miércoles, 5 de octubre de 2016

Tiempo de la Creación-San Francisco de Asís.
Por Antonieta  B. de De Hoyos                    octubre/ 8/16
En 1989la iglesia Ortodoxa proclamó el primero de septiembre, como “Día Mundial por la Creación”, en el transcurso de las últimas dos décadas muchas iglesias cristianas se unieron a esta causa, pero fue hasta el año 2015 que la iglesia católica, a través del Papa Francisco se afilió. 
A partir de entonces, el mes de septiembre quedó instituido como un especial periodo para reflexionar y actuar, desde la trinchera del hogar y de los lugares de trabajo, por el cuidado del medio ambiente. Tiempo que se extendió hasta el día cuatro de octubre, cuando se celebra la Fiesta de San Francisco de Asís.
Hoy los creyentes, todos los que profesamos una fe en Dios, nos hemos unido alrededor del mundo para pensar (y aceptar con profunda tristeza), en la destrucción que sufre nuestro planeta y la manera indirecta en la que una mayoría contribuimos. 
Pero no es un simple exhorto a corto plazo en pro de la “Casa Común”, el propósito es que en este espacio de reflexión, nos motivemos para continuar con esta ardua labor todos los días. 
Ahora es de vital importancia recoger un papel cuando caminamos por la calle y no arrojarlo cuando transitamos en auto, barrer nuestra banqueta y si es posible un poquito de la de enseguida, recoger las heces fecales de nuestras mascotas, asear el patio trasero y colaborar en la limpieza del baldío de a lado; pequeños actos que realizados por millones forjan el cambio.
Resulta trascendental dar apoyo a las campañas ciudadanas, por ejemplo: llevar los plásticos a los depósitos señalados, poner en bolsas los envases de aluminio, separar la basura orgánica e inorgánica, compartir la ropa en desuso con los necesitados, reciclar ropa, colchas, utensilios de cocina; reparar aparatos que se encuentre en buen estado y rehusar hasta lo que nunca imaginamos.
En un país al otro lado del mundo, el gobierno se propone disminuir los impuestos a todos aquellos que reciclen lavadoras, secadoras, computadoras, celulares, aspiradoras, hasta sus automóviles. 
El uso por el desuso del siglo pasado ya es historia, las novedades tecnológicas, pasan a segundo grado cuando se trata de proteger el ambiente.
Se acerca el invierno, ninguno de nuestros hermanos debe pasar frío mientras en mi ropero, las chaquetas y abrigos se amontonan por años, lo que no uses en seis meses pertenece a otro. Sensibilicemos a la familia, unamos esfuerzos para que nuestra ciudad luzca hermosa, entre todos podemos hacerlo, si nos responsabilizamos de lo que nos corresponde. 
Es apremiante ahorrar en energía eléctrica y combustibles, organizar rondas para llevar a los escolares, evitar toda contaminación de agua y de aire, no a la quema de basura. Motivemos a niños, adolescentes y adultos a trabajar en equipo.

Gran tarea le espera a mamá en este tercer milenio, porque como generadora de valores debe estar pendiente de la formación de buenos hábitos, que obliguen a la familia a reconocer en la naturaleza, la sabiduría de Dios.

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