miércoles, 29 de agosto de 2018


¿Qué dice la Biblia sobre los migrantes?
Hay varios pasajes en la biblia que nos ayudan a comprender la Palabra de Dios, sobre los hombres y mujeres a quienes la vida ha conducido lejos de sus hogares.
En medio de la actual crisis humanitaria que sufrimos, es necesario volver a leer con detenimiento algunos de los pasajes más destacados de la Palabra de Dios, sobre las personas que se ven obligadas a emigrar y a separarse de sus tierras de origen.
Hace poco más de veinte años, me ofrecí como voluntaria en la Asociación Defensora de los Derechos Humanos A.C. que presidía el médico cirujano Sr. Miguel Rojas Hernández (+).  En  aquellos tiempos la sociedad sufría momentos bastante difíciles a causa de los abusos de autoridad y del crimen organizado. No sé por qué, pero el poseer una identificación como miembro activo de esa prestigiosa asociación, me daba una mayor tranquilidad cuando mis adolescentes salían a la calle para divertirse.
Fue entonces que me enteré de la enorme migración que se vivía alrededor del mundo, principalmente en los lejanos países europeos, asiáticos y africanos, lastimados por la más terrible hambruna. Una década después la migración acostumbrada de mexicanos hacia el país del norte en busca de empleo se multiplicó, al unírsele a esas caravanas cientos de ciudadanos centroamericanos de Guatemala, Honduras y Nicaragua. 
Lo alarmante es que hoy también llegan a México para usarlo como trampolín, gente de  Haití y África. No saben el idioma, desconocen los caminos, no traen dinero suficiente para sus gastos, pero aun así emprenden la riesgosa aventura de cruzar el Rio Bravo del Norte, que demarca la frontera México-Estados Unidos y que para desgracia, día a día cobra vidas inocentes en sus turbulentas aguas.     
En la biblia está escrito, que junto con los huérfanos y las viudas los emigrantes constituyen la trilogía típica del mundo de los marginados en Israel. Para ellos Dios pide un trato digno y de especial respeto y atención:
«No vejarás al emigrante» «No lo oprimiréis» «No lo explotaréis» «No negarás el derecho del emigrante» «Maldito quien viole los derechos al emigrante».
«Al forastero que reside junto a vosotros, lo miraréis como a uno de vuestro pueblo y le amarás como a ti mismo» «Cuando siegues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no vuelvas a recogerla; déjasela al emigrante, al huérfano y a la viuda».
Lo cierto es que los habitantes no estamos molestos por la llegada de migrantes ni tampoco evitamos ayudarles. A lo que tememos es a los abusos que ellos cometen en su desesperación por conseguir sustento.
Es una  realidad que la economía en el país no está en auge, pero nada impide que hagamos un guardadito y lo llevemos a los sitios de acopio. Sabemos que necesitan con urgencia nuestro apoyo y el de las autoridades.
Ofrezcamos con amor lo que podamos y oremos por ellos con infinita fe, porque en este caminar hemos comprobado, que Dios siempre escucha las plegarias.    
 Antonieta B. de De Hoyos                                    8/29/18                         

1 comentario:

Luz Elena dijo...

Excelente comentario, lo compartiré a ver de qué manera podemos ayudar. Saludos Toñeta