¡Quiero ser una Gran
Persona!
Siendo franca debo
aceptar que a mí me gustaría ser reconocida como una gran persona, pero a la
vez también quisiera saber, cómo reconocer en los demás esta cualidad.
Entonces lo primero que
debo hacer, es luchar por conservar mi forma de pensar de manera independiente
de la opinión pública, sentirme segura de que lo que digan los demás nunca va a
marcar mi pauta, ni a modificar mi forma de pensar y de ser.
Pero para lograrlo, es necesario
que desde la infancia me hayan enseñado lo que significa la prudencia, sobre
todo a controlar esos actos cotidianos que en ocasiones violentan la situación.
En esos primeros años es indispensable la formación de un recio carácter basado
en valores y principios que ayuden a convivir en armonía, alejados de gritos y
desesperaciones.
A través de la historia
hemos podido reconocer, que las grandes personalidades pensaban con claridad, hablaban con inteligencia y vivían
con sencillez, su esperanza la cifraban en un futuro esperanzador. Si en algún
momento se regresaba al pasado, era para recordar la lección aprendida que le sirviera
para ser mejor persona.
Dicen los que saben,
que su cualidad más valiosa es que siempre tienen tiempo, son sumamente
organizados, todo lo tienen bajo control.
Jamás menosprecian a
nadie, son amables y alegres, además observan todo con detenimiento, por eso
disfrutan cada instante. Gozan con intensidad la quietud de la noche lo mismo
que el radiante sol, admiran la belleza del arte en todas sus manifestaciones.
La vanidad no habita en
ellos porque no buscan alabanzas, tampoco gustan de ofender, al hacer balance
se dan cuenta de que tienen mucho más de lo que creen merecer.
Su curiosidad los lleva
a aprender hasta de los niños y lo más especial es que consideran que lo que
hacen no es un trabajo, es el medio que les permite sentir placer sin necesidad
de recompensa.
Disfrutan de cierto
aislamiento espiritual, espacio al que no llegan halagos ni censuras, pero este
auto aislamiento no es algo frio, ahí mismo aman, sufren, piensan, comprenden.
La posición social o el
dinero no le son indispensables, si aparecen no estorban, aunque lo más
importante para ellos es lo que representa su semejante. Si llegaran a cometer un
error, aceptan con gusto el cambio, pero no se dejan influir y respetan sin
condiciones la verdad. Tienen una mente de adulto dentro de un corazón de niño,
siempre se permiten el tiempo necesario para conocerse a sí mismos tal cual son
y conocer a Dios.
Después de leer lo
anterior me convencí de que no debemos conformarnos con ser buenas personas,
porque tenemos todo lo necesario para convertirnos en “grandes personas”,
recordemos que la Grandeza no se compra, se obtiene con un corazón humilde ante
Dios.
Antonieta B. de De
Hoyos 4/29/20
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