miércoles, 28 de septiembre de 2011

Confusión generalizada.
En México se festejó a los adultos mayores por primera vez en 1983, la celebración del Día del Anciano se llevó a cabo en la Ciudad de México y al año siguiente en la ciudad de Monterrey. Posteriormente, en 1998, se decidió conmemorar, en todo el país, el 28 de agosto  como el Día del Anciano. Durante el 2002 la celebración en honor de los ancianos cambió de nombre a Día del Adulto Mayor. De acuerdo a la necesidad de atención de los adultos mayores, el 25 de junio del 2002 se publicó la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, creándose el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM).
Actualmente los adultos mayores de 60 años en México,  representan más del 7% de la población nacional, es decir, que uno de cada veinte mexicanos pertenece a este sector y que para el año 2050, este grupo se acrecentará a cinco de cada veinte.
Los adultos mayores son festejados desde 1982, cuando se celebró la primera Asamblea Internacional de la Organización de las Naciones Unidas dedicada al envejecimiento, y se estableció el mes de agosto como el de la vejez.
Fue en 1978 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 28 de agosto como el “Día Internacional del Anciano” mas adelante en 1982 se funda la federación Internacional de la Vejez, misma que en 1992 emite la Declaración sobre los Derechos  y Responsabilidades de la “Persona de Edad”. A través de la cual se exhorta a todos los países a conjugar esfuerzos y voluntades políticas para lograr la independencia, la participación, los cuidados, la autorrealización y la dignidad a la que tienen derecho los adultos mayores.
Congruente con esta política, México se ha adherido a tales iniciativas mediante la ejecución de importantes acciones entre las que destacan, la creación del Instituto Nacional de la Senectud (INSEN), actualmente conocido como INAPAM el cual lleva a cabo diversos programas en apoyo a la población senescente, y la participación de innumerables organizaciones y asociaciones civiles en favor de este sector.
Por lo tanto vayan mis mejores deseos para todas aquellas personas que se encuentran gozando de su primera vejez, sesenta años; su segunda vejez, setenta años; y tercera vejez, ochenta años.  A quienes me uno en un fuerte abrazo con la siguiente reflexión…  “Jamás hombre y mujer sabios, quisieron ser más jóvenes”.
Antonieta B. de De Hoyos                      agosto 31/11

No hay comentarios: