Las cinco esferas.
Fue más o menos a
finales del siglo pasado cuando asistí a un “Congreso Internacional de Mujeres”
en la ciudad de Saltillo. Acepté de inmediato, estaba segura de que sería una
semana de mucho provecho ya que las expositoras, eran personas famosas en el
ámbito cultural, político, empresarial, social y de Derechos Humanos.
Todas fueron
sensacionales, su elocuencia era fuera de serie, el lenguaje jamás se vio
saturado de palabras rimbombantes que impidieran a las presentes, dueñas de una
vasta cultura comprender el mensaje.
Pero hubo una en
especial, una dama de origen japonés, empresaria exitosa en el mundo juguetero,
cuya exposición caló en lo más profundo de mi alma, al compartido como una
maravillosa experiencia personal.
Comenzó su discurso aceptando
con humildad su triunfo inusitado en los negocios y más aún en su vida familiar.
De inmediato continuó con su plática: “Primero quiero que imaginen que tienen
entre sus manos cinco esferas malabareando en el aire, ellas representan tu trabajo, tu familia, tu
salud, tus amigos y tu vida espiritual y lo más importante, debes mantener a
todas en el aire”.
Prosiguió; “Pronto te
darás cuenta que la del trabajo parece como de goma, si la dejas caer rebota y si se va regresa, quizás en otra
modalidad pero regresa. Las otras cuatro esferas; la familia, la salud, los amigos
y el espíritu, son frágiles como el cristal si las dejas caer saldrán astilladas,
incluso rotas, nunca vuelven a ser lo mismo, por eso es indispensable reconocer
su enorme valor para jamás descuidarlas”.
En este mensaje establece
claramente que es muy bueno ser eficiente en el trabajo, siempre y cuando se
respete un horario de oficina, que deje tiempo para convivir con la familia y amistades.
En cuanto a la salud enfatiza
que requiere de una atención especial, por ejemplo: darse tiempo para hacer
ejercicio, comer sano y evitar toda clase de chatarra, ser estricto en el
control de los excesos en alimentos, bebidas y tabaco, sin olvidar los valiosos
espacios de descanso. En la actualidad, los médicos recomiendan retomar la clásica
siesta, después de la comida del mediodía.
Ya para despedirse señala como trascendente la
vida espiritual, porque es la que nos
conduce a la eternidad.
Existir implica
sufrir altas y bajas y aunque la vida es
relativamente corta, no nos damos cuenta de ello sino hasta que está a punto de
terminar. Por eso con gran
responsabilidad, necesitamos desacelerar el paso, aprender con gusto cada una de las lecciones recibidas. Vivamos
intensa, apasionadamente cada minuto, cada hora, cada día malabareando con
extremo cuidado estas cinco esferas.
Terminemos nuestra
jornada con la satisfacción de haber cumplido y si es posible ya que nunca
estará de más; pronunciar antes de dormir una sentida oración de agradecimiento,
unida a una cálida suplica por un nuevo amanecer pleno en bendiciones para
todos.
Antonieta B. de De
Hoyos 8/15/18
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