! Alto al desaliento!
Antonieta B. de De Hoyos
nov/5/16
Hace ya varios años cuando yo era
animadora en uno de los centros ANSPAC, leí una narración que me pareció
excelente para utilizarla como material motivacional, pues veía a las asistentes un poco desmoralizadas, necesitadas de palabras que elevaran su
ánimo, en la actualidad con los drásticos cambios que estamos viviendo en la sociedad y en el ámbito político, creo
que no está de más recordarla y compartirla.
La historia se llama ¨La subasta de Satanás¨. Cuentan que
cierto día Satanás decidió retirarse de algunos de sus negocios y vender las
herramientas al mejor postor.
El salón era espectacular, mostraba un enorme
número de armas, dispuestas todas de tal forma que provocaban la admiración de los presentes.
En la primera sala, se encontraban en múltiples estantes pomposamente
adornados, brillantes, relucientes, recién pulidas; las herramientas que sirven
para despertar en las personas el odio, la malicia, la envidia, los celos, los
engaños, la sensualidad desmedida, en la siguiente sala, estaban los que
incitaban a la corrupción, a la infidelidad, al crimen.
Llamó la atención que
separado de este lote, había un objeto aparentemente inofensivo, pero con su
exterior bastante deteriorado y aunque no era muy atractivo, su precio era
sumamente elevado en comparación con el
resto de los subastados.
Alguien preguntó a Satanás -¿Cómo se llama ese instrumento? - Y éste
contestó: -Desaliento.-
¿Pero por qué su precio es tan alto?, de inmediato respondió: Porque este instrumento es más efectivo que
cualquier otro, este destruye a la gente hasta desintegrarla.
Y explicó: -
“Cuando las otras herramientas me han fallado, con el desaliento, puedo entrar
en su conciencia sin importar edad ni sexo, una vez adentro, con esta sola arma
los tengo en mis manos, los debilito y hago con ellos lo que quiero.
Está muy gastada porque en este tercer
milenio, la estoy usando en el mundo como nunca antes, por fortuna pocos saben
que me pertenece”. A pesar de su utilidad, el precio del desaliento era tan
elevado que nadie pudo comprarlo, por eso aún hoy sigue siendo propiedad de
Satanás.
Nos asombramos del desánimo y descontrol en Coahuila, pero con solo mirar alrededor
veremos que en todas partes sucede lo mismo. Los políticos, los profesionistas,
los estudiantes, las amas de casa, las autoridades civiles; en los clubes de
servicio, en los apostolados, reina el desaliento, caminamos como
“zombis” con los pies a rastras y los ojos clavados en el piso, Satanás se ha
filtrado no solo en la conciencia, sino hasta el corazón de los humanos.
Necesitamos regresar a la casa de Dios, retomar los valores y
principios religiosos, dejar de lado el materialismo y buscar la vida espiritual
que nos fortalezca. Orar, levantar la vista al cielo, volver a sentir en el
rostro, ese soplo divino que nos dio vida, porque solo con el podremos
desterrar ese satánico desaliento, que nos impide avanzar y
ser felices.
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