¿Existe
la manipulación mediática?
El
prestigiado estadounidense, lingüista,
filósofo y activista Avram Noam Chomzky elaboró una lista que denominó “Diez
estrategias de manipulación mediática”, después de
observar detenidamente el cambio en el comportamiento ético que han venido
sufriendo estas empresas, mismas que a
continuación mencionaré a grosso modo.
Primera
estrategia: la “distracción” como control social, para desviar la atención de
los problemas importantes a cambio de informaciones insignificantes. Segunda:
“crear problemas y después ofrecer soluciones”, presentar una situación
prevista para que provoque reacción en el público, y así parezca que la gente
fue la que tomó la decisión. Tercera: “Gradualidad”, decir y hacer los cambios
poco a poco, porque todos a la vez provocarían una revolución. Cuarta:
“diferir”, presentar una medida inaceptable, como dolorosa y necesaria con un
sacrificio a futuro. Quinta: “infantilismo”, dirigirse al público como si
fueran personas de poca edad o con deficiencia mental. Sexta: “utilizar el
aspecto emocional mucho más que la
reflexión”, para obstaculizar el pensamiento crítico de las masas.
Séptima: “mantener al público en la ignorancia y mediocridad”, para que no
comprenda las tecnologías y los métodos utilizados para su control. Octava:
“Estimular al publico a ser complaciente con la mediocridad”, convencer que ser
torpe, vulgar, inculto e inmoral está de moda. Novena: “Reforzar el sentimiento
de culpa”, que la gente admita que por su poca inteligencia y su escasa
capacidad vive en la desgracia. Décima: “Conocer a las personas mejor de lo que
ellos mismos se conocen”, gracias a la ignorancia el público se convierte en
presa fácil de los que más saben.
Al término de
esta lectura, tuve que reconocer que estas estrategias si son utilizadas por un
alto porcentaje de medios de comunicación en nuestro país y en otras partes del
mundo, la esperanza se cifra en aquellos que aun fincan su labor en la ética
profesional.
Nada va a
cambiar si nosotros no cambiamos y recuperamos el sentido común, si no
despertamos del letargo y retomamos la intuición. Es necesario ejercitar
nuestra inteligencia, volvernos más perspicaces y si fuera posible, más astutos
que los zorros. Debemos estar alertas, repensar lo que vemos y oímos,
desconfiar, investigar, sacar conclusiones, escuchar opiniones, poner atención
a lo que nos dicen los viejos, cuya
sabiduría está probada por sus años vividos.
Los habitantes
del planeta estamos pasando por fuertes crisis en nuestros valores y principios
religiosos, en lo económico, lo laboral, lo emocional; en lo político, en el
cambio climático que nos azota, en las relaciones interpersonales, en la vida
diaria que hemos descuidado.
En el tercer milenio
la tecnología saturó a la sociedad de distractores, exaltó el lujo y los
placeres; indujo al despilfarro de
tiempo, al menosprecio de la capacidad intelectual y al entorpecimiento de la misión terrena
para la que fuimos creados.
Por Antonieta B.
de De Hoyos agosto 21/13
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