A veces si se ameritan, las devoluciones.
Debido a la
insistencia, después de varias semanas acepté ir al cine. Estaba en cartelera
la multipublicitada película que protagoniza, el conocido comediante Eugenio
Derbez. Hago la aclaración de que no soy
su admiradora y creo que a muchas personas como a mí, no nos divierte el albur,
los chistes de doble sentido, el sarcasmo, ni la discriminación, emociones que entristecen
el alma y dificultan la sana convivencia. A veces para combatir el
aburrimiento, he visto algunos de sus programas, pero desconozco por completo su
trayectoria artística.
Cuando me di
cuenta de la enorme difusión y cualidades que se le habían otorgado, busqué su resumen en el internet;
pero no encontré nada excepcional, era una historia ya muchas veces contada en diferentes épocas.
Clásico, un
padre violento que maltrata a su hijo durante la infancia, y le provoca traumas
que le marcan de por vida. Una turista norteamericana, frívola, de esas que llegan
a las playas a dar rienda suelta a sus instintos. Derbez encarna a un gigoló. Una
de ellas se embaraza y meses después le viene a dejar al acapulqueño, el
producto de aquel desenfreno. Las
escenas que muestran cómo va creciendo la niña son divertidas, pero fantasiosas,
las situaciones cómicas que presenta evocan sus programas televisados en el
pasado. Después de ocho años de abandono, la madre regresa para recuperar a su
hija y gracias a la nobleza del juez la niña se queda con su padre, aunque en
lo económico no supere a la exitosa señora.
Hubo varias escenas
que me parecieron intrascendentes y hasta innecesarias. Por ejemplo: cuando la moderna
mamá le presenta a la niña una mujer, como su nueva pareja. La actuación de la pequeña
mostrando su descontrol ante este hecho inesperado, es de primera. Otra escena fuera
de contexto, fue mostrar a las cámaras un trasero velludo y sangrante, del
mismo tono que acostumbra Derbez en su personaje de diablito.
Actualizan la
trama usando el examen de moda ADN, para comprobar que el no es el papá. Percibo en esta película una
generalización de acciones que dañan la imagen femenina, de manera directa a la
sociedad norteamericana.
Padre e
hija regresan a Acapulco, donde les
esperan los amigos de siempre, entre ellos un hombre maduro, que en la vida
real no es actor y sufre una discapacidad, característica que aprovechan en la
filmación para hacer reír, pero que en realidad provoca indignación entre los
asistentes.
Total la niña
muere sin que se sepa de qué en brazos del que creyó su padre. La gente se
conmueve gracias al carisma de la niña, el resto de los actores son poco
convincentes.
En lo personal
yo si quiero la “devolución” del
costo de mi boleto, porque este fue un fraude mediático, una publicidad engañosa, a la que tristemente nos
hemos ido acostumbrando.
Antonieta B. de
De Hoyos Oct/23/13
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