizar a sus tres
hijas en el manejo correcto de estos aparatos, fue entonces que me mostró un
reglamento que tuvo que elaborar para que la armonía familiar permaneciera.
“Reglas para el uso del celular”
Regla #1º.- El celular y la tableta se dejarán
cargando por la noche en la recámara principal, (la de papá y mamá). De no obedecer, se les retendrán.
Regla #2º.- No usarán el celular, ni la
tableta, durante las horas de clase en la escuela. (Solo en caso de emergencia)
Regla #3º.- Entregarán el celular y la tableta
a mamá al salir de la escuela.
Regla #4º.- Si cumplen con sus tareas, tiempo
de lectura y actividades deportivas; podrán usar el celular en casa por 30
minutos.
Regla #5º.- Por mal comportamiento el celular
y la tableta se guardarán por un día.
Regla#6º.- Durante los días de escuela no se
usará ningún aparato electrónico después de las 7.45 pm.
Regla #7º.- Un buen comportamiento en la
semana permitirá el uso del celular y tableta los sábados, después de 30
minutos de lectura.
Regla #8º.- Los domingos familiares no se
permitirá el uso de celulares, ni tabletas.
En pocas palabras, sintetizó el orden que debería imperar en la casa.
Por supuesto que levantó protestas, pero al explicar cada uno de los motivos,
sus hijas accedieron. Estos aparatos comunican de todo, verdades, mentiras y
hasta obscenidades, por eso las madres deben estar muy alertas. Vivir en países
del primer mundo, tiene sus ventajas y desventajas, sobre todo cuando se quiere
formar una familia conservadora.
Es agotador vigilar, saber con quién habla y lo que se habla; pero una
mala compañía destruye lo aprendido en casa, buenos modales, valores éticos y
religiosos. Restringirlos por la noche
es genial, al fomentar la lectura les amplía sus expectativas, los deportes son
disciplina y salud. Cumplir con los compromisos escolares les conduce a la
excelencia y al disfrutar en paz el domingo, fortifica a la familia. En este
tercer milenio cuando la insulsa comunicación agobia, debemos ultra
valorar los acuerdos de mamá.
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