miércoles, 1 de noviembre de 2017

Empieza la cuenta regresiva.
Por Antonieta B. de De Hoyos.                                  Nov./5/17
   Ya llegó noviembre y con el empezamos a  sentir la víspera navideña,  quizás algunos se distraigan comprando regalos pero los más, experimentamos en nuestro corazón la nostalgia por el año que se va, y el agradecimiento eterno por todos aquellos que hemos tenido el privilegio de verlo pasar.
   El domingo, fui a la misa que acostumbro, muy temprano a las ocho, fue una fría mañana y la iglesia estaba aún sin calefacción, por eso entre temblores repentinos y disimulados bostezos, intenté comprender el mensaje del Evangelio. El sacerdote fue muy claro en su sermón, nos dijo que para ser un buen cristiano había que prestar atención a los siguientes mandamientos:
   El primero lo encontramos en el Antiguo Testamento “Amarás a Dios por sobre todas las cosas”. Lo que significa tener siempre en cuenta la presencia divina en nuestro diario vivir: acercándonos a los sacramentos, rezar, acudir al templo, a misa los domingos etc. 
    La siguiente sentencia la pronunció Jesucristo al recomendarnos “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” aquí se nos indica que debemos a como dé lugar, aunque nos cueste mucho sacrificio, evitar los malos pensamientos y las malas acciones, con las que podríamos  perjudicar a nuestros semejantes.
   Esta cristiana actitud, la representó como una línea vertical, por donde suben al cielo nuestras oraciones, después trazó una simulada línea horizontal donde toda aquella devoción, debe transformarse en buenas obras hacia los demás. 
     De nada servirá  rezar y rezar, entrar de rodillas al templo, dar cuantiosas limosnas, realizar bellísimos apostolados; si dañamos, despojamos, maltratamos, ofendemos, humillamos, y lo que es peor somos completamente indiferentes a lo que sucede a nuestro derredor.
   Decir: “soy así y así me he de morir” no va con ninguna doctrina, los creyentes sabemos que  a través de las  experiencias buenas o malas, vamos moldeando nuestro carácter en busca de la perfección, lucha constante en contra de lo que hoy la modernidad aconseja: diviértete no importa si en esa loca carrera, dañas a los que más quieres.
   Hace unos días, leí una nota periodística por internet que informa de la cantidad de personas, desde adolescentes hasta adultos mayores, que están muriendo en Estados Unidos por su adicción a las drogas. Calculan más de 65 mil al año,  (miles de familias rotas), saberlo me conmocionó, imaginé la terrible soledad en la que viven, en el desamor familiar y social, la frustración ante lo que no se puede tener, la pérdida total del sentido de la vida, al alejarse de Dios. Desesperante situación que les conduce a buscar la muerte como única solución.

   En este ya próximo “Tiempo de Adviento”, no estaría de más retomar la práctica de las virtudes en hogares y lugares de trabajo, que tal si con esa actitud salvamos sin darnos cuenta, a alguien víctima de la indiferencia que nos abruma. 

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