miércoles, 16 de octubre de 2019


La etapa antes del trofeo.  
¡Claro que podemos mantenernos joviales! lo único que necesitamos es convencernos de que poseemos el más maravilloso de los privilegios que Dios otorga: el poder vivir un poco más que otros. Lo triste es que se ha sobrevalorado tanto la juventud, que algunas personas tienen pánico a envejecer.
La muerte prematura de miles de adolescentes y jóvenes causada por accidentes, alcoholismo, drogas y enfermedades de trasmisión sexual, entristecen el panorama.
La práctica del aborto y el uso y abuso de métodos anticonceptivos disminuyen el número de nacimientos y trae como consecuencia la desesperanza de contar con jóvenes que habiten el planeta y acompañen a los viejos.     
En la  actualidad un alto porcentaje de los que llegan a la edad adulta caen en depresión, porque se niegan a aceptar los cambios biológicos, sociales y psicológicos que se presentan, se empeñan en aparentar una edad que ya no tienen.
La ventaja de vivir más tiempo es que tenemos la oportunidad de crecer en edad, sabiduría, elegancia y retomar lo que en ocasiones olvidamos por las prisas y compromisos, el gozar a plenitud nuestra amistad con Dios. Por supuesto que no es fácil aceptar el paso del tiempo, se necesita carácter para disfrutar el presente y enfrentar el futuro sin apasionamientos.
El pasado, pasado es, lo mejor es esperar lo que venga pero ahora con la ventaja de la experiencia adquirida. Siendo sinceros lo que en realidad nos atemoriza es lo que conlleva el envejecimiento; torpeza en los movimientos, dependencia de otros, achaques, medicamentos, miedo al abandono, a recibir malos tratos, a quedar en soledad.
Gracias a Dios aún existen muchas cosas que podemos disfrutar, por ejemplo: dejar de discutir, ser agradecidos, conservar las amistades más queridas, reír, escuchar buena música, cantar, bailar, pintar, armar rompecabezas, leer poesía, disfrutar de una buena charla. Los perfeccionismos debemos ponerlos en la basura y demostrar cada vez que podamos que somos autosuficientes. Llegó el momento de reforzar la mente y admitir con alegría los cambios. Superar las contrariedades, mirar fotografías, llenarnos de suspiros, de buenos recuerdos y perdonarnos.
Los  adultos mayores solo necesitamos una habitación limpia, en orden e iluminada, además dejar de tomar en cuenta lo que diga la sociedad. Es necesario alejarnos del aburrimiento porque la edad no define quienes somos. El tiempo vuela y hay que vivirlo al máximo, adiós a los límites, la naturaleza en su sabiduría nos prepara para el paso que vamos a dar.
Se vale gozar de la irresponsabilidad y la libertad que la edad nos brinda. Hacer ejercicio y nunca dejar de aprender. Si es posible comprar ropa bonita esa que no pasa de moda, brillar con luz propia y ser muy pero muy felices.
Amemos la sencillez y la familia, alejémonos de las relaciones que enferman pero sobre todo, nunca nos olvidemos de Aquél que un día nos entregará la vida eterna como trofeo.
Antonieta B. de De Hoyos               10/16/19

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