jueves, 3 de noviembre de 2016

! Alto al desaliento!
Antonieta B. de De Hoyos                                               nov/5/16

Hace ya varios años cuando yo era animadora en uno de los centros ANSPAC, leí una narración que me pareció excelente para utilizarla como material motivacional, pues veía a las  asistentes un poco desmoralizadas, necesitadas de palabras que elevaran su ánimo, en la actualidad con los drásticos cambios que estamos viviendo  en la sociedad y en el ámbito político, creo que no está de más recordarla y compartirla.
La historia se llama ¨La subasta de Satanás¨. Cuentan que cierto día Satanás decidió retirarse de algunos de sus negocios y vender las herramientas al mejor postor. 
El salón era espectacular, mostraba un enorme número de armas, dispuestas todas de tal forma que provocaban la  admiración de los presentes.
En la primera sala, se encontraban en múltiples estantes pomposamente adornados, brillantes, relucientes, recién pulidas; las herramientas que sirven para despertar en las personas el odio, la malicia, la envidia, los celos, los engaños, la sensualidad desmedida, en la siguiente sala, estaban los que incitaban a la corrupción, a la infidelidad, al crimen. 
Llamó la atención que separado de este lote, había un objeto aparentemente inofensivo, pero con su exterior bastante deteriorado y aunque no era muy atractivo, su precio era sumamente elevado en comparación  con el resto de los subastados.
Alguien preguntó a Satanás -¿Cómo se llama ese instrumento? - Y éste contestó:  -Desaliento.- ¿Pero por qué su precio es tan alto?, de inmediato respondió: Porque  este instrumento es más efectivo que cualquier otro, este destruye a la gente hasta desintegrarla. 
Y explicó: - “Cuando las otras herramientas me han fallado, con el desaliento, puedo entrar en su conciencia sin importar edad ni sexo, una vez adentro, con esta sola arma los tengo en mis manos, los debilito y hago con ellos lo que quiero.  
Está muy gastada porque en este tercer milenio, la estoy usando en el mundo como nunca antes, por fortuna pocos saben que me pertenece”. A pesar de su utilidad, el precio del desaliento era tan elevado que nadie pudo comprarlo, por eso aún hoy sigue siendo propiedad de Satanás.

Nos asombramos del desánimo y descontrol  en Coahuila, pero con solo mirar alrededor veremos que en todas partes sucede lo mismo. Los políticos, los profesionistas, los estudiantes, las amas de casa, las autoridades civiles; en los clubes de servicio, en los apostolados, reina el desaliento, caminamos como “zombis” con los pies a rastras y los ojos clavados en el piso, Satanás se ha filtrado no solo en la conciencia, sino hasta el corazón de los humanos.

Necesitamos regresar a la casa de Dios, retomar los valores y principios religiosos, dejar de lado el materialismo y buscar la vida espiritual que nos fortalezca. Orar, levantar la vista al cielo, volver a sentir en el rostro, ese soplo divino que nos dio vida, porque solo con el podremos desterrar ese satánico desaliento, que nos impide avanzar y ser felices.  

No hay comentarios: