miércoles, 1 de abril de 2020


Administremos el buen tiempo.
.-Un hombre decidió pasar algunas semanas en un monasterio de Nepal. Cierta tarde entró en uno de los numerosos templos de la región y encontró a un monje sentado en el altar, sonriendo.Le preguntó por qué sonreía. «Porque entiendo el significado de los plátanos», fue su respuesta. Dicho esto, abrió la bolsa que llevaba, extrayendo de ella un plátano podrido. «Esta es la vida que pasó y no fue aprovechada en el momento adecuado; ahora es demasiado tarde.» Enseguida, sacó de la bolsa un plátano aún verde, lo mostró y volvió a guardarlo. «Esta es la vida que aún no sucedió, es necesario esperar el momento adecuado. «Finalmente tomó un plátano maduro, lo peló y lo compartió con él. «Esta es la vida en el momento presente. Aliméntate con ella y vívela sin miedos y sin culpas.
Esta anécdota me fascinó, sentí que este ejemplo cabía perfectamente en el crítico momento que estamos viviendo.
La mayoría estamos asustados no por lo que pueda pasarnos con el “covi”, sino por lo que pudiese suceder a algunos de nuestros seres queridos, dolor entrañable que resulta a veces casi imposible de superar.
Desde que nací amé intensamente a mi padre. Recuerdo que mucho antes de que sucediera, pensé en el momento en que Dios lo mandara llamar y lo alejara de mi lado. Cuatro décadas de felicidad pasaron para que inesperadamente un infarto le quitara la vida. Me sentí morir, pasó más de un año para que aceptara su ausencia, no del todo por supuesto, pero si lo suficiente para retomar el camino.  
¿Pero qué sucedió después? Dios ocupó su lugar en mi corazón. Desde aquel doloroso suceso mi espíritu se fortaleció, aquella débil criatura cambió por completo. Las personas que me rodeaban adquirieron un enorme valor, conocí la humildad al aceptar su voluntad.  
Hoy tenemos miedo ante lo que se presenta, estamos desesperados por salir a la calle, por asistir a frívolas reuniones, por malgastar el dinero en compras innecesarias, por aparentar lo que no somos.
Dios nos está dando la oportunidad de tiempos mejores a través de duras lecciones, pero todo dependerá del cristal con el que veamos este renacimiento.
Aprovechemos el tiempo que tenemos, vivamos con verdadero amor las relaciones personales, amemos a la pareja, a los hijos a todos con los que convivimos, conocidos y desconocidos, hagamos todo el bien que podamos, compartamos nuestros bienes con los más necesitados.
Leí en un libro saturado de sabiduría que: Dios otorgó la inteligencia  a los seres humanos para que trabajaran y se enriquecieran pero, con el propósito de que compartieran esos bienes con los desposeídos, jamás para que con codicia los acumularan.  
Esta desafortunada pandemia nos ha obligado a despedir por igual a seres queridos sean pobres o ricos. Disfrutemos el buen tiempo en nuestro diario vivir; cantemos, bailemos, riamos, abracemos y amemos, porque los días malos llegarán en cualquier momento.
…! Dios nos proteja ¡
Antonieta B. de De Hoyos                                           4/1/20

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