En navidad dile adiós
al rencor…
Perdonar es muy
importante para las personas que deseamos vivir en armonía, lástima que en el diario caminar nos
encontremos con gente atrapada en culpas, pesares y a veces hasta sufriendo el
peor de los rencores. Desafortunadamente muchos de ellos aunque lo desean no
pueden olvidar el agravio debido a las ideas equivocadas que tienen acerca del
perdón.
Es cierto que la vida
no es justa, que hay gente que lastima, que daña y no merece perdón, pero ese
no debe ser motivo para que nosotros nos
condenemos a vivir en la amargura.
Sabemos muy bien que el
rencor no es un sentimiento agradable, porque cada vez que recordamos lo que
nos pasó volvemos a sufrir. Cuando lo pensamos reaparecen en la mente y en el
corazón: la ira, la impotencia, la frustración, el dolor, la ansiedad… toda esa
basura tóxica que deteriora la salud.
Hay muchos motivos por
los cuales la persona debería olvidar, comenzando por reconocer que el perdón
no es un asunto de emociones, tampoco se trata de obligarnos a sentir simpatía
por quien nos agredió, mucho menos de buscar una disculpa a la ofensa recibida.
Sabemos muy bien que nadie está obligado a confiar de nuevo en quien ni
siquiera se arrepiente sinceramente. Como seres humanos es natural que la
humillación perdure en nosotros por largo tiempo.
Pero si somos creyentes,
tenemos que recapacitar y aceptar que nuestro perdón jamás se igualará al que
Dios tiene reservado para cada uno de sus hijos, este es un sentimiento que
nace desde el fondo del corazón, tiempo perdido será perdonar por compromiso.
Jesús instituyó la
misericordia para que de esa manera aprendiéramos a perdonar hasta setenta
veces siete. Jamás por lástima siempre por amor. Por eso cuando nos decidimos a
hacerlo, volvemos a ser libres para vivir a plenitud.
En verdad es increíble la
forma en que este cambio de actitud muy personal, transforma por completo la existencia,
de inmediato se recupera la salud física, mental y espiritual. La alegría regresa,
el rostro se ilumina con una sonrisa y la amargura se va para siempre. Evitemos herir y que nos hieran, alejemos los
rencores y comencemos a disfrutar a partir de esta navidad, esa vida excepcional
a la que tenemos derecho.
Antonieta B. de De Hoyos 12/4/19
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