jueves, 13 de octubre de 2016

Disfrutemos el otoño que nos ofrece la vida.
Por Antonieta B. de De Hoyos                                 octubre 15/16

Dicen los que saben, que cuando el sol ardiente del verano se aleja nuestro organismo se reciente, septiembre marca el final de las vacaciones y nos advierte de la ya próxima llegada del otoño, drástico cambio que debemos enfrentar con muy buena disposición.
Lo cierto es que a una buena parte de la sociedad le gusta el ruido y las aglomeraciones, por eso cuando se encuentran en silencio o en soledad se descompensan; y es eso precisamente lo que trae como consecuencia, que sin importar edad, aumenten los estados depresivos en la gente, provocados por la reducción de la luz solar que acorta los días y alarga las noches. 
El horario de invierno, es otro factor que también influye, pues según las estadísticas en este movimiento, cinco de cada diez personas sufren trastornos físicos y anímicos como: falta de sueño y concentración, cansancio generalizado, migrañas o ansiedad. 
Cuando las horas de sol disminuyen, la temperatura ambiente baja y desajusta el sistema inmunológico, por eso se recomienda la vacuna antigripal.
En estos meses las actividades se reducen; nos acostamos más temprano y nos levantamos más tarde, algo que a unos les parece aburrido. Por eso, para mantenernos alerta y con la mente despejada, lo primero que debemos hacer es estar activos y además del trabajo diario hacer algún deporte, caminatas vespertinas, conversar con alguien. 
También se puede inventar una rutina de gimnasia dentro de casa, aprender a tejer, hacer manualidades, tratar de que los días nublados, de lluvia y frio, se perciban de forma positiva para no caer en el desánimo.
Es indispensable dormir bien, descansar un mínimo de 7 horas seguidas y respetar las horas de los alimentos. En otoño e invierno la cena debe ser más temprano eso facilita la digestión y el buen descanso. No a los noticieros de la noche.
Existen sencillas técnicas de respiración que logran equilibrar el estado físico y emocional, y esta es una de ellas: respirar lento, profundo y regular, sostener el aire por segundos y después soltar lentamente, bastan entre 6 y 8 respiraciones por un minuto, para desaparecer la ansiedad y conciliar el sueño.
Me encuentro en la edad otoñal, esa en la que ni somos maduros ni somos ancianos, algunos le llaman tercera edad, etapa en la que muchas veces por imprudencia, queremos  hacer lo que ya no está dentro de nuestras posibilidades, y nos dañamos.

Adaptarnos es la clave; por eso ahora arreglo mi cama para dormir a las 9.30 pm., visto mis piyamas, aseo mi boca y mi cara, rezo mi rosario y envío bendiciones para familiares y el resto del mundo. 
Leo un poco en mi libro en turno y me despido de Dios. De nada vale lo que seas o lo que tengas, si no logramos disfrutar esos bellos momentos que el otoño de la vida, nos ofrece.  

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