miércoles, 15 de agosto de 2018


Las cinco esferas. 
Fue más o menos a finales del siglo pasado cuando asistí a un “Congreso Internacional de Mujeres” en la ciudad de Saltillo. Acepté de inmediato, estaba segura de que sería una semana de mucho provecho ya que las expositoras, eran personas famosas en el ámbito cultural, político, empresarial, social y de Derechos Humanos.
Todas fueron sensacionales, su elocuencia era fuera de serie, el lenguaje jamás se vio saturado de palabras rimbombantes que impidieran a las presentes, dueñas de una vasta cultura comprender el mensaje.
Pero hubo una en especial, una dama de origen japonés, empresaria exitosa en el mundo juguetero, cuya exposición caló en lo más profundo de mi alma, al compartido como una maravillosa experiencia personal.
Comenzó su discurso aceptando con humildad su triunfo inusitado en los negocios y más aún en su vida familiar. De inmediato continuó con su plática: “Primero quiero que imaginen que tienen entre sus manos cinco esferas malabareando en el aire,  ellas representan tu trabajo, tu familia, tu salud, tus amigos y tu vida espiritual y lo más importante, debes mantener a todas en el aire”.
Prosiguió; “Pronto te darás cuenta que la del trabajo parece como de goma, si la dejas caer  rebota y si se va regresa, quizás en otra modalidad pero regresa. Las otras cuatro esferas; la familia, la salud, los amigos y el espíritu, son frágiles como el cristal si las dejas caer saldrán astilladas, incluso rotas, nunca vuelven a ser lo mismo, por eso es indispensable reconocer su enorme valor para jamás descuidarlas”.
En este mensaje establece claramente que es muy bueno ser eficiente en el trabajo, siempre y cuando se respete un horario de oficina, que deje tiempo para convivir  con la familia y amistades.
En cuanto a la salud enfatiza que requiere de una atención especial, por ejemplo: darse tiempo para hacer ejercicio, comer sano y evitar toda clase de chatarra, ser estricto en el control de los excesos en alimentos, bebidas y tabaco, sin olvidar los valiosos espacios de descanso. En la actualidad, los médicos recomiendan retomar la clásica siesta, después de la comida del mediodía.    
Ya para  despedirse señala como trascendente la vida  espiritual, porque es la que nos conduce a la eternidad.   
Existir implica sufrir  altas y bajas y aunque la vida es relativamente corta, no nos damos cuenta de ello sino hasta que está a punto de terminar.  Por eso con gran responsabilidad, necesitamos desacelerar el paso, aprender con gusto  cada una de las lecciones recibidas. Vivamos intensa, apasionadamente cada minuto, cada hora, cada día malabareando con extremo cuidado estas cinco esferas.  
Terminemos nuestra jornada con la satisfacción de haber cumplido y si es posible ya que nunca estará de más; pronunciar antes de dormir una sentida oración de agradecimiento, unida a una cálida suplica por un nuevo amanecer pleno en bendiciones para todos.
Antonieta B. de De Hoyos                         8/15/18  

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