La sabiduría de mamá.
Por Antonieta B. de De Hoyos 5/6/17
Es tanta la información y desinformación que recibimos en la
actualidad, que a veces tenemos la impresión de que no nos conocemos, por eso
ingenuamente seguimos los reglas que otros indican, a pesar de que la mayoría
de las veces no nos agraden y lo que es peor, no pasan ni 24 horas en que éstas
ya han sido modificadas.
La cadena generacional soltó un eslabón, los jóvenes de pronto miraron
con indiferencia la conducta de mamá, borraron la línea que separa el bien del
mal, la novedad los deslumbró y nadie se dio cuenta de que eran manipulados por
personas sin escrúpulos, a través de las redes sociales y los diferentes medios
de comunicación.
Ahora, después de casi cuatro décadas de desengaños, la generación
femenina recién llegada aun no comprende lo que sucede; miran hacia atrás y
contemplan asombradas la manera en que las mujeres de antaño organizaban su
hogar, con pobreza quizás, pero con la honradez y la tranquilidad de
conciencia, que le daba solidez a su matrimonio. Las jóvenes hoy quieren ser
felices de verdad, no bajo la influencia de alcohol ni drogas, les urge
disfrutar de la vida buena, pero saben que para lograrlo, necesitan retomar
algunos de los viejos consejos de mamá, por ejemplo:
Descarta todo aquello que acarree tristeza, dolor, estrés y sufrimiento,
a través de la oración, la reflexión, el perdonar y perdonarte. Fortalece el espíritu lo
suficiente como para ir al encuentro de los sueños, los tropiezos deberán ser
guardarlos como valiosas experiencias, en el baúl de los recuerdos.
Es indispensable quitar de la mente el controlar a los demás, aunque
te mueva el noble deseo de que nadie fracase y no olvides que de los errores se
aprende, por eso una buena madre sí conseja a sus hijos, pero luego los deja
libres para elegir, a pesar del dolor que pudieran causarle. Por experiencia
propia, sabemos que la fe alivia en la adversidad y que jamás debemos tomar
como nuestras, las responsabilidades ajenas.
Hay que dejar de lado la mala costumbre de imponer ideas, porque así
solo se provocan resentimientos, es mejor dejar pasar para no dañar y
convencerse de que discutir avejenta y altera el carácter, además, de que si
estás en lo correcto, pronto se sabrá. Ya no se vale fingir para que otros te
quieran, porque la autenticidad va en auge. Quéjate poco, de lo contrario te
convertirás en una quejumbrosa condenada a la soledad.
Recuerda que todos en la familia merecen ser felices, y que para
lograrlo deberás esforzarte en criticar menos y perdonar más. Urge aceptar el
paso del tiempo con sus cambios y que tarde o temprano envejeceremos. Por eso
del ayer, añora lo más bello y hoy, siéntete muy orgullosa de lo que estás
viviendo. No te apegues a nada, todo es pasajero, solo el inmenso amor de Dios,
es para siempre.
¡Feliz día de las madres!
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